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jueves, 7 de junio de 2012

LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN


a) Introducción 

Todos los seres vivos, incluyendo al ser humano, delimitan su territorio individual o espacio personal mediante señales o signos espaciales, visuales, orales, temporales, químicos, etc., que constituye una extensión del organismo. La proxemia, junto con los aspectos supra-segmentales del habla, la kinesia y cronémica conforman las que se pueden llamar variables paralingüïsticas de la comunicación. El espacio que la persona utiliza al interactuar, tanto con objetos como con personas, informa sobre muchos aspectos inherentes a su estatus, intereses, intenciones, etc. Las primeras nociones sobre proxemia aparecieron en los estudios etológicos respecto a la conducta animal. Más tarde, este concepto fue recogido por los antropólogos y otras disciplinas, entre ellas la Terapia del Lenguaje, Fonoaudiología o Logopedia. El espacio personal en oficinas, escuelas, prisiones etc., ha sido objeto de diversos estudios, con el fin de conocer y favorecer las interrelaciones entre sus potenciales "habitantes". La ubicación de muebles y otros elementos en el espacio, puede favorecer o perjudicar la comunicación. Unas sillas situadas en semicírculo facilitarán la interacción de los integrantes dentro de una institución, mucho más que si éstas se colocaran unas detrás de otras, formando hileras. Estas razones evidencian la necesidad de considerar las normas proxémicas a la hora de diseñar las construcciones, teniendo en cuenta el uso que se le va a dar a las mismas y las características de aquellos que van a convivir o interactuar en ellas. La distancia entre dos personas, generalmente es un indicador del deseo o intencionalidad por establecer una relación o interacción. Sin embargo, factores culturales como las jerarquías, la autoridad o el liderazgo, son variables que determinan el grado de proximidad espacial.

 Es evidente que la proxemia es un componente de la cultura, de manera que la delimitación o empleo del espacio varía significativamente de un sistema cultural a otro. La mayoría de los estudios sobre las diferencias culturales en la proxemia coinciden en la división entre culturas de contacto y culturas de no contacto. En la primera categoría se incluyen a los latinos, árabes y mediterráneos. En la segunda se encuentran los norteamericanos, europeos del norte y asiáticos. Según HALL, los ingleses, por ejemplo, desde pequeños comparten el espacio con los hermanos, de modo que su actitud para con su propio espacio es bastante diferente a la de otras culturas. Para ellos la privacidad espacial no es tan relevante, sino que manejan interiormente una serie de barreras, levantadas para aislarse cuando están en presencia de otras personas. Es decir, son capaces de estar solos, aún rodeados de muchas personas. Por ello, para los ingleses la proximidad espacial no implica necesariamente relaciones, ni comunicación. Los ingleses están acostumbrados a escuchar atentamente, a prestar atención, y mantienen contacto permanente ojo a ojo, en las conversaciones. Por esta razón necesitan mantener distancias de unos dos metros, como mínimo, para no distorsionar la imagen. Esta característica puede crear importantes problemas en la interacción con un indígena wayuu (de la Alta Guajira, en Colombia), ya que mirar a los ojos es violar su espacio y dignidad personal. El espacio personal en las culturas mediterráneas y, sobre todo en las latinoamericanas, tiene unos límites más reducidos. Hay una mayor aproximación y participación sensorial, incrementándose el contacto ocular y físico en las interacciones. Dentro de cada cultura, los interlocutores conocen implícitamente cuáles son las distancias más adecuadas para cada interacción o relación. Tales espacios manifiestan significados compartidos, fruto de la socialización, y predisponen formas de comportamiento para la obtención de determinados logros.

 b) Implicaciones de la proxemia para la terapia del lenguaje, fonoaudiología o logopedia 

Se debe admitir que un gran número de personas con Discapacidad presenta alteraciones marcadas en su comunicación, debido a la idea popular de que la expresión oral es la forma básica para interactuar dentro de una sociedad. Pero más allá, por el predominio de mitos e inexactitudes acerca de lo que significan Comunicación Humana y Discapacidad. A menudo se lanzan campañas de sensibilización a la comunidad acerca del buen trato a los niños, el respeto por la diferencia, o se dictan medidas legales para garantizar el acceso de las personas con Discapacidad a la educación o al trabajo. Esto se contradice con la falta de políticas y acciones concretas para la capacitación y formación de la familia, las instituciones educativas y la comunidad, con miras a la diaria interacción con estas personas y su apoyo hacia una real integración con la sociedad. La Terapia del Lenguaje, Fonoaudiología o Logopedia es la disciplina profesional de la Ciencia de la Comunicación Humana y sus Desórdenes, cuyo objeto de estudio es el proceso de interacción comunicativa del hombre. Éste es visto como el intercambio de mensajes en forma intencional y relevante entre dos o más participantes conscientes, y orientado a la aparición de una conducta o actitud cognitivo - comunicativa concertada, que permita el acceso al conocimiento. 

El Terapeuta del Lenguaje, Fonoaudiólogo o Logopeda asume un papel provocador para el análisis de los potenciales cambios que debe asumir una persona que presente dificultades para comunicarse adecuadamente. Tal análisis debe hacerse en conjunto con su familia, el equipo profesional de una entidad educadora (sea en lo social o en el área de la salud) y la comunidad. No puede conformarse con un simple listado de necesidades o descripciones técnicas disciplinares, sino que en el análisis de las mismas es fundamental el conocimiento de los valores, creencias, costumbres de la persona y su comunidad, en relación con el abordaje de la problemática. Ante todo, este profesional busca el bienestar comunicativo de las personas, que propicie un adecuado desempeño social y educativo. Por otro lado, asume al ser humano como generador y usuario del lenguaje, el cual comprende la integración de cuatro estructuras principales: neurológica, psicológica, lingüística y social. Esta red de alta complejidad posibilita la codificación y descodificación del acto comunicativo, traduciendo en palabras, parte del pensamiento del individuo. Lideres en la reformulación de los paradigmas de la Terapia del Lenguaje, Fonoaudiología o Logopedia como Costello (1983), Damico (1987), Miller (1989), Nelson (1989, 1990) y Simon (1987) cuestionan la efectividad de los procedimientos clínicos tradicionales para la intervención terapéutica en este campo. Anteriormente los profesionales de esta disciplina "atendían pacientes" dentro de un consultorio, sin que la familia o el educador supieran cómo se estaba adelantando el proceso terapéutico. Por otro lado, el "usuario" era visto como un ser sin determinación que repetía lo que se le solicitaba. No se le permitía participar en la toma de decisiones respecto a su proceso interno de valoración de la situación y los posibles y deseados cambios en la misma. Una de las principales ayudas que puede ofrecer un Fonoaudiólogo, Terapeuta del Lenguaje o Logopeda es proporcionar modelos adecuados para hacer participar a la madre y al padre, proponerles que se acerquen y le hablen al hijo, promoviendo la recuperación del diálogo entre los padres y el niño, sobre todo en el caso de niños con discapacidades severas. La competencia comunicativa se adquiere desde la infancia. Los padres se convierten en interlocutores de las necesidades y afectos de su hijo y le ofrecen el modelo para el aprendizaje de estructuras lingüísticas, mucho antes de que el niño pueda hablar. Creemos que estimulando el lenguaje, en forma natural, por medio del diálogo y el juego, el cerebro puede aprender. Si hay zonas del lenguaje dañadas, otras zonas pueden tomar la función de éstas. 

Lo importante es el estímulo constante, sistemático, adecuado a las condiciones del niño y su familia. Para ello no hay necesidad de contar con espacios alejados del mundo cotidiano. La apertura de espacios para la persona con discapacidad es tangible si se gesta desde el interior de las organizaciones formales e informales. Exige un trabajo permanente en la estructuración de diseños intergrupales, credibilidad institucional y una intencionalidad de las comunidades que comparten la problemática del individuo y que aúnan esfuerzos para una cualificación de su vida en un plano de equidad respecto a sus congéneres. Las comunidades deben arbitrar recursos y movilizarse estratégicamente para lograr el bienestar del individuo y su ascenso en la comunidad con base en los derechos humanos. Se parte de que cada individuo con discapacidad desde que nace, interactúa con un ambiente y tiene una serie de experiencias que le permiten paulatinamente comprender, valorar y prospectar su propia existencia. Posee unas características que varían de acuerdo con el proceso evolutivo, las cuales están determinadas por variables madurativas, hereditarias y heurísticas. De lo anterior se desprende que no se trata de rotular al sujeto como "discapacitado" sino de ubicarlo en una óptica de oportunidades en la familia, institución educativa y comunidad. Esto representa un conocimiento del niño como individuo único e irrepetible que tiene unas potencialidades a aprovechar en el medio circundante y susceptible al cambio, dada la permeabilidad en su estructura psíquica. El ambiente de atención será todo el entorno que rodea a la persona, sin necesidad de crear uno específicamente para este fin. Corresponde a la familia el establecimiento de unas relaciones reforzantes con el niño, la creación de un ambiente de estimulación desde períodos tempranos del desarrollo lo que repercute significativamente en la competencia social, desempeño intelectual e independencia personal, entre otros. La asesoría tiene un papel tanto de provocación como de capacitación. Sin embargo, las decisiones dentro de un proceso participativo son tomadas por la comunidad. De ahí que la asesoría sea la actividad profesional mediante la cual uno o más especialistas ayudan a una comunidad a moverse eficazmente en la dirección que ésta escogió y suprimir las barreras que la separen de la cotidianidad, posibilitando continuamente que los niños tengan un conocimiento del mundo que les rodea, de las fuerzas que actúan sobre ellos, y del desenvolvimiento histórico y social como seres autónomos, productivos, formados para la vida, convivencia y solidaridad humanos. 

c) Rapport (acompasamiento) 

El Rapport (la relación) es uno de los ingredientes imprescindibles para establecer una comunicación efectiva con los demás. Utilizamos la palabra "acompasar" para describir el proceso de acercarnos al modelo del mundo de la otra persona. Este proceso, utilizado de forma intuitiva por muchísimas personas, puede ser aprendido y practicado para mejorar la comunicación Existen tantas vías diferentes de acompasamiento como experiencias sensoriales seamos capaces de analizar y describir en el proceso de retroalimentar a la otra persona. Estas vías de retroalimentación o de acompasamiento han sido descritas en muchísimos libros de PNL(Programación neurolingüistica). 

Por ejemplo: 

— Postura corporal, movimientos y gestos. 

— Frecuencia y profundidad en la respiración.

 — Tiempo, tonalidad, ritmo y volumen al hablar. 

— Parpadeo y vías de acceso ocular.

 — Patrones de lenguaje (visual, auditivo, kinestésico, olfativo y gustativo). 

Pero observar al mismo tiempo todos estas vías es un trabajo endemoniado, prácticamente imposible. Por eso es mejor seleccionar una o dos y fijarnos especialmente en ellos para poder copiarlos. Si estás reflejando la postura corporal, la respiración y los gestos, es difícil que puedas también atender a la voz o a los patrones del lenguaje simultáneamente. Por eso es importante la práctica. Practicando se pueden ir aumentando poco a poco esas vías de acompasamiento hasta llegar al nivel de rapport deseado. Si uno de las conductas que quieres acompasar, por ejemplo el parpadeo o la respiración, no son confortables para ti, por el motivo que sea, cambia y busca alguna otra modalidad más adecuada para ti, un pequeño movimiento del brazo o alguna palabra que no repite con más asiduidad. Dependiendo de cuál sea tu propio sistema de representación del mundo, tu puedes fijarte y acompasar más fácilmente unos aspectos que otros. Para personas cuyo sistema de representación sea el Auditivo, copiar el tono de voz, el ritmo o los patrones de lenguaje podría ser mucho más fácil que calibrar la postura corporal o los patrones del parpadeo. El lenguaje utilizado por una persona conlleva no sólo información sobre el contenido del mensaje pensado, sino también sobre cómo esa persona está procesándolo y qué sistema de representación esta usando en ese momento. Escuchando, oyendo o sintiendo palabras y usando ese mismo sistema de representación para devolvérselo al otro, es otra preciosa forma de acompasar. Si las palabras que tú escuchas no son sensoriales ni visuales, auditivas, kinestésicas, olfativas o gustativas, quiere decir que la otra persona esta utilizando un lenguaje digital. El lenguaje puede ser copiado de los predicados de la otra persona o de otros indicadores de su sistema de representación interno, las vías de acceso ocular. La descripción de cómo utilizar estas vías la puedes encontrar en muchos de los primeros libros de PNL. 

Frecuentemente acompasar las vías de acceso ocular de otras personas con nuestro lenguaje nos hace enriquecer nuestro modelo del mundo, forzándonos a utilizar un lenguaje característico de un sistema que normalmente no utilizamos. ¿Cómo saber que es eficaz lo que estamos haciendo? Después de haber acompasado una conducta, puedes determinar si estas en rapport simplemente cambiando la conducta y verificando si la otra persona te sigue. Si la otra persona sigue tu nueva conducta quiere decir que estás en rapport. Si no te sigue quiere decir que no estas en rapport. En este caso, vuelve a acompasar su conducta de nuevo. Existen muchas áreas que se pueden acompasar: emociones, valores y creencias, aspectos culturales (de organización, de país o de región), meta - programas individuales, procesos de líneas del tiempo... No sólo es beneficioso acompasar para buscar comprensión, sino que con el acompasamiento se consigue también hacer más agradable el propio proceso, tener acceso a nuevas perspectivas del mundo diferentes a las propias, liderar conductas... Igualmente existen algunas circunstancias en las que es mejor no acompasar. Por ejemplo, cuando la conducta de la otra persona es incómoda para ti, viola alguno de tus principios o cuando el acompasamiento podría crear incomodidad al otro. Por otro lado, también podemos utilizar el no acompasar deliberadamente para poner límites a la otra persona o para acabar una conversación. 

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