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lunes, 6 de agosto de 2012

AUTORIDAD EN LA DIRECCIÓN



Todo ejercicio de autoridad tanto en el ámbito de lo privado como de lo público, pasa por los mecanismos de participación y de delegación. Para esto la autoridad se debe de preocupar de entregar a cada persona o instancia el papel o porción de autoridad que les corresponda, respetándola en su autonomía y en las funciones que le han sido confiadas. La vida del hombre solo crece en un ambiente de libertad. El hombre crece en la medida en que es capaz de tomar decisiones libres, en la medida de que es capaz de asumir responsabilidades. Por eso la autoridad debe ayudar a que las personas sean capaces de tomar decisiones libres. Y la autoridad cumple mejor su fin mientras menos decisiones tenga que tomar porque ha ido delegando y ha ido permitiendo a los otros que vayan asumiendo sus responsabilidades. Desde la parábola de los "talentos", que con el significado de monedas nos sugiere la necesaria recuperación y creación de más riqueza, este término ha tenido diversas definiciones, todas ellas muy en línea con el sentido y el valor de este nuevo factor creador de la riqueza.


 La Real Academia Española nos ofrece dos definiciones complementarias: Inteligencia, capacidad intelectual; aptitud, habilidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación. Se trata de aunar dos capacidades. La intelectual, que está materializada en el saber, y la habilidad para hacer. El saber y el saber hacer viajan juntos cuando nos referimos al talento. El uno sin el otro no tienen valor. El saber, si no se aplica, no aporta más que la satisfacción intelectual de algunos, y el saber hacer, sin saber, no tiene futuro. El saber es el sustrato que permite mejorar, avanzar en el saber hacer y dar sentido a los problemas. El saber nos ayuda a decidir y el saber hacer nos ayuda a resolver. En este sentido es vital la consideración del líder, jefe o mando como gestor y transmisor del conocimiento.


 Todos, inclusive los menos dotados, debemos aprender a autogestionarnos, a manejarnos a nosotros mismos, a hacer automanagement. Debemos aprender a desarrollarnos. Tendremos que ubicarnos en donde podamos dar nuestra mayor contribución. La única manera de descubrir nuestros puntos fuertes es a través del análisis de nuestras propias experiencias: feedback.


Cada vez que usted tome una decisión clave o emprenda una acción clave, escriba lo que espera que ocurra. Nueve o doce meses más tarde, compare los resultados reales con las que fueron sus expectativas. Y es que para liderar, lo básico es transmitir a los demás confianza y sinceridad. Y éstas sólo emergen desde la autenticidad. En resumen, sólo desde una auténtica conexión con nosotros mismos, es cuando podremos desplegar, de forma armónica, coherente, honesta y fluida, todo nuestro potencial de liderazgo, para recrearnos conscientemente y poder resonar en los demás movilizando la energía positiva propia y la de los que nos rodean.






AUTORIDAD EN LA DIRECCIÓN. Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas

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