Las opiniones y juicios de valor sobre la fuerza de ventas son tan variados que
resultan actualmente inclasificables.
Se nota de una manera muy general una revalorización constante de la profesión,
empresarial, social y económicamente.
Las últimas tendencias críticas tienden a dar un valor a la táctica de ventas, tan elevado
como a la estrategia y políticas de los otros aspectos conjuntos del marketing.
Cada vez son más frecuentes los directivos comerciales que poseen titulación
académica superior, gran capacidad intelectual y aptitud científica, dotes de organización
y mando. Y algunos vendedores también, no siendo pocos los que comparten
sus actividades de venta con otras artísticas, docentes, científicas y culturales. Hemos
conocido vendedores ingenieros, arquitectos, médicos, escritores, deportistas de élite,
docentes ... y un largo etcétera.
MANEJAR Y TRATAR CON LA GENTE ES DIFÍCIL Y HACERLO BIEN ES LA CUALIDAD MÁS SOLICITADA
EN UN JEFE Y EN UN VENDEDOR. ES MUCHO MÁS IMPORTANTE QUE CUALQUIER OTRA COSA EN LA
EMPRESA. HASTA LOS BANCOS, CON TODA SU IMPONENTE FRIALDAD, TIENEN ESTABLECIDO UN
RANKING ENTRE ELLOS POR SU CAPACIDAD DE TRATO Y SIMPATÍA.
Vivimos en la era de la negociación: nuestra vida está tan llena de negociaciones,
que a veces ni nos damos cuenta. El ámbito político internacional llena la prensa de
titulares sobre negociaciones. Se negocia hasta con los terroristas. Se negocia en la
tienda, en el trabajo y en la familia. Los conflictos laborales siempre terminan en
negociación.
En la empresa, los expertos en tan necesarias negociaciones son los componentes
de la fuerza de ventas.
Antaño se utilizaba a los vendedores para suministrar a los compradores los bienes
y servicios que la empresa deseaba producir. Actualmente los vendedores tienen que
dedicarse a crear clientes y luego mantenerlos satisfechos.
Como, por otra parte, nos encontramos hoy en día con infinidad de productos similares
en naturaleza, precio, presentación y distribución, y como además la misma
venta cambia porque los compradores son cada vez más poderosos, informados y profesionales,
resulta que lo que diferencia a unas empresas de otras es a veces tan sólo
la calidad de sus vendedores.
Todo equipo de ventas ha de cumplir lo mejor posible la verdadera razón de su
existencia: identificar las necesidades de los clientes y satisfacerlas.
Los medios de satisfacer nuestras necesidades evolucionan y a menudo se complican.
El vendedor debe estar preparado para ello.
La publicidad no resuelve del todo este problema; la investigación de mercados, en
plan de limitarse a hábitos de compra, tampoco. El jefe de ventas y su equipo son los
que deben llenar todas estas carencias.
Todo jefe de ventas debería de vez en cuando hacer un examen de conciencia de
este tipo:
— Cuáles son los cambios que están experimentando mis mercados en productos,
precios y envases y cómo afectará esto a mis vendedores.
— Cómo se adaptarán estos vendedores a tales cambios.
— Qué acciones tengo que poner en práctica para realizar con éxito esas transformaciones
y adaptarlas.
Últimamente se habla mucho del "nuevo vendedor" como contrapuesto al "viejo
vendedor charlatán o buhonero".
El nuevo vendedor sigue necesitando salud, valor y dinamismo, pero también
necesita método, fiabilidad, prestigio y empatía; y algo muy importante cierta cultura
general, mucha cultura comercial. .
El aumento de dimensión de las empresas y de profesionalidad de los compradores
lleva consigo el tener capacidad estratégica de y de comunicación.
Antiguamente se veían en comercios muchas veces un cartel que decía: "prohibido
el paso a vendedores", lo que dejaba en muy mal lugar a éstos y le dio una imagen
muy equivocada al oficio. Desde entonces a la actualidad, la profesión de vendedor
ha mejorado mucho.
Muchos empresarios justifican erróneamente: "si estamos vendiendo, ¿qué sentido
tiene analizar, o mejorar en la gestión de ventas?". Pero cuando llegan las "vacas flacas"
sobreviene la emergencia: "¿por dónde comenzar a mejorar?
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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