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lunes, 4 de junio de 2012

EMPATÍA



"Camina un rato con mis zapatos" Proverbio indio 

Empatía es la habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura. Es como colocarse en los zapatos del otro y aunque no pienses igual que ellos conocer o entender lo que ellos sienten a sabiendas de que cada individuo posee un guión propio. En resumen podemos decir que no es otra cosa sino la habilidad para estar consciente de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás. En otras palabras, el ser empático es el ser capaces de "leer" emocionalmente a las personas. Los estudiosos de la materia han establecido que puede existir una empatía que abarque respuestas con pautas afectivas y cognitivas.

 Trayendo esto como consecuencia dos distinciones: 

— Empatía cognitiva: constituye una comprensión del estado interno de otra persona. 

— Empatía emocional (o afectiva), que involucra una reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros y se coloca en el lugar del mismo.

 Existe una relación entre el "Ser" y la "Empatía" ya que las personas están predispuestas a empatizar con aquellos que consideran similares o con objetivos parecidos a los de ellos, que encuentran dicha similitud como resultado de su interacción. Dentro de la empatía podemos observar que muchas veces puede ser que experimentemos ese sentimiento de entender a los demás pero que se nos presenten otras circunstancias que pueden llevarnos a que a pesar de tener el sentimiento empático, actuemos por motivos egoístas ya que observamos el costo de la ayuda y en este caso nos encontramos ante un conflicto de intereses entre el bienestar propio y el de los demás. La empatía es importante ya que repercute en gran parte en el repertorio de conductas sociales, tales como relación de pareja, relación laboral, amistad, agresión, conductas altruistas, actitud hacia los desconocidos. Tendemos más a empatizar con amigos que con extraños porque existe un mayor intercambio de información con los primeros y también debido a la información previa almacenada que se tiene de estos. Esto permitiría inferir con mayor rapidez y precisión pensamientos y sentimientos del otro haciendo más fácil interpretar las situaciones en las cuales debemos ser empáticos. Cuanta más capacidad se posee para reconocer los diversos sentimientos de las personas más fácil resulta tener éxito al relacionarse con ellas en los distintos ámbitos personales, sociales o laborales. La empatía se desarrolla mediante las habilidades verbales y no verbales.

 El psicólogo norteamericano Daniel Goleman indica que "las habilidades interpersonales son las que nos permiten relacionarnos con los demás, motivarles, inspirarles, persuadirles, influirles y tranquilizarles". Pero la Empatía, para ser bien aplicada con respecto a los demás, debe empezar por uno mismo. Es necesario conocer los propios sentimientos: Ser consciente de lo que uno siente es el primer paso para conseguir cierto autocontrol. No se trata de reprimir los sentimientos, sino de canalizarlos apropiadamente. O como decía Aristóteles: "todo el mundo puede enfadarse, eso es fácil. Pero enfadarse con la persona correcta, en el grado correcto, en el momento correcto, con el propósito correcto y de la manera correcta no es nada fácil". Las personas de éxito social saben escuchar, motivar, tranquilizar e influir a las personas.

 CAPACIDADES PERSONALES PARA APLICAR LA EMPATÍA

 a) Percepción 

— Expectativas positivas de que se produzcan encuentros y situaciones interpersonales favorables y deseadas 

— Alta tolerancia hacia las ideas, opiniones, gustos, valores… de los demás. 

— Capacidad de asimilación de conflictos personales y situaciones estresantes. — Confianza en sí mismo. Autoestima.

 b) Lenguaje

 — Facilidad para establecer contacto ocular 

— Dominio de la expresividad del cuerpo

 — Dominio de las variaciones y matices de la voz 

— Capacidad de diálogo: saber preguntar y responder con exactitud 

— Expresiones y verbalizaciones positivas 

— Capacidad de realizar y mantener numerosos y simultáneos contactos personales 

Sin duda, una de las habilidades que más nos pueden ayudar a la hora de convencer al resto (influenciarles) es la capacidad de ponernos en el lugar del otro. Empatía es la capacidad de identificar y entender los deseos de los demás, y responder (reaccionar) en forma apropiada para canalizarlos en pro del interés común. Capacidad de motivar, de ayudar a las personas a liberar su talento. Las personas con estas características son excelentes vendedores y gerentes. Es darme cuenta de lo que sienten los demás, sin necesidad de que me lo digan. 

La empatía implica hacerse las siguientes preguntas:

 — ¿Qué es importante para ellos? ¿Qué es lo que ellos valoran? ¿Cuáles son sus objetivos?.

 — ¿Cómo les gustaría que me comunicara con ellos? ¿Cara a cara, por escrito...? Pero, ¿cómo ejercer una mayor influencia sobre nuestros colaboradores? 

— Siendo nosotros quienes aportemos las soluciones, no esperar a que las aporte la otra persona — Respetando el tiempo de la otra persona 

— Haciendo nuestras propuestas destacando las necesidades de la otra persona 

— Practicar la escucha activa 

EL ARTE DE SABER ESCUCHAR 

El éxito social se basa en las buenas relaciones, pues nada podemos hacer exclusivamente solos. Y esas buena relaciones se apoyan en una comunicación efectiva, la cual no es tal a menos que sepamos expresarnos y escuchar adecuadamente. Pero saber escuchar no es algo precisamente fácil de lograr. Resulta un hecho evidente que cada persona desea o necesita ser escuchado con respeto y cortesía. Puede decirse que todos queremos expresarnos, y obtener atención y reconocimiento. Sin embargo, tendemos a sentirnos frustrados, pues son pocos los que pueden ostentar algún dominio notable en el arte de saber escuchar. Puede usted preguntarse para que le sería útil escuchar a los demás. La respuesta es sencilla: para lograr mucho de lo que queremos necesitamos el apoyo de los demás. Para ganar su apoyo necesitamos desarrollar liderazgo sobre ellos, y para tener esa influencia hace falta conocerlos y saber lo que les motiva, y esto se logra escuchándolos. Además, es una muestra de cortesía que nos gana amigos, y nos permite prevenir y anticipar la manera más adecuada de tratar con personas conflictivas y complicadas. Al sentirse escuchadas, las personas se relajan, se abren y nos muestran su mundo interior, sus creencias y valores. Cuando les prestamos atención sincera, les damos una oportunidad de acercarse, de desahogare y de crear o ampliar un vínculo franco y duradero. Tener la paciencia de escuchar sin interrumpir, posibilita que el conversador atento escoja con cuidado sus palabras, ideas y planteamientos. Lamentablemente, no somos tan buenos oyentes como podríamos serlo, pues pocas veces valoramos con justicia la importancia de saber escuchar, y no estamos entrenados en esta habilidad.

 Algunos de nuestros errores conversacionales más frecuentes, son:

 — Brindamos poca atención a nuestros interlocutores. 

— Interrumpimos repetidamente la conversación. 

— Reaccionamos impulsivamente ante cualquier discrepancia. 

— Tratamos temas delicados y polémicos que pueden crear enemistad. 

— Desviamos la conversación hacia donde deseamos, ignorando el interés del otro.

 — Mostramos con nuestro tono de voz, apatía o agresividad. 

— Criticamos a gente ausente o rechazamos sin tacto las opiniones que no compartimos.

 Millares de negocios se han perdido porque las partes involucradas no dedicaron el tiempo y el esfuerzo necesarios al desarrollo y aplicación de una escucha de calidad. Algo similar sucede en el ámbito de las relaciones de pareja, escenario en el cual la comunicación es la única y más eficaz vía para el entendimiento y la resolución de desacuerdos. Si puede usted escuchar a su socio, amigo, pareja o cliente, con verdadera apertura y disposición, se asegurará una relación de mayor calidad y en cuanto a los resultados a los que aspire, tiene buena parte del terreno ganado. Si por el contrario, tiene dificultad para prestar atención, respetar las diferencias o negociar un acuerdo, se las verá duras para sostener cualquier vínculo de forma satisfactoria y duradera, pues no es posible tener unas relaciones de primera con una comunicación de segunda. 

Para convertirse en un buen comunicador basándonos en el poder de escuchar, podemos implementar algunas medidas inteligentes basadas en el respeto y el sentido común, tales como:

 — Valorar la capacidad de escuchar como una cualidad importante. 

— Conversar de manera consciente.

 — Respetar los estilos de relación individuales, y no juzgarlos o contradecirlos si no es estrictamente necesario; 

— Practicar la autolimitación verbal (hablar lo necesario) para acostumbrarse a escuchar 

— Controlar el impulso de interrumpir, desmentir o aconsejar.

 — Prestar atención a los valores y emociones de los otros, pues nos indican las causas de sus conductas. — Mirar a su interlocutor, aunque con intermitencia para no asustarlo. 

— Feedback: Responda mientras escucha usando palabras y expresiones cortas ("ah", "entiendo", "claro") o pequeños gestos o movimientos de cabeza o manos. Se usa con éxito la técnica de preguntar sobre la frase última que ha sido dicha, ejemplo: "O sea que no piensas irte de viaje", ¿"Entonces no crees que él quiera salir contigo?". Esto le indica a quien nos habla que le hemos escuchado perfectamente y si por el contrario, no hemos captado su mensaje adecuadamente, sirve como una oportunidad para aclarar las cosas. 

En conclusión, debemos escuchar activamente sin interrumpir a quien nos habla, y demostrando interés y calidad de atención, a fin de estimular la conversación abierta y la manifestación de la personalidad del interlocutor. Serán útiles cualidades de apoyo como observación, tolerancia, autocontrol y práctica. Escuchar es un poder, que nos permite conocer a los demás, equivocarnos menos, y ganar amigos y oportunidades. Inténtelo, le dará buenos resultados. 


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