CÓMO CONSEGUIR UN EQUILIBRIO FÍSICO Y MENTAL EN EL TRABAJO:
a) Dominio de impulsos incontrolados
Uno de los mayores enemigos del equilibrio psicofísico se produce cuando nos dominan la ansiedad, la cólera y la ira, ya que se cortan todas las vías de comunicación racional. Debemos razonar de forma coherente y ver con objetividad hechos y conductas, reflexionando y razonando, sin tomar decisiones precipitadas. Un jefe que se olvida de que trata con personas y no con máquinas, que pretende imponerse mediante la coacción e in fundiendo miedo a sus empleados para que rindan más, sin duda lo que conseguirá será una inexistente comunicación fluida entre empleados y jefe, ayudará a crear un mal ambiente de trabajo y el número de bajas en la empresa será elevado. Todo se traducirá inevitablemente en una menor producción. En nuestro puesto de trabajo se producen situaciones de tensión, de nervios, causadas por el elevado volumen de trabajo y la mala relación entre compañeros y jefe autoritario que pueden llevarnos a perder la calma y a no controlar nuestros impulsos. Este tipo de situaciones límite, provocan que digamos o hagamos cosas que no diríamos o haríamos en otro contexto bien diferente. Para este tipo de situaciones, Thomas Jefferson nos aconseja: «Cuando estés irritado, cuenta hasta diez antes de hablar; si estás airado, cuenta hasta cien.»
Thomas Jefferson |
Mark Twain |
Practicar la empatía significa desarrollar nuestra capacidad de situarnos afectiva y emocionalmente en el lugar de un compañero de trabajo, nos ayudará a comprender por qué actúa de una determinada manera. Para conseguir desarrollar este valor debemos poseer una gran capacidad de escucha, no sólo de lo que dice, sino también cómo lo dice, es decir, descifrar no sólo el lenguaje verbal, sino también las pistas no verbales. Con la práctica de la empatía tendremos una actitud más abierta hacia los demás y seremos capaces de ponernos en el lugar del otro; esto nos ayudará a controlar nuestros impulsos y a evitar muchas situaciones conflictivas que se producen dentro de una empresa contribuyendo de manera decisiva a que exista un mejor ambiente laboral.
2) Asertividad
«Permanece firme en tu pensamiento y deja de comer inútilmente las lágrimas». (VIRGILIO, Eneida). La asertividad es la habilidad social que nos permite expresar con el máximo respeto nuestros deseos, estados de ánimo u opiniones sin dejarnos manipular y sin manipular a los demás. Que en el ámbito laboral exista una posición jerárquica muy marcada, dificulta que podamos decir lo que realmente pensamos sin ofender o que podamos defender nuestros legítimos derechos. En definitiva, es un obstáculo más para desarrollar este importante valor de la asertividad.
VIRGILIO |
Un trabajador que ha desarrollado la asertividad como habilidad social es perfectamente reconocible, ya que en el transcurso del día a día en su puesto de trabajo hace ver que es una persona que:
— Sabe controlar sus impulsos más violentos en situaciones de tensión o estrés. No le verás chillando, amenazando a sus compañeros o perdiendo los nervios de tal manera que le lleve a tomar decisiones precipitadas.
— Fomenta el diálogo con el resto de compañeros, sabe escuchar, es comunicativo y dialogante.
— Acepta los errores como una posibilidad más. Cuando se produce algún error analiza su causa y pone los medios para intentar que no vuelva a producirse.
— Sabe decir «NO» cuando debe realizar una determinada actividad que va contra sus valores morales o, simplemente, cuando está siendo víctima de un chantaje emocional por otro compañero.
— Domina el lenguaje verbal y no verbal.
— Se muestra seguro de sí mismo.
B) QUÉ PODEMOS HACER PARA CONVERTIRNOS EN TRABAJADORES ASERTIVOS
A continuación exponemos algunos de los factores que pueden ayudar a ser asertivo:
— Relacionarnos con los compañeros de trabajo.
— No asumir el trabajo que es competencia de otro.
— Responder adecuadamente a las críticas de un superior.
— No dejarnos manipular por un compañero y no sentirnos culpables ante cualquier error cometido.
— Debemos prestar atención a los siguientes consejos: Facilitar la comunicación:
Para conseguir una comunicación fluida con nuestros compañeros de trabajo, en primer lugar debemos elegir el momento apropiado para comunicarnos con ellos, por ejemplo, en situaciones de estrés o de acumulación de tareas, no es un buen momento para comentar temas personales o estar de charla con él/ella. Lo que sí podemos hacer es comentarle cuándo le vendría bien que charláramos un rato, ya que tenemos algo que comentarle acerca de... En definitiva, buscar la ocasión o el momento más propicio para que nuestro mensaje llegue correctamente al receptor. En segundo lugar, nuestro jefe o compañero nos agradecerá que le expongamos de forma clara y concisa lo que queremos comentar, sin divagar o extendernos innecesariamente. En tercer lugar, practicaremos la escucha activa, prestaremos atención a nuestro interlocutor, no sólo a su lenguaje verbal.
3) Autocontrol «Más difícil es vencernos a nosotros mismos que a nuestros enemigos». (SÉNECA)
A) QUÉ ES EL AUTOCONTROL
El autocontrol como valor contribuye a que nos convirtamos en artífices de nuestra vida, puesto que es la capacidad que tenemos de controlarnos en cualquier tipo de situación, de ser dueños de nosotros mismos. En la práctica, no es sencillo conseguir dominar este valor, ya que en numerosas ocasiones dependemos psicológicamente de otros, buscamos su aprobación, estamos llenos de prejuicios o bien tenemos una baja autoestima. Todos estos factores impiden que podamos dominarnos en determinadas situaciones.
B) QUÉ PODEMOS HACER PARA POTENCIAR EL AUTOCONTROL
a) Conocer nuestras cualidades
En primer lugar, debemos saber cuáles son nuestras competencias más importantes; en definitiva, conocernos a nosotros mismos y así poder crear una buena base que permita afianzar nuestra autoestima. Para tener un mejor conocimiento de nuestras cualidades en el trabajo podemos realizar un sencillo ejercicio que consiste en escribir en un papel las aptitudes necesarias para el actual puesto y en paralelo las que nosotros tenemos dándonos una calificación del uno al diez, por ejemplo, en cada una de ellas. Con este resultado realizaremos un «plan de ataque a nuestras carencias», que nos permita eliminarlas o incluso llegar a convertirlas en puntos fuertes. Este ejercicio, que lo puedes realizar sólo, ganaría en objetividad combinando el resultado dado con otro en el que la valoración la realice algún compañero o, incluso mejor, tu jefe directo.
b) Pensar bien antes de hablar y obrar
«Antes pensarlo, después lanzarse. La existencia dividida por la razón deja siempre un resto. La inteligencia y el sentido común se abren paso con pocos artificios. Los sentidos no engañan, engaña el juicio». (JOHANN W. GOETHE) En situaciones en las que lleguemos a sobreexcitarnos hasta el punto de perder el control sobre nuestras palabras y acciones, el único antídoto que existe es la relajación. Para controlar la situación y que ésta no llegue a dominarnos, debemos practicar la respiración profunda y la relajación, y cuanto más nos altere la situación, más tiempo nos tomaremos para responder al interlocutor.
4) Autoestima «La autoestima es la clave para comprendernos y para comprender a los demás, para proyectarnos hacia el éxito o hacia el fracaso».
A) QUÉ ES LA AUTOESTIMA
Desde una edad temprana, aproximadamente desde los cinco años, comenzamos a formar el concepto de cómo nos ven desde «fuera» nuestros padres, amigos, etc. Precisamente el concepto que tenemos de nuestra valía personal y de nuestra capacidad es la autoestima. A lo largo de nuestra vida acumulamos pensamientos, experiencias y vivencias que en definitiva son los que conforman nuestra autoestima.
B) BENEFICIOS DE TENER UNA ALTA AUTOESTIMA
Si la autoestima es elevada, estamos ante una persona madura psíquicamente, que se siente a gusto consigo misma y que está preparada para desarrollar todo su potencial, afrontando con garantía los retos que se le presentan diariamente. En una empresa, un trabajador con una autoestima alta irradiará sentimientos y actitudes positivas tanto hacia sí mismo como para su grupo de trabajo o departamento; contribuirá a crear un ambiente de trabajo propicio y unos canales de comunicación positivos dentro de la entidad. Este trabajador, ante situaciones adversas, tendrá una gran claridad para tomar decisiones, sabrá motivarse para salir adelante.
C) QUÉ PUEDE ORIGINAR UNA BAJA AUTOESTIMA
Cuando diariamente nos repetimos frases tales como: «No lo conseguiré», «No soy capaz», nos recordarnos al finalizar la jornada todos los objetivos que no hemos logrado y, además, tenemos unos «compañeros» de trabajo que en nada nos ayudan, y si pueden, adelantan su pierna para ponernos la zancadilla, recalcando nuestros errores; es entonces cuando se dan los ingredientes necesarios para acumular durante nuestra vida laboral pensamientos, sentimientos y experiencias necesarias para que nuestra autoestima sea baja. Cualquiera de los anteriores ingredientes, de forma conjunta o por separado, conducen a una baja autoestima; pero si además los combinamos con un trabajo aburrido y nada creativo, no hay duda de que el trabajador lo tiene muy mal y debe poner en practica todos los consejos de este capítulo sin demora.
D) LA BAJA AUTOESTIMA EN UN GRUPO DE TRABAJO
La baja autoestima no sólo se produce en individuos aislados, también se puede contagiar a departamentos enteros. Estos departamentos se sienten el «patito feo» o el «hermano pobre» de la organización, se quejan por todo y cualquier actuación del jefe o director será criticada, sea cual sea. Cuando un individuo entra en un departamento que se ve afectado por una situación así, corre un grave riesgo de verse contagiado a hacer lo más fácil: criticar al jefe, trabajar poco, «ya que para lo poco que que pagan», no asumir ninguna responsabilidad, intentar escabullirse cuando lleguen críticas de los clientes y que así le afecten a otro, etc. En estos departamentos «enfermos», donde existe una dirección nefasta y poco ejemplar, unos compañeros se están comparando continuamente con los otros y los comentarios y consejos no son de ayuda; existe lo que podemos llamar «cooperación cero». Un trabajador que ingresa en un grupo donde se produce esta situación debe comprender que estos individuos, cuando no le tratan bien, lo único que reflejan es su propia incapacidad de tratarse bien ellos mismos. Este trabajador deberá desahogarse con sus amigos y con los seres queridos, donde encontrará la comprensión y la colaboración que le falta en su puesto de trabajo. Si el trabajador que ingresa en un departamento enfermo y su categoría profesional no es como mínimo la equivalente a un mando intermedio con capacidad de decisión, lo único que puede hacer es predicar con el ejemplo: reconociendo sus propios errores, el valor del trabajo que realizan sus compañeros o practicando la escucha activa. Este intento de sanear un departamento tiene escasas posibilidades de éxito cuando proviene de un trabajador sin poder de decisión, pero cuando viene de la cabeza de la organización, es decir el director general, las posibilidades de éxito se multiplican.
5) Autoridad «No ha existido nadie que ejerciera bien un poder conquistado con maldad». En el ámbito laboral la autoridad o poder de un trabajador sobre otro viene determinado por el puesto jerárquico en la empresa (autoridad jerárquica), por los méritos conseguidos en su trayectoria profesional (autoridad profesional), o bien por la que le conceden sus compañeros (liderazgo). En la actualidad, las empresas tienden a la descentralización. Se ha pasado de una empresa jerarquizada y centralizada a otra descentralizada y desjerarquizada donde se da capacidad de decisión a los trabajadores en todos los niveles de la organización, haciéndoles partícipes e involucrándoles en los objetivos de la empresa. No se busca a un único jefe que centralice el poder y que de él dependan todas las decisiones importantes; ahora las empresas apuestan por dividir el poder del jefe único buscando líderes que asuman la capacidad de decisión que antaño ostentaba el jefe único. Para estos puestos es muy interesante descubrir dentro de una entidad a los auténticos líderes que tienen el perfil ideal para ocupar puestos de responsabilidad en una empresa y que darán un valor añadido a nuestra entidad. La autoridad que poseen los líderes no les viene dada por una categoría laboral publicada en el convenio colectivo aplicable, sino que es una «categoría» que sólo nos pueden conceder los compañeros de trabajo. Esta categoría especial se desarrolla en individuos honestos que practican la empatía, poseen una gran iniciativa y se sienten comprometidos e involucrados en el proyecto empresarial, por lo que son grandes motivadores. El líder no necesita ser jefe; delega y escucha, da prioridad al trabajo en equipo y no busca ser querido por todos, ya que debe reconocer a quien se lo merece y dar un toque de atención cuando la situación lo requiera.
6) Autorrealización «El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida»
QUÉ NECESITAMOS PARA CONSEGUIR LA AUTORREALIZACIÓN:
Abraham H. Maslow clasifica las necesidades humanas en cinco tipos, divididos en dos grupos: en primer lugar, se sitúan las necesidades de alimento, descanso y ejercicio que son aquellas a las que el trabajador da una mayor prioridad y que el autor denomina fisiológicas. Una vez satisfechas en gran medida este tipo de necesidades buscamos la estabilidad laboral, protegernos contra cualquier peligro o amenaza: a este segundo tipo de necesidades se las conoce con el nombre de necesidades de seguridad. Las necesidades fisiológicas y de seguridad son conocidas con el nombre de básicas, ya que en el supuesto de no satisfacerse pueden causar problemas graves en la integridad del individuo. Una vez satisfechas, en buena parte, las necesidades básicas, intentamos satisfacer las necesidades de desarrollo psicológico, que comprenden la necesidad social de autoestima y, por último, la de autorrealización. La necesidad social de dar y recibir afecto en el trabajo, es decir, de llegar a ser aceptados por el grupo, es la primera necesidad que hemos de alcanzar en gran medida para obtener la suficiente confianza en nosotros mismos y el reconocimiento por el resto de nuestros compañeros del trabajo realizado. Está claro que todas las «necesidades » se encuentran entrelazadas, pero éstas dos, en el ámbito laboral, lo están aún más. El hecho de que un individuo se encuentre integrado socialmente en la empresa donde presta sus servicios posibilita el reconocimiento por parte de sus compañeros y que se sienta bien integrado. Es evidente que existen individuos con una confianza endiosamiento en sí mismos muy grande; tanto, que degenera en orgullo y despotismo y que en el trabajo no se llevan bien con nadie. Son los «típicos ogros» que existen en todas las empresas, que se consideran los mejores en su puesto y que dirigen la palabra al resto como si perdonasen la vida. Estos trabajadores nunca llegarán a alcanzar la autorrealización y si no cambian de actitud, tendrán una carencia en su necesidad social que les acompañará toda la vida e impedirá un completa autorrealización. En la cúspide de la pirámide se sitúan las necesidades de autorrealización, es decir, de plenitud y capaces de utilizar y desarrollar todo el potencial que tiene el individuo. Para poder llegar a la cima de la pirámide, el trabajador ha de ascender, peldaño a peldaño, aunque el sentido no siempre tiene que ser ascendente, e incluso un trabajador puede llegar a estar en varias zonas de la pirámide ya que para pasar de uno a otro estamento no es necesario una satisfacción total en cada peldaño. Para satisfacer las necesidades de autorrealización el trabajador ha de tener la oportunidad de ser creativo y de expresar sus ideas, lo que le llevará a la obtención de logros personales y el desarrollo del talento. Un trabajador tenaz que cuando se le encarga un trabajo no para hasta que lo concluye con éxito e incluye entre sus valores la honestidad, equitatividad y creatividad está recorriendo el camino hacia la autorrealización.
7) Comunicacion-Diálogo «Conversar es entrar cada uno en el surco de lo que ha dicho el otro, y de proseguir una línea o perfeccionar aquel surco; diálogo es, en suma, colaboración.»
A) SABER COMUNICARSE: BASE ESENCIAL PARA UN DIÁLOGO EFICAZ
Ser personas dialogantes y comunicativas facilita la comprensión y entendimiento no sólo de los demás, sino también de uno mismo, ya que es precisamente en el diálogo con los demás y con nosotros mismos donde descubrimos las razones para la propia superación, el esfuerzo y el sentido de la propia vida. En el ámbito laboral, transmitir nuestro mensaje y que éste sea entendido por nuestro receptor, y a su vez entender, lo que el interlocutor nos emite, no siempre es sencillo, ya que algunos individuos piensan que al compartir sus ideas puede revelarse algún tipo de carencia profesional. Otro de los típicos errores que se producen en la comunicación en el ámbito laboral se debe a la prepotencia que tienen algunos mandatarios al pensar que las ideas de sus empleados les pueden aportar poco. Es imposible que exista una buena comunicación cuando uno de los interlocutores no es un buen receptor. Cuando nuestro interlocutor es una persona con la que es difícil establecer una comunicación fluida y piensa que no le aportarás nada nuevo, no te queda más remedio que preparar bien el mensaje o la idea que quieres que reciba. Para ello, en primer lugar, fijaremos nuestro objetivo y pensaremos qué se quiere transmitir escribiéndolo en un papel de manera sencilla y clara. Dependiendo de la persona a la que vaya dirigido el mensaje, se le dará una estructura y forma determinada. Por ejemplo, la cantidad de información que he de transmitir a un empleado nuevo o a otro experimentado, lógicamente no es la misma. Cuando tenga el mensaje he de elegir el medio, bien sea oral, escrito, por fax, e-mail, etc., y el lugar para transmitirlo. Una vez que hemos hecho llegar el mensaje a nuestro interlocutor, debemos comprobar que éste ha sido recibido. Por ejemplo, si hemos enviado un informe a un superior y al cabo de los días no hemos recibido respuesta alguna confirmando la recepción, deberíamos comunicar con el mando mostrando nuestra disposición para resolver cualquier duda que le pudiera surgir respecto al informe realizado. Hasta ahora hemos expuesto la técnica para transmitir un mensaje, pero también debemos saber recibirlo; para ello prestaremos la debida atención a lo que nuestro interlocutor nos quiere comunicar, ya que, si no, la recepción del mismo puede ser defectuosa. Si no prestamos la debida atención a lo que nuestro emisor intenta transmitirnos no recibiremos correctamente el mensaje de éste. Además de emplear el sentido del oído también utilizaremos los otros cuatro para saber descifrar los mensajes no verbales. Cuando un compañero quiere transmitirnos algo, una buena técnica para escuchar de forma activa es ir haciendo un resumen consciente de la exposición del interlocutor, que nos ayudará a tener un concepto más claro de lo que éste nos intenta transmitir.
B) CÓMO FAVORECER EL DIÁLOGO Y LA COMUNICACIÓN
Si en una empresa no existe una comunicación fluida, tendrá consecuencias negativas, no sólo para los trabajadores que prestan sus servicios en la misma, sino para la salud de la empresa. En este tipo de entidades, los trabajadores no sabrán lo que tienen que hacer y, como consecuencia, se bloqueará el desarrollo de sus habilidades; además, aumentará el plazo de resolución de conflictos, inevitablemente, traduciéndose en quejas de los clientes. Para que esto no ocurra, debernos favorecer el diálogo y la comunicación entre los miembros de una entidad, crear un clima propicio, acogedor, de respeto por el otro, de interés, sencillez y confianza. Los mandatarios o superiores deben tener una disposición de ánimo abierto y deseo tanto de escuchar como de recibir sugerencias. Los miembros de esta empresa deben tener claro que saber escuchar, además de un ejercicio de respeto, les proporciona un enriquecimiento sin límites. Para aprender a dialogar es preciso que aprendamos a escuchar. En una empresa donde fluya la comunicación, debe eliminarse el diálogo coactivo, puesto que éste no es un verdadero diálogo, ya que estará salpicado de amenazas desde una posición de superioridad jerárquica y se acabará convirtiendo en un monólogo. Otra de las premisas básicas para que la comunicación sea fluida es el respeto de los miembros de la empresa a la individualidad de los demás, a la diversidad de opiniones. Nada acerca tanto las posturas ni facilita tanto el diálogo como reconocer los propios errores, pero cuando somos nosotros los que criticamos o hacemos ver a otros los suyos, surge uno de los momentos más complicados para la comunicación. Por este motivo, es muy importante que la crítica sea realizada de manera constructiva, haciendo ver a nuestro compañero que se trata de una opinión. Ofrecerermos soluciones para solventar la situación conflictiva finalizando la conversación con expresiones positivas. Es tan importante saber realizar una crítica como recibirla. Cuando la recibimos, lo primero que debernos hacer es escuchar en qué consiste y los argumentos que esgrime nuestro interlocutor, sin adoptar una actitud defensiva o argumentando que otros lo hacen. Debemos asumir la responsabilidad de nuestros actos, y si éstos son erróneos, mostrar nuestra disposición a cambiar.
8) Confianza “La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito”. (EMERSON)
EMERSON |
La Real Academia de la Lengua Española define confianza como la esperanza firme que se tiene de una persona o cosa. Nuestra personalidad influye decisivamente en la confianza que tengamos en nosotros mismos, en el desempeño de nuestro trabajo y en la capacidad de ganarse la confianza de los demás compañeros de trabajo. Esta capacidad es un valor que ha de tener cualquier trabajador/ra que pretenda dirigir personas. Dependiendo del tipo de nuestra personalidad, tendremos una mayor o menor predisposición para conseguir tanto la confianza en nosotros mismos como en los demás.
B) LA CONFIANZA EN LOS DISTINTOS TIPOS DE PERSONALIDAD
a) Extravertidos
Los trabajadores extravertidos son personas abiertas que en cuanto llegan a una nueva empresa establecen cauces de comunicación con gran naturalidad con los demás compañeros, en definitiva, dan el primer paso. Por ejemplo, no esperan que les pregunten: ¿Te bajas a tomar un café? Ellos preguntan: ¿A qué hora os bajáis a tomar el café? o ¿Me puedo bajar con vosotros/as?
b) Introvertidos
Este tipo de trabajadores se muestran poco confiados y son muy cautos, tienen algún problema de comunicación y sólo lo van superando cuando otros trabajadores se muestran abiertos y acogedores con ellos, incrementando poco a poco su confianza en los demás. Para que en nuestro trabajo consigamos obtener la confianza en nosotros mismos, además de armarnos de mucha paciencia, necesitamos conseguir integrarnos dentro del grupo donde vamos a desarrollar nuestra ocupación. Desde el primer día que iniciarnos la relación laboral con una empresa, buscamos integrarnos en el grupo de personas que allí existe, y precisamente para favorecer la integración del nuevo trabajador, son fundamentales los programas de acogida que cada vez, con más frecuencia, realizan las empresas. Un trabajador que se incorpora a una empresa necesita obtener la comprensión del resto de compañeros que han de tener en cuenta que «Nadie nace sabiendo» y que por supuesto «Todos hemos pasado por el mismo trago», y precisamente por eso, todos los compañeros debemos ayudar al nuevo trabajador en su proceso de adaptación. Los empleados que tienen cierta antigüedad en la empresa, también necesitan la comprensión del resto cuando afrontan nuevos proyectos o simplernente cuando atraviesan una etapa difícil en su vida privada, que tiene cierto reflejo en el ámbito laboral. No se trata de organizar un gabinete psicológico o una ONG de ayuda al trabajador incomprendido, sino, simplemente, de humanizar la empresa, ver al trabajador como una persona y no como una máquina de producción. Junto con este plan de acogida o como parte integrante del mismo, la empresa debe situar cerca del nuevo trabajador o del antiguo trabajador con nuevas funciones o nuevos retos, a un compañero con experiencia en la materia y en el que brille el valor de la empatía. La presencia de un trabajador con experiencia que haya superado infinidad de dificultades nos ayuda a afrontar los nuevos retos con confianza y serenidad. El contexto idóneo, para que un trabajador afiance la confianza en sí mismo, es una entidad descentralizada, dialogante, abierta y participativa donde el individuo vaya superando los momentos de crisis que surgen en el desarrollo del trabajo y que servirán para ir construyendo una sólida base sobre la que se cimiente la confianza de nosotros mismos en el desempeño de nuestro trabajo.
C) ¿CÓMO GANARNOS LA CONFIANZA DE LOS COMPAÑEROS DE TRABAJO?
No es tarea fácil conseguir y sobre todo mantener la confianza de un grupo de trabajadores o de compañeros en nosotros. Para conseguir este objetivo nos deben adornar, entre otras cualidades: la sinceridad, la fortaleza y la habilidad en la comunicación verbal y no verbal.
a) Sinceridad
Debemos ir de frente y con nobleza. Cuando tengamos cualquier problema con un compañero de trabajo debemos tratar de dialogar con él, no callarnos y por supuesto nunca tratar de traicionarlo. Un trabajador que tenga un problema con un Jefe debe comentarle sus discrepancias y si con este diálogo no ha conseguido nada, entonces sí debe hablar con el superior jerárquico de su jefe y comentarle las dificultades que han surgido. A la inversa, también debemos seguir este procedimiento, es decir, si un jefe tiene un problema con un «subordinado», debe intentar solucionarlo mediante el diálogo. Si no es capaz de dialogar con él, sino que requiere la ayuda de un superior jerárquico para que éste le solucione el problema, demostrará poca nobleza y pondrá en duda la capacidad para su puesto de trabajo. Esta actitud, tanto en un caso como en otro, generaría un mal ambiente laboral y por supuesto ninguno conseguiría la confianza del otro. En el primer caso, el jefe «puenteado» difícilmente confiará en su trabajador, y en el segundo caso es patética la imagen del jefe ante sus subordinados, incapaz de dialogar con sus trabajadores, teniendo que recurrir a un superior para que realice las veces.
b) Fortaleza «El placer que acompaña el trabajo pone en olvido a la fatiga». (Horacio)
Los trabajadores que han superado un gran número de dificultades en el desempeño de su trabajo y a los que se les atribuyen conocimientos y una capacidad de reacción ante adversidades, generan en su entorno confianza para superar las situaciones críticas. Se trata de aquellas personas a las que, bien por sus conocimientos técnicos o por la experiencia acumulada, acudiríamos en caso de duda o problema laboral. Para generar confianza en el resto de compañeros, además de la sinceridad y de la capacidad de comunicación, es importantísimo no dar la espalda a las dificultades o intentar huir de las situaciones conflictivas tratando de que otros las asuman. Debemos aceptar nuestras responsabilidades y poner los medios necesarios para solventarlas.
Horacio |
Un individuo dialogante que sabe utilizar tanto el lenguaje verbal como el no verbal, que ofrece soluciones anticipadas a los posibles problemas, que señala los beneficios de sus ideas y practica la tolerancia, es un trabajador con las cualidades necesarias para definirlo como un empleado comunicativo y dialogante. Este trabajador, en la medida de sus posibilidades y dependiendo del cargo que ocupe en la empresa, como individuo tolerante que es, fomentará la autonomía de los compañeros que trabajen con él y permitirá e incentivará su desarrollo profesional animándolos a que tornen sus propias decisiones y que se impliquen en todas las acciones de la entidad.
9) Creatividad «El que nunca cometió un error jamás probó nada nuevo». «No es un hombre más que otro si no hace más que otro». ¿QUÉ ES LA CREATIVIDAD?:
La creatividad es un potencial que todos poseemos e incluso podemos desarrollar estimulando la capacidad de creación mediante la práctica de ejercicios. Un trabajador creativo es un individuo espontáneo, expresivo, original, flexible, capaz de relacionar objetos y hechos con fluidez. Dentro del ámbito laboral el mayor enemigo de un trabajador creativo es un jefe autoritario. Para que un trabajador pueda desarrollar este valor necesita un ambiente de trabajo adecuado donde exista un auténtico respeto a las opiniones y sugerencias que realicemos, aceptándose nuestro punto de vista o rechazándose pero de una manera razonada, en ningún caso mediante un simple «NO» sin un argumento de mayor peso. En este ambiente de trabajo el mandatario fomenta el diálogo en horizontal (entre compañeros) y en vertical (entre mandos y trabajadores) evitando en todo momento la rigidez que produce el autoritarismo, en el que únicamente las ideas del jefe o las de su persona de confianza son las correctas.
10) Disponibilidad «Realiza el bueno acciones generosas, lo mismo que un rosal produce rosas.»
La disponibilidad dentro del ámbito empresarial puede tener diferentes significados: disponibilidad entre compañeros de trabajo o entendida como flexibilidad, capacidad que tienen los trabajadores para adaptarse a los cambios que se produzcan en la empresa.
DISPONIBILIDAD ENTRE COMPAÑEROS DE TRABAJO:
Estar disponible trae consigo renunciar al egoísrno, traducido en desinterés por los otros. Para que un trabajador cuente con la disponibilidad entre sus valores, no sólo debe estar dispuesto a ayudar a otro compañero en sus tareas profesionales, sino también debe cooperar con el resto de trabajadores, aportando ideas y quedándose un día fuera de su horario laboral, si es necesario, para que el trabajo esté a punto. El valor de la disponibilidad exige que todo lo expuesto en el párrafo anterior sea realizado con educación, tacto y el respeto que se merece un compañero de trabajo. Cuando un compañero viene pidiendo nuestra ayuda o simplemente un consejo profesional, no nos cuesta nada recibirle bien, con buena cara; no tenemos por qué sonreír, pero sería un primer paso excelente. Si no podemos ayudarle en ese momento, podríamos citarle para después, pero en ningún caso utilizar esta táctica para desentendernos de su petición y, como consecuencia, no atenderle nunca correctamente.
11) Flexibilidad
En las empresas más innovadoras, el puesto de trabajo tradicional está en vías de desaparición al ser incompatible con las exigencias de las empresas modernas, más dinámicas y flexibles. En las empresas actuales, la flexibilidad del puesto de trabajo va unida directamente al nivel de competitividad del trabajador, al que se le exige una formación flexible y, adaptada a nuevas situaciones. Un trabajador flexible es un trabajador predispuesto a los cambios que exige el mercado de trabajo, considerando estos cambios no como un castigo, sino como una oportunidad que lo motiva para afrontar nuevos retos. Este tipo de trabajadores posee una gran flexibilidad mental que le permite afrontar con la máxima naturalidad cualquier cambio; son conscientes de que actualmente mantenerse en el mismo puesto de trabajo para toda la vida no es excesivarnente creativo y motivador, con la dinámica actual, pues se limita su desarrollo profesional.
12) Empatía «Primero, trata de entender al otro; después, trata de hacer que te entiendan a ti.» «La sensibilidad levanta una barrera que no puede salvar la inteligencia.»
A) QUÉ ES LA EMPATÍA
La empatía es un término muy utilizado en la actualidad aunque no siempre de una manera apropiada. Se trata de la habilidad que tenemos para hacer propia una realidad ajena, es decir, llegar a situarnos afectiva y emocionalmente en el punto de vista o perspectiva del otro. Esta habilidad llevada al mundo laboral es traducida por un valor que proporciona al jefe una herramienta motivadora e informativa y al trabajador una habilidad social con la que mejorará su relación con los compañeros de trabajo, e incluso está considerada como buena por sus mandos superiores. Una cualidad clave a la hora de desarrollar su carrera profesional para puestos de mando donde deba gestionar con personas.
B) ¿QUÉ CUALIDADES TENDRÁ UN TRABAJADOR QUE HAYA DESARROLLADO ESTA HABILIDAD?
En primer lugar será un individuo con una gran capacidad de escucha y prestará una atención real al otro, ya que en muchas ocasiones prestamos más atención a nuestras propias reacciones que a lo que nos está transmitiendo nuestro interlocutor y desconectamos de la conversación para pensar únicamente en lo que nosotros vamos a decir, en lugar de prestar toda nuestra atención a lo que nos transmite verbalmente y a través de sus gestos la persona con la que dialogamos. En segundo lugar sabrá descifrar las pistas no verbales que le aporte su interlocutor; en definitiva, verá lo que otros no ven y esto le proporcionará una información vital para entender a sus compañeros. No sólo escuchará con atención sus palabras, sino que prestará especial atención a factores tales como: cambios de tono de voz, mirada y movimientos de pies y manos...
13) Éxito TRABAJADORES DE «ÉXITO»:
Un trabajador de éxito es una persona capaz de motivar al resto de compañeros en los momentos difíciles y de crisis. Es una persona positiva que influye de manera enriquecedora en las personas que lo rodean, contribuyendo a crear un buen ambiente de trabajo. Este tipo de trabajador es consciente de que el triunfo exige, entre otras cosas, esfuerzo y constancia. En cualquier proyecto que le encarguen sus superiores contempla la posibilidad del fallo, pero sin que llegue a hacerle sentirse culpable o frustrado por ello. Sabe que el verdadero éxito se produce a medio y largo plazo, por lo que no decae su entusiasmo si el resultado de sus acciones no tiene un fruto inmediato o en el camino tiene algún fracaso, ya que mediante la tenacidad y un espíritu invencible que no le permite que le invada el desánimo, supera todas las dificultades. McClelland y Atkinson han demostrado que el motivo básico del comportamiento humano es la necesidad de logro, es decir, de éxito. Para McClelland el hombre tiende a mejorar sus logros en un nivel de competitividad. Según Atkinson existen dos categorías de personas: quienes se mueven para obtener el éxito y los que se mueven para evitar el fracaso, ya que la conducta humana está dirigida por la interacción de dos motivos: la esperanza del éxito y el miedo al fracaso. En el ámbito laboral las personas de éxito poseen una actitud mental positiva. El hecho de enfrentarse a tareas o proyectos que entrañen nuevas dificultades superables les sirve de estímulo para elevar su autoestima y su sentimiento de competencia. Los que tienden a evitar el fracaso buscan tareas demasiado fáciles para tener garantías de resultado inmediato, aunque esto no les motiva, provocan que descienda la confianza en sí mismos e impide que aborden proyectos más complejos.
14) Fidelidad «La sinceridad es un manifestarse con el corazón abierto.
Se encuentra en muy pocas personas, porque lo que vemos en la mayoría de los casos no es más que un disimulo refinado para atraerse la confianza del prójimo.» La Real Academia de la Lengua Española define fidelidad como la observancia de la fe que uno debe a otro. En la actualidad, valores como estabilidad o fidelidad se consideran méritos del pasado que sobre todo se valoran en empresas familiares poco orientadas al cambio. Hoy los profesionales buscan una remuneración adecuada, formación y realización profesional, y si para conseguir estos tres objetivos deben cambiar de entidad, lo harán. En el ámbito laboral es un valor que garantiza que la persona en quien confiamos o a la que encargamos un proyecto, lo realizará cumpliendo las expectativas que en él/ella hemos depositado. Un trabajador que cuente con el valor de la fidelidad a la entidad donde presta sus servicios garantiza no solamente que realizará su trabajo, sino que lo hará mostrando el máximo interés para que el proyecto sea un éxito. Lo último que quiere este tipo de trabajadores es defraudar la confianza que en ellos han puesto los responsables de la entidad. Un jefe que cuente con trabajadores que posean este importante valor debe tener especial sensibilidad con este tipo de empleados cuando un proyecto no es finalizado con éxito, porque ante el «fracaso» sienten que han defraudado la confianza depositada en ellos y les puede costar más que al resto de trabajadores recuperarse de un «golpe» de esta índole.
A) ¿CUÁL ES EL PERFIL DEL TRABAJADOR FIEL?
Un trabajador fiel es sencillo, afable, poco dado a la crítica y al cotilleo, esforzado/ da, detallista y atento/a. Que le adornen a un trabajador estas cualidades no significa que comience su carrera en una empresa y allí la termine. Un trabajador fiel a una entidad huye de «corrillos», no participa en críticas destructivas al jefe o a otro compañero e incluso los defiende cuando cree que tienen razón; si es necesario desenmascara a la persona que se mueve según sus intereses y le reprocha su actitud. Es agradecido con la empresa, pero si ve una injusticia por parte de un superior, tampoco duda en comentárselo de forma directa aun a costa de correr el riesgo de salir perjudicado. El rendimiento profesional de este tipo de personas es indiferente a la presencia física de sus jefes. No aprovecha la ausencia de éstos para abandonar su trabajo o bajar la productividad. Existen muchos factores que contribuyen a que un trabajador cambie de empresa y eso no significa que sea un trabajador infiel. Este cambio de entidad puede deberse a una búsqueda de desarrollo profesional, una remuneración más atractiva o una jornada de trabajo que posibilite la vida familiar. Un trabajador que practica el valor de la fidelidad, cuando cambia de entidad dentro de un mismo sector, lógicamente se sirve de sus conocimientos técnicos para el desernpeño de su puesto de trabajo, pero no desvela a la competencia los puntos débiles o situaciones críticas de la compañía que acaba de abandonar. Estos individuos son los que poseen valores como el autocontrol, la autoestima o la confianza, y son conscientes de que cambiar de entidad y comentar los puntos débiles de la compañía que acaban de abandonar, realmente no perjudica tanto a la empresa, ya que los auténticos perjudicados son ellos. Tampoco debemos confundir fidelidad con chalanería, servilismo y actitudes de sumisión, propias de un trepa que siempre trata de conseguir la mayor información de sus compañeros con subterfugios, insinuando algún tipo de leve crítica a sus superiores con el fin de sonsacar críticas mayores y más graves, que utilizarán ante los jefes para acusar a sus propios compañeros y venderlos. Para reconocer a estos «pelotas» debemos observar cómo tratan siempre de apropiarse los méritos, esfuerzos e ideas de los demás compañeros, sobre todo de los más brillantes, para atribuírselos y presentarlos como propios. Una tercera característica de los trepas y «pelotas» es el aprovechar cualquier ocasión ante un jefe superior para criticar, infravalorar, acusar y«despellejar» a sus compañeros de trabajo. Pudiera parecer que al hablar de fidelidad no deberíamos insistir tanto en este aspecto, pero lo hago porque en la mayoría de las empresas que conozco, buena parte de las personas que son consideradas merecedoras de fidelidad, en realidad son especialistas en acusar y vender a sus propios compañeros e incluso levantarles falsos testimonios ante sus jefes. El mando inteligente, el auténtico líder, debe saber descubrir a estos «indeseables» que casi siempre son ineptos por dos aspectos: — La forma descarada y continua con que dan jabón e inciensan a sus jefes superiores. — Ocultan una gran ineptitud y falta de auténtica valía aprovechándose del trabajo de los demás.
B) ¿CÓMO FOMENTAR LA FIDELIDAD DE LOS TRABAJADORES A UNA EMPRESA?
El bajo nivel de fidelidad y compromiso con la empresa por parte de los empleados se debe a factores tales como el escaso desarrollo profesional, la baja retribución o la falta de formación que le proporciona el puesto de trabajo, pero existe un factor que destaca por encima de estos tres y es la baja confianza en los líderes de las organizaciones. Cuando firmamos un contrato de trabajo estamos firmando un contrato laboral, pero existe otro tipo de contrato que es el contrato moral que nos vincula con la entidad y que es el que realmente contrae el trabajador fiel con la empresa. Para que este contrato moral sea efectivo necesita un auténtico líder de la organización que lo contraiga y esté a la altura de las circunstancias. Difícilmente abandonará la organización un trabajador fiel que firme un contrato moral con una entidad que le ofrezca desarrollo profesional, formación, buen ambiente de trabajo, una retribución acorde al puesto desempeñado, una jornada flexible y unos jefes competentes profesional y humanamente, que no sólo sepan reconocer los logros obtenidos sino que también ayuden a conseguirlos. Además de las técnicas citadas, el reconocimiento público y privado del trabajo es básico. Evidentemente, nos pagan nuestro salario por prestar un servicio, y nuestra obligación es realizarlo; pero si éste se hace con celeridad y cierta calidad, debe verse recompensado con un reconocimiento por parte de los representantes de la entidad. Igual que debemos fomentar la confianza en los trabajadores y prestarles una atención personalizada tratándoles como personas y no como un número dentro de una empresa, es muy importante que los incentivos sean personalizados dependiendo del trabajador en cuestión.
15) Optimismo «Los pesimistas no son sino espectadores. Son los optimistas los que transforman el mundo».
A) QUÉ ES EL OPTIMISMO
El optimismo es una actitud que permite ver el lado positivo en personas, cosas y circunstancias. Un optimista no es un inconsciente que cree que con sólo pensar mucho en algo esto se llevará a efecto. Los optimistas conocen sus limitaciones y precisamente por eso potencian sus aptitudes y habilidades; no se conforman con mantener una actitud mental positiva, sino que pasan a la acción y ponen los medios necesarios para lograr sus objetivos. En contraposición a este tipo de personas, nos encontramos con los individuos que siempre ven el vaso medio vacío y que ni tan siquiera se molestan en intentar cambiar una situación adversa. Los pesimistas han aprendido a resignarse ante la adversidad basando su decisión en experiencias negativas del pasado, no pasan a la acción para intentar solventar determinados problemas o situaciones. Los pesimistas son espectadores pasivos capaces de transformar un incidente aislado en una actitud generalizada. Por ejemplo, un trabajador pesimista que no entrega un trabajo a tiempo se dedica delicadezas tales como: «Nunca entregaré un trabajo a tiempo», «Soy un inútil», «Seré el hazmerreír de la oficina», «Me van a despedir », etc.
B) CARACTERÍSTICAS DE UN TRABAJADOR OPTIMISTA
— Es un individuo dinámico y esperanzador. «La esperanza es el sueño de los que están despiertos.» (CARLOMAGNO)
— No cesa hasta conseguir sus objetivos.
— Posee una alegría contagiosa. «Un compañero alegre te sirve en el viaje casi de vehículo.»
— Es creativo e imaginativo.
— Un trabajador optimista es sinónimo de un trabajador activo.
Que a un trabajador le adornen todas estas características no sólo es beneficioso para él, sino también para la organización donde presta sus servicios. Al utilizar el término «trabajadores optimistas», nos referimos a individuos que saben por dónde caminan, no nos referimos a «fantasmas» que viven de ilusiones, sino a «realistas optimistas », que hacen cuanto está en sus manos para lograr lo que se proponen.
CARLOMAGNO |
Decidir ser optimista: Es evidente que el primer paso que debemos dar es querer convertirnos en trabajadores optimistas. Para ello debemos cambiar nuestra forma de pensar, es decir, cada vez que tengamos pensamientos tales como: «No lo conseguiré», «Me despedirán», «Soy un inútil», etc., interrumpiremos conscientemente esta cadena de pensamientos negativos y los transformaremos en positivos a través de la técnica «desear, visualizar y actuar»
D) DESEAR, VISUALIZAR Y ACTUAR
En primer lugar, para hacer realidad los objetivos propuestos debernos desear y pensar en ellos. En segundo lugar, los visualizaremos realizando paso a paso las acciones que provocan la consecución de los objetivos propuestos, así como el momento en que los obtengamos. La técnica de la visualización la realizaremos en un lugar tranquilo, sin teléfonos o personas que nos puedan interrumpir. Apagaremos la luz, entornaremos los ojos y haremos varias respiraciones profundas. Sólo una vez que nos encontremos en esta podremos realizar correctamente la técnica de la visualización. Una vez deseado, pensado y visualizado nuestro objetivo, puesto que el optimista es dinámico, pasaremos a la acción y llevaremos a efecto las acciones visualizadas, lo que sin duda nos llevará a la consecución de los objetivos propuestos.
CATÁLOGO DE VALORES RELACIONADOS CON EL TRABAJO. Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas