BIENVENIDOS AL BLOG DEL GUAPO HACKER

jueves, 7 de junio de 2012

LA COMUNICACIÓN INFORMAL

 

 a) La conversación y el rumor 

El Rumor es la forma más clara de la interacción humana. Puede significar 3 cosas: 

— Es la forma de comportamiento colectivo: Une a los individuos el mensaje común que es recibido, transformado, comunicado y transmitido. 

— Es la forma de comunicación informal: En las relaciones humanas hay relaciones de amistad o más triviales, menos profundas. 

— Es la forma de expresión de la opinión pública: Allí donde haya algo interesante y ambiguo, allí aflora el rumor.

 Donde hay tensiones y conflictos sociales. Cuando fallan las fuentes de comunicación, se dispersa la curiosidad: si no llega la información, nos lo inventamos, así crece el bulo y el rumor se dispara. En un principio, aparece como un problema psicológico y personal, luego en un problema social a medida que crece el rumor. Las historias y los mitos comenzaron como un rumor. Cuando el rumor se consolida, se crea la leyenda, el mito. Aunque siempre hay una parte de verdad en los mitos. Algunos autores dicen que "la leyenda es el rumor que ha pasado a formar parte de la herencia verbal de un pueblo".

 El retrato-robot del rumor: 

— No debe exceder de cierta extensión o complejidad. Debe ser una idea simple y de comprensión universal en su origen. 

— Tiende, según Gestalt, hacia la "buena forma". Las cosas que están inacabadas, según esta escuela, las intentamos acabar y darles forma, dejar las cosas bien acabadas. El adorno que hacemos de una noticia que no nos gusta es la "buena forma". El proceso de la información es el proceso de rumor. 

— Cuento más se aleja de un hecho conocido o confirmado "mayor será su deformación". 

b) Dirigir la palabra 

Al ir recorriendo el camino del buen tono, tropezaremos con pequeñas cosas que parecerán poco importantes para la persona que observa y, sin embargo, son básicos para dar aplomo en sociedad. Esas pequeñas cosas, también tienen su razón de ser, entre ellas se encuentra, lo que concierne al modo de dirigir la palabra. ¿Debemos dirigir la palabra a las personas que encontramos en un local público o por la calle, además de saludarlas? ¿En qué ocasiones podremos hacerlo y en cuáles está prohibido? En ocasiones, se nos presentan momentos de duda ante un posible encuentro. ¿Dirijo la palabra o no? Para evitar esto, tengamos en cuenta que si nos encontramos con conocidos, tendremos que decidir a tiempo si vamos a pararlos o no y hacerlo en el momento oportuno. La cortesía ordena también que tengamos en cuenta la voluntad del otro y que reaccionemos de acuerdo con ella. Por lo general, no debemos detener a gente que tiene prisa, la mejor forma de darse cuenta de esta situación es poniéndonos en el lugar de la otra persona y así, no cometeremos esa falta. ¿Quién dirige la palabra a quien? El mayor al más joven, el superior al subordinado, la señora al caballero. ¿Cómo se debe dirigir la palabra? Dirigir la palabra es un arte tanto en la vida privada como en la profesional. No solamente es cuestión de fórmula, sino que hace la foto de las personas. La palabra revela el buen o mal tono. Se debe designar a cada persona por su nombre y jamás se dirá éste o aquel. No resulta de mal tono preguntar ocasionalmente a alguien: por favor, ¿cómo se llama usted?. Porque el hombre es un ser vanidoso y se ofende si los otros olvidan su nombre, ya que ello demuestra que no ha causado demasiada impresión. Es importante que en la vida personal y sobre todo en la profesional, la Secretaria de Dirección recuerde bien los nombres de las personas. Hay que tener cuidado con esas pequeñas faltas que se cometen a diario al hablar. Está mal contestar Si o No a secas, cuando se nos pregunta algo, se dirá, por ejemplo, si Señor. López, suavizando así la afirmación o negación. Cuando se entra en un despacho, siempre se dirá Buenos días Señor. X (saludo + nombre). Las conversaciones adquieren un tono más personal, si durante ellas se nombra a los interlocutores.

 c) Comunicación y cognición

 El proceso de la comunicación consiste en la transmisión, hombre a hombre, de significados con cierto contenido intelectual o cognitivo, para evocar en otra persona el mismo contenido. Implica el intercambio conceptual entre dos o más interlocutores conscientes, fundamentado en el análisis y orientado a la aparición o modificación concertada de una conducta. Así, la interacción discursiva presenta una doble estructura cognitivo - comunicativa que se basa en la confrontación respectiva de las experiencias previas y el conocimiento de una realidad particular por parte de cada participante en el proceso, con el contenido de cada uno de los mensajes intercambiados. La validez de un acto comunicativo no se puede entender por aislado como la adecuada emisión de oraciones sintáctica y semánticamente bien estructuradas. Implica partir de un individuo que tiene un "Mundo Interno Subjetivo" caracterizado por sus conocimientos, experiencias, cultura, pertenencia a una familia y a un grupo social, estado de salud, anímico, etc., el cual en determinadas circunstancias, un lugar y un momento específicos tiene la intención de informar algo a otro individuo con un "Mundo Interno Subjetivo" diferente, con el fin de lograr un acuerdo enmarcado en una situación contextualizada. Este acuerdo proposicionalmente diferenciado externamente, merced a la estructura lingüística, tiene que ser aceptado internamente como válido por los participantes. Es decir, no puede quedar en el aire la duda acerca de la intencionalidad real que tenían los interlocutores al expresarse. Un amplio número de estudios han reportado cómo el discurso, de tanto adultos como niños, se relacionan con actividades específicas. Wood, McMahon y Cranstoun (1980); Bruner (1983); y Tizard y Hughes (1984) han explicado la manera en la cual ciertas actividades favorecen la comunicación. Por ejemplo, cuando un adulto y un niño pequeño (alrededor de los 18 meses) leen juntos un libro, la rutina de sentarse cerca y voltear las páginas ayuda a establecer exactamente de qué se está hablando. Además, la estructura de la actividad y su naturaleza repetitiva hacen más fácil para el primero predecir la respuesta lingüística del segundo. En conjunto, estas características incrementan las oportunidades de que el adulto sea capaz de determinar lo que el niño está intentando decir, aunque su articulación todavía tenga un pobre desarrollo. De otro lado, las expectativas convencionales acerca de qué significados son apropiados para la actividad permite inferir una estrecha gama de posibles interpretaciones y se reduce la posibilidad de que se confunda la intencionalidad del niño. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario