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domingo, 24 de febrero de 2013

LAS PROFESIONES EN LAS QUE SÓLO PUEDEN TRABAJAR LOS 'HIJOS DE, O LOS SEÑORES CON CARNET DE..', O SEA QUE TE COLOCAS PORQUE TIENES LA SUERTE DE DISPONER DE PADRINOS






De la Meritocracia a la Parentocracia: “Sólo ascienden en el trabajo los que hacen deporte con los jefes el fin de semana”. Y como dice un viejo refrán castellano que dice "el que no tiene padrino no se bautiza". Es una verdad como un templo en diversos ámbitos laborales. Ya no se valora ni el mérito, ni la excelencia. Parece que ahora conseguir tanto los empleos como los ascensos, ha de ser a base de amiguismo o de tener padrinos, en las empresas que ya están asentadas y tienen su propia infraestructura, mercado y clientela, pero no es algo nuevo, sino que así ha sido desde siempre. ¿ Acaso alguien conoce a alguno que haya suspendido un master de Harvard, o MBA en Wharton?, eso seria casi imposible: el precio es selectivo, y si pagas, ganas. Claro que otra cosa es un "business developer" , una persona con la que aprovechando sus influencias, los contactos cuentan y mucho, y por supuesto ayudan en la línea de negocios.

He aquí el contenido de un interesante y largo reportaje de Miguel Ayuso para “El Confidencial” escrito en fecha del 23 de febrero de 2013, que toca el interesante tema del padrinazgo:

 Las profesiones en las que sólo pueden trabajar los 'hijos de'

En los servicios profesionales de élite la endogamia es la norma. (Corbis)

 “Como te puedes imaginar”, explica Manuel, abogado junior de uno de los grandes bufetes españoles, “la realidad es que en el trabajo te encuentras de todo. Hay mucho talento reconocido, pero también hay mucho fraude. Mucha desigualdad. Hay una tendencia un  tanto perniciosa, por la cual para entrar en grandes firmas tienes que tener un contacto importante y una presencia social destacada, o haber pasado por algún máster de prestigio que, normalmente, viene dirigido e impartido por profesionales de las grandes firmas”. ¿No entra nadie que no venga “recomendado”?. “Puedes ser un fuera de serie”, reconoce Manuel. “Pero no me refiero a ser muy bueno, me refiero a estar dentro de los 5 primeros de la promoción”.
Manuel, como todo buen abogado, toma precauciones. Asegura que no conviene generalizar, pero es de la opinión de que estamos asistiendo a un cambio en la manera en que se accede a los grandes despachos: “Mientras que elrecruitment más old school ha venido reconociendo siempre la excelencia, el talento y las aptitudes por encima de todo, en la actualidad se viene imponiendo más el tema del reconocimiento social y las líneas de acceso predefinidas”. La cruda realidad es que, si no eres parte de la alta sociedad, hay profesiones en las que nunca podrás llegar a lo más alto.  
Los servicios profesionales de mayor nivel han vuelto a apostar por el elitisimo. Para Xavier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología en la Universidad de Barcelona, los servicios profesionales de mayor nivel (grandes despachos de abogados, consultorías, banca…) han vuelto a apostar por el elitisimo, dejando a un lado la meritocracia: “En lugar de promover un reclutamiento competitivo y abierto al talento global y multicultural que aspire a reflejar la diversidad cosmopolita, estas grandes firmas anteponen el poder de clase y la adscripción selectiva de candidatos. No importa el talento, sino el cierre dinástico de clase”.
La educación, principal impedimento
Pedro trabaja en el departamento financiero de una gran consultoría. Para escalar en su  empresa, asegura, hay que trabajar duro y tener talento: “Por lo general la meritocracia se respeta. Si no obtienes los resultados esperados, te echan, independientemente de quién seas. Quizá el pijerío sea más evidente entre la gente de menos experiencia, lo cual, en mi opinión, demuestra que si bien uno se ha podido valer de su estatus social para acceder a un primer puesto de trabajo, para mantenerse eso ya no es suficiente”.
Ahora bien, para acceder a trabajar en las consultorías más prestigiosas has tenido que recibir una educación de élite a la que, tal como explica Pedro, pocos tienen acceso: “En las tres grandes consultorías estratégicas, que ofrecen los salarios más elevados, y te dan un dinero de entrada sólo por fichar con ellos –unos 4.000 o 5.000 euros– para que te compres trajes en sastrerías determinadas, el perfil mayoritario se corresponde con jóvenes de familias con dinero. Pero la razón por la que esto sucede no es porque tengan una mayor red de contactos, sino porque son los que pueden pagar unos estudios elitistas en el extranjero”.

La educación es la gran barrera que impide que las mentes privilegiadas de las clases menos adineradas accedan al nivel más alto de la escala profesional, algo que acaba con la meritocracia para instaurar lo que el profesor de Ciencias Sociales de la Universidad de Cardiff, Philip Brown, bautizó en los noventa comoparentocracia: “un sistema en que la educación que recibe un niño se corresponde con la riqueza y los deseos de sus padres, más que con sus habilidades y esfuerzo”.
La educación que recibe un niño se corresponde con la riqueza y los deseos de sus padres, más que con sus habilidades y esfuerzoSegún apunta Martínez-Celorrio, la parentocracia es la base de “una nueva regulación social que sustituye y diluye la meritocracia y la igualdad de oportunidades”. En su opinión, esta sustitución comenzó en la década de los noventa, “de manos de las políticas neoliberales que remercantilizan la educación y fomentan los rankings de escuelas”. Aunque, tal como explica el profesor, el origen de esta tendencia  se encuentra en Estados Unidos y Reino Unido, el fenómeno también es observable en España, sobre todo desde la cohorte de nacidos entre 1971-80: “Es un proceso al que no prestaron atención los gobiernos socialdemócratas de Zapatero y que será agravado con las políticas fiscales, laborales y educativas del Gobierno Rajoy (2011-2015) que perfilan una parentocracia con mayor rigidez social como algo connatural e inevitable”.
Un problema anglosajón
Al profesor Martínez-Celorrio no deja de sorprenderle que, en España, un asunto tan importante como éste no haya generado apenas debate, ni político, ni académico. En Reino Unido, sin embargo, la cuestión ha sido tratada como un asunto de Estado, y se han elaborado multitud de análisis e informes al respecto. Los problemas de movilidad social fueron un tema estrella en las pasadas elecciones que ganó David Cameron, y una prioridad desde tiempos de Gordon Brown y Tony Blair, que abrió incluso una Oficina de Estudio, adscrita al viceprimer ministro, que ha mantenido Cameron y dirige ahora Nick Clegg.

El viceprimer ministro británico, Nick Clegg, junto a su mujer, Miriam Gonzalez-Durantez. (Reuters)
El problema, no obstante, está lejos de solucionarse. Hace sólo un mes, la revista científica Human Relations publicó un estudio titulado Diferenciación y discriminación: entendiendo las clases y la exclusión social en los despachos de abogados líderesen el que se asegura que, pese a la presión gubernamental, lo grandes despachos de la City realizan una fuerte discriminación en base a la clase social, como parte de su estrategia de negocio.
Se contrata a la gente con la educación, las maneras, la ropa e, incluso, el acento, correspondiente a la clase adineradaEn opinión de la autora del estudio, la profesora Louise Ashley, de la Universidad de Kent, “los grandes despachos de abogados prefieren reclutar graduados de las universidades líderes, no porque sean mejores, sino porque tienen niveles particularmente elevados de capital cultural, y son considerados más adecuados para asegurar que la firma retenga una imagen de clase alta”. En el propio estudio, un abogado senior reconoce que “la imagen lo es todo en la abogacía”, y otro explica que en su despacho se contrata a la gente con la educación, las maneras, la ropa e, incluso, el acento, correspondiente a la clase adinerada.
Tal como ha explicado Ashley a El Confidencial, esta barrera de entrada provoca que “la gente talentosa, pero de una clase social menos aventajada, no puede acceder a una carrera en un despacho de élite, sin importar lo duro que trabaje”. Sin embargo, asegura, es muy sencillo encontrar en los despachos a gente sin talento para la abogacía, ni siquiera actitud comercial, pero con un título de élite y unos bonitos gemelos. “Los despachos de abogados siguen contratando predominantemente a titulados de universidades como Oxford o Cambridge”, cuenta Ashley, “sólo porque creen que hacerlo fortalece su imagen”.
El reino de los mejores
Ignacio Bao, presidente de Signium Internacional, es uno de los headhunters más reputados de nuestro país y, según la revista Business Week, uno de los 100 más influyentes del mundo, por lo que no es de extrañar que conozca al dedillo el mercado laboral de los servicios profesionales de élite. En su opinión, para formar parte de la élite, no basta con tener un título de una u otra universidad. “El expediente académico”, cuenta Bao, “es la primera barrera de entrada. Los despachos de élite sólo reclutan a sus abogados de un número muy limitado de universidades y escuelas”. Con un determinado expediente entras en el proceso y con otro no, pero después de esto tienes que pasar unas entrevistas durísimas que incluyen resolución de casos, y entrevistas personales muy complejas. “El título es sólo un requisito más”, asegura el headhunter.

Bao es un absoluto convencido de la meritocracia. En su opinión, en los despachos ya no hay apellidos ni familias, solo vale la capacidad que tienes de generar valor al mismo. Y si eres bueno, se te va a pagar muy bien por tu trabajo: “El porcentaje de individuos que trabaja en ese tipo de profesiones es muy limitado y está muy bien retribuido, porque son muy pocos los que hacen la diferencia. El tema es que un cliente que está dispuesto a pagar 1.500 euros por una hora de asesoramiento de uno de estos individuos, y paga 12.000 euros al día, no paga a alguien que no sea brillante. Hay muy poca gente capaz de marcar esa diferencia, con una cabeza privilegiada y la capacidad de encontrar ideas geniales”.
Aunque el headhunter niega que haya discriminación social en las profesiones de élite, reconoce que en España hay una barrera que no existe en otros entornos: “En Reino Unido y EE.UU., que es donde residen las profesiones de este tipo, el acceso a la educación está basado en un tema de becas. Prácticamente nadie estudia por sus propios medios. El acceso está basado, excepto para una pequeña minoría, en que pidas una beca. Es cierto que en España esto no está tan desarrollado. Aquí el dinero es una barrera, necesitas una financiación para poder entrar”.
Sin becas, no hay contactos
Según explica el profesor Martínez-Celorrio hemos heredado lo peor de la parentocracia anglosajona  y estamos eliminando la única herramienta que puede servir para combatirla: las becas. El sociólogo asegura que la inversión en becas en EE.UU. o Reino Unido es cinco o seis veces mayor que en España, lo que hace que el problema se mitigue. En nuestro país, cuenta, “nos han convencido de que la excelencia no es compatible con la equidad, pero no es cierto, y todos los estudios lo demuestran”.

Sin becas, es imposible que una persona talentosa, pero sin grandes recursos económicos, acceda a una educación de élite. Pero, ¿qué venden en realidad este tipo de programas educativos? Es innegable que trasmiten conocimientos valiosos, pero todo el mundo sabe que esto no es lo más importante, lo más importante son los contactos que generan, algo a lo que no son ajenos las escuelas de negocios, instituciones clave en el devenir de la cúspide de la pirámide del mercado laboral.
El mercado de trabajo tiene algo de oculto, para enterarte de un proceso de selección tienes que tener contactos, porque no se publican. María Valle, directora asociada del IE Business School y coordinadora de asesoramiento profesional de la escuela, reconoce que hay “cierta tendencia a que en los procesos selectivos progrese gente de un determinado estrato social, pero debido a sus contactos”. En su opinión, “el mercado de trabajo tiene algo de oculto”. ¿Enchufes? “No”, asegura Valle, “pero para enterarte de un proceso de selección tienes que tener contactos, porque no se publican. En banca privada o consultoría la red de contactos es crítica, y si tienes la oportunidad de estudiar en una escuela de negocios prestigiosa no te quedas fuera. La red de contactos es una de las razones fundamentales por las que la gente elige una escuela como el IE”.
Más allá de esto, Valle asegura que no existe ningún tipo de discriminación, ni en los trabajos, ni en las escuelas de negocio: “Las empresas quieren talento y quieren gente que trabaje bien. Los procesos de selección, una vez entras, son tremendamente objetivos. En el IE hay una gran diversidad y muchos alumnos con beca. A partir de ahí, todo depende de cómo gestiones tu red de contactos. Hay gente de buena familia con una enorme red que acaba descuidando y gente que ha construido sus contactos desde cero, pero han sabido sacarles partido”.  

Pedro trabaja en una entidad financiera. En el devenir de su vida profesional, cuenta, ha visto de todo, pero lo que más le llamaba la atención eran los directivos de las cajas de ahorros: “El terrateniente de la ciudad solía colocar al hijo listo en su negocios, y al tonto en la caja. He conocido a gente de esta que no sabía hacer la o con un canuto. Por suerte, eran puestos de maquillaje, para hijos de rico, pero no tenían verdadero poder ejecutivo”. El verdadero problema, asegura, llegó cuando este tipo de gente empezó a manejar realmente las entidades, para responder a intereses políticos: “Cuando se ha metido la política en las cajas es cuando se ha jodido el tema. Los gestores han dado créditos a intereses empresariales de sus amigos y su partido. La cosa funcionó hasta que se metieron en temas inmobiliarios sin valorar siquiera el riesgo que corrían”. El resto de la historia, cuenta, ya la conoce todo el mundo.
Esta es una de las consecuencias más peligrosas de la parentocracia: si se contrata a la gente por su procedencia y no por lo que puede ofrecer al negocio en cuestión, es probable que algo acabe saliendo mal. La realidad es que la cúspide del mercado laboral funciona por retroalimentación: sólo se puede acceder a determinadas profesiones con determinados contactos, que sólo consigues si eres de clase adinerada y puedes acceder a determinadas escuelas. El determinismo es pues la norma, y en este círculo vicioso, por mucho que se niegue, la excelencia acaba naufragando.
Miguel Ángel Pérez de la Manga, consultor de despachos de abogados, reconoce que esta retroalimentación hace que en los bufetes el estrato social sea homogéneo, pero no porque se incurra en una discriminación explícita, sino porque para construir una buena red de relaciones sin pertenecer a determinados ámbitos sociales hay que ser un “superdotado” en esa habilidad, lo que no suele ser muy frecuente.
Hoy nadie paga si no es por una solvencia técnica diferencial, porque el tema de las relaciones se puede comprar . “Hablar de talento”, explica el abogado, “nunca va a ser cuestionado al estar formado por principios como el de mérito y capacidad, pero hablar de criterios como las relaciones sociales en determinados ambientes puede sonar políticamente incorrecto. Desde un punto de vista técnico, la capacidad de desarrollar, mantener, y utilizar una amplia red de relaciones con personas clave del sector o sectores objetivo de la firma de servicios profesionales es una competencia valorada, especialmente cuando se trata, por ejemplo, de fichar a un abogado con más experiencia. El talento y la red de contactos actúan como multiplicadores. Coloca un cero en cualquiera de los dos factores y el resultado no será bueno por mucho que tengas un diez en la otra”.
Para el headhunter Ignacio Bao, la red de contactos no sirve de nada si no va acompañada de talento. “Hoy nadie paga si no es por una solvencia técnica diferencial”, explica Bao a El Confidencial en su despacho de la calle Serrano, “porque el tema de las relaciones se puede comprar”. Al fin y al cabo, explica, para algo están los consejeros delegados: “Puedes fichar a un individuo de mucho nivel al que le pagas una dieta como consejero y es un tío que tiene la responsabilidad de abrirte la puerta. Eso no cuesta nada. Son advisory board, gente con mucho prestigio que permiten el acceso. Este tipo de gente la tiene todo el mundo. Son políticos, presidentes de corporaciones retirados… Todo depende del tipo de nivel al que quieras acceder, pero si tu trabajo es IBEX 35, tendrás que tener gente que tenga acceso a estos círculos. Se han escrito miles de artículos sobre políticos que han acabado en esto. Algunos entran para pagar un favor, otros en agradecimiento…”.
La exclusividad no garantiza el éxito
En el entorno de los recursos humanos se insiste en que para llegar a lo más alto hay que tener un talento excepcional pero, ¿cómo se mide el talento en profesiones con productos tan intangibles? En opinión de Louise Ashley, profesora de la Universidad de Kent, en las profesiones donde la calidad del servicio es difícil de medir, como en la abogacía o la banca de inversión, la imagen es más importante que el talento y, por tanto, hay una mayor discriminación en función de la clase social. “En resumidas cuentas”, explica Ashley, “las personas de una familia rica tienen más probabilidades de hacer carrera en un bufete de abogados líder porque tienen más posibilidades de asistir a una universidad de élite, ya que han recibido una educación costosa de antemano”.

Para Ashely esta retroalimentación, que define la esencia misma de la parentocracia, no sólo es negativa en términos de bienestar social, además es perniciosa para el funcionamiento mismo de las empresas que la promueven: “Creo que las empresas están perdiendo oportunidades de negocio al rechazar un talento valioso que ni siquiera llega al proceso de selección. Es interesante ver la cantidad de socios de despachos de abogados punteros que vienen de un estrato social inferior pero admiten que nunca habrían podido acceder a su propio despacho con los requisitos de entrada que se piden hoy en día”.
Sólo la diversidad puede garantizar que no se está escapando el talento. Para la investigadora británica los despachos de abogados más prestigiosos han tenido que resolver un conflicto entre dos necesidades comerciales: la de atraer a la gente más talentosa y la de reducir el riesgo y realzar su imagen. La segunda opción ha ganado de calle, no sólo en la abogacía, sino en todos los servicios profesionales de primer nivel. En opinión de Ashley, se trata de una decisión equivocada, pues sólo la diversidad puede garantizar que no se está escapando el talento, pero es de largo la más sencilla: “Gestionar la diversidad puede ser incómodo y difícil pero, además, aumenta la percepción de riesgo en una organización. Apostar por conservar el status quo imperante parece más inteligente”.
Para Daniel Muzio, profesor de organización y liderazgo en la Escuela de Negocios de la Universidad de Manchester, la diversidad puede ser positiva en las organizaciones, pero no es un argumento lo suficientemente fuerte como para convencer a los responsables de recursos humanos: “Si nos fijamos sólo en el aspecto económico, las empresas tendrían razones suficientes para discriminar todo lo que pudieran. Por esta razón, la diversidad no sólo debe ser promovida como una alternativa viable para el negocio, debe estar respaldada, además, por argumentos políticos, legales y éticos”.
La cúspide de la pirámide es cada vez más estrecha
Cecilia tiene 29 años y lleva cinco trabajando en un gran despacho de abogados. Su jornada laboral suele ser siempre de más de 10 horas. No tiene un mal sueldo, estando la cosa como está para la gente de su generación, pero cuando le preguntan sobre su trabajo siempre dice lo mismo: “Me gusta lo que hago, pero no tengo vida fuera del despacho”. Como casi todos sus compañeros, Cecilia tiene un máster de una escuela prestigiosa, es de buena familia y viste a la última, pero tiene claro una cosa: la única forma de escalar en la pirámide es dejarse la piel, contentar a los socios, y estar dispuesto a echar todas las horas que hagan falta, y alguna más. Y ni siquiera esto garantiza nada. Una vez que estás dentro, el talento es lo de menos.
La parentocracia extiende sus raíces en el interior mismo de las organizaciones empresariales. Existen diversos escalones. Quizás tienes el suficiente nivel académico, y los contactos necesarios, para entrar en una empresa de élite, pero para escalar dentro de ella debes pertenecer al siguiente peldaño. A partir de determinado nivel, la única manera de escalar es sacar partido a tu estatus social. “Generalmente”, explica Manuel, abogado de un gran despacho español, “esto sí que es determinante para acceder a los puestos de más responsabilidad y de dirección porque, en definitiva, son quienes tienen que traer negocio y clientes. Siempre es mucho más fácil acceder a un potencial cliente si tu mítico amigo de la infancia, con el que practicas deporte los sábados, es el consejero delegado de esta u otra empresa de primer nivel”.

En las consultorías, donde los procesos de evaluación son más objetivos, una vez que estás dentro, es posible ascender a puestos de responsabilidad mediante esfuerzo y talento, pero en los bufetes, los ascensos están del todo congelados. Hace dos semanas se presentó en Madrid un análisis comparativo de las retribuciones en los despachos de abogados en España. El estudio, elaborado por Signium Internacional en colaboración con la escuela de derecho del IE Business School, pone de manifiesto que, pese a que los salarios de la profesión han bajado desde el estallido de la crisis, los abogados de los grandes despachos, que son un porcentaje mínimo del total de letrados (menos de un 10%), siguen teniendo remuneraciones altísimas. Un director tiene un sueldo medio de entorno a los 120.000 euros y los socios, que ni siquiera aparecen en el estudio, dada la opacidad que rodea a la cúspide, suelen tener salarios que rondan el millón de euros.
Pese a que los salarios de la profesión han bajado, los abogados de los grandes despachos siguen teniendo remuneraciones altísimas. El sueldo de los abogados junior de estos grandes despachos, que está en torno a los 30.000 euros al año, no ha variado lo más mínimo desde 2006, pero, sin embargo su carga de trabajo es cada vez más elevada y, lo que es peor, cada vez es más difícil lograr un ascenso. Para Bao, el futuro de la profesión es evidente: “Necesitamos más paraligas, una cosa que en EEUU está muy desarrollada. Ahora se contratan chavales por 30.000 pavos y al final del primer año sólo hacen fotocopias y documentación. Tiene que hacer una proyección. ¿Para qué tenemos esto? En vez de coger a 50 coge 5, y a parte contrata a un grupo de paraligas, gente licenciada en derecho sin una aspiración de crecer, ni ser lo mejor de lo mejor, pero que quieren trabajar en una casa grande. A esta gente les puedes pagar 24.000 o 30.000 euros, no tienen que ganar más y van a hacer eso toda su vida. Su coste subirá con el IPC y ese coste suple a que tengas que contratar todos los años un montón de gente”.
El resultado de todo esto será una cúspide de la pirámide más estrecha, y más exclusiva. “El leverage (el número de asociados por socio) se reducirá y la rentabilidad de los socios subirá porque son capaces de cargar más horas”, asegura Bao. “Al final el cliente lo que quiere es ver al socio. Yo puedo tener 40 tíos a mi alrededor, pero cuando hago magia fichando a Manolo Pizarro o a Luis de Guindos, que es lo que he logrado, el cliente lo que quiere es verme a mí”.

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FUENTES DE “EL CONFIDENCIAL”:

 

 DE LA MERITOCRACIA A LA PARENTOCRACIA:  LAS PROFESIONES EN LAS QUE SÓLO PUEDENTRABAJAR LOS 'HIJOS DE'

 

 DE LA MERITOCRACIA A LA PARENTOCRACIA: “SÓLO ASCIENDEN EN ELTRABAJO LOS QUE HACEN DEPORTE CON LOS JEFES EL FIN DE SEMANA”



Escrito en "EL MASTER DEL GUAPO HACKER", De Xavier Valderas
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Como anexo os adjunto este interesante artículo escrito el pasado 28 de febrero de 2013 en EL BLOG SALMÓN, que analiza la escala de retribuciones:

         -  Cobrar por hacer
- Cobrar por saber
- Cobrar por ser
           
 Por desgracia para este país, hay bastante gente (vinculada generalmente a partidos políticos) que cobra por ser que reconoce sin pudor que ni hace ni sabe.

LA JERARQUÍA DE LAS RETRIBUCIONES: HACER, SABER, SER.










La retribución de los trabajos va en proporción inversa (por regla general) al esfuerzo físico que conllevan. Se pueden establecer tres escalones retributivos que son razonables,cobrar por hacer, cobrar por saber y cobrar por ser, hasta que se dan casos como el que ilustra el vídeo que encabeza el post, que son los que ponen en duda que las cosas deban ser así.

Cobrar por hacer

El escalón retributivo más bajo corresponde indefectiblemente a los que hacen las cosas, las hormigas obreras, encargadas de ejecutar las tareas que se les encomiendan y punto. No necesitan saber, pero en cuanto empiezan a saber están preparados para subir en la escala retributiva. 
La capacidad para hacer es limitada, hacer cosas lleva un tiempo, cuesta un esfuerzo y ambas cosas tienen límites, el conocimiento amplia esos límites, permite optimizar el trabajo.
Poniendo por ejemplo la construcción, el peón sería el escalón más bajo.

Cobrar por saber

El siguiente gran escalón es el de los que cobran por lo que saben, generalmente también hacen, pero el trabajo que hacen consiste más en supervisar el que hacen otros, se pueden saber muchas cosas y la capacidad para saber cosas es prácticamente ilimitada, no es conocido ningún caso de alguien que haya agotado su capacidad para saber cosas, pero a lo largo del día todo el mundo se agota de hacer cosas. 
Siguiendo con el ejemplo de la construcción, los que cobran por lo que saben van desde el encargado de obra, hasta el aparejador o el arquitecto.

Cobrar por ser

Es el escalón más alto, y a él se accede por medio de lo que has hecho, o lo que sabes hacer o como hacer, en el ejemplo de la obra, un arquitecto puede cobrar por ser el arquitecto y su trabajo (redactar los proyectos, seguir las obras) puede que los realice físicamente alguien de su equipo. este arquitecto cobraría meramente por “ser” arquitecto.
La capacidad para ser, como la de saber, es infinita, más aún si cabe, porque ser algo no lleva tiempo. Ser ama de casa, ser persona, ser presidente, ser deportista, son cosas que además son compatibles (el hecho de serlas no el tiempo para dedicarse a ser) por eso están en el escalón retributivo más alto, sobre todo algunos, como nuestros políticos que son muchas cosas a la vez, porque no necesitan ni saber ni hacer (para eso están secretarios, consejeros….) y pueden ser entre otras cosas una que los demás no solemos poder compatibilizar con otros salarios… “ex-algo”

Cuando falla el sistema

Cuando los que llegan a cobrar por ser, han llegado ahí saltándose algún paso, ni han hecho nunca, ni saben cómo ni que hay que hacer, el ejemplo del arquitecto aquí no sirve, pocos arquitectos llegan a serlo sin al menos saber algo, aunque no hayan hecho nunca nada. Pero hay mucha gente que cobra por ser (como la señora del vídeo que ilustra el post) que reconoce sin pudor que ni hace ni sabe, y eso pasa con empresarios que llegan a serlo por herencia, sin haber dedicado un minuto a conocer de que va el negocio, delegan en quien sabe, pero no tienen criterio y son fáciles de engañar, porque no saben.


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NO OBSTANTE, AUNQUE NO ESTOY DE ACUERDO DEL TODO, PORQUE SON EL ESFUERZO, LA EXCELENCIA Y EL TALENTO LOS QUE PERMITEN IR ASCENDIENDO DESDE ABAJO A CUALQUIER EMPRENDEDOR DESDE CUALQUIER PUESTO, DEJANDO APARTE LOS CASOS DE EMPRESAS Y CORPORACIONES CERRADAS,ASÍ COMO PARTIDOS POLÍTICOS; OS DEJO ESTA INTERESANTE RÉPLICA AL ARTÍCULO ANTERIOR, QUE TAMBIÉN DA BASTANTE PARA REFLEXIONAR:

QUE NO:
La realidad:
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SOCIEDAD PIRAMIDAL DE PRIVILEGIOS
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La retribución de los trabajos no tiene nada que ver ni con "hacer" ni con "saber" ni con "ser".
Todo va de "estar donde hay que estar" en la pirámide.
LA PIRÁMIDE:
Todo está montado como una pirámide de privilegios: Cuanto más alto, más privilegios, menos trabajo (incluso ningún trabajo) y más ingresos (aprovechándose del trabajo de los de abajo).
Para estar más alto en la pirámide no es necesario hacer, ni ser, ni saber. De hecho sólo se puede subir en la pirámide de dos formas:
- los que ya están arriba, te ponen a tí (sin más requisitos: porque sí)
- por alguna razón consigues hacer dinero (algo muy difícil SIN ESTAR antes en la pirámide: montar una empresa "desde abajo" es CASI imposible -un mito- muchos casos de "emprendedores" cuando cuentan su historia dicen cosas como "conseguí de la familia 1Millón de euros para empezar ... y cosas así de extraterrestres ... y los que no, pues no pasan de "autónomos-autoempleados").
Ciertamente, el estudiar, el saber hacer, y otras cualidades, pueden ayudar, pero hasta cierto nivel de la pirámide: En España, por mucho que estudies, o sepas hacer, a lo "más" que puedes llegar es a funcionario, o contratado en alguna empresa (en condiciones no muy malas ... pero nada más)
Antiguamente, la pirámide era infranqueable por ley (o eras plebeyo o noble). Hoy en día tenemos la ilusión de poder hacernos "nobles" si ganamos dinero (lo cual es más bien un espejismo para mantener contentas a las masas -los dueños del dinero lo saben-).
Tener estudios, titulación, o "saber hacer" como mucho te puede servir para "no hacer trabajos manuales" PERO NUNCA NUNCA NUNCA subirás a la pirámide en sus partes altas.
Los consejos de administración del IBEX (y de Cajas y demás) se rellenan con gente a dedo: por pagos de influencyas políticas, por ser hijos de familias (con alguna COARTADA del tipo "MBA en Bostón" ... suficientemente caro para que otros no lo puedan tener, y justificar la coartada) ... y en ese plan
Ejemplos: Para dirigir una filial bancaria, hay que ser hija de Botín ... Y NA-DA MÁS (punto final). Al igual que para ser consejero y cobrar 200.000€ euros no hace falta saber, ni ser, ni hacer (a Urdangarín le daban puestos de esos gratis, y donde digo Urdangarín, pon a cualquier "miembro de la realeza" -los políticos también son realeza hoy en día-)
LA INMORALIDAD DE LA PIRÁMIDE (invisible):
En la sociedad piramidal, los de arriba se aprovechan de los de abajo. Así de simple. Y cuanto más arriba, más gente por debajo, y más te aprovechas.
Nadie es rico por tener dinero. No es cuestión de cantidades. Sólo se puede ser rico cuando LOS DEMÁS tienen MUCHO menos que tú (y esto es lo primero que aprende un niño de una "familia-alta").
Este estado de cosas es inmoral. Pero es lo que hay.
Y además, NOSOTROS LO FOMENTAMOS: Todo el mundo que conozco es igual de indeseable e inmoral en este aspecto: Todo el mundo piensa que "por haber estudiado" (o tener un Master en Bostón -o aprobar una oposición un día-) se merece de por vida un sueldo mayor, y trabajar menos, que "quién no ha estudiado"
En realidad, cuanto más irrelevante es tu trabajo para la sociedad, más dinero ganas. Y de hecho, la gente que se encarga de los trabajos ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLES (el campo, la mar, la tierra, servicios básicos) son los que peor están.
¿ POR QUÉ ?
- PORQUE los de abajo no tienen poder y son unos pringados currantes
- PORQUE los de arriba de verdad controlan el poder para su beneficio.
- PORQUE los de enmedio queremos ser como los de arriba, y también nos gusta aprovecharnos de los de abajo (de hecho "tener éxito" es subir en la pirámide, para aprovecharte de los de abajo)
POSDATA 1:
La explotación de "los de abajo" es absolutamente real.
Pero se produce de formas indirectas, a través del dinero, sin "imposición-coercitiva".
Por eso NO nos sentimos culpables porque aquí "todo el mundo es libre".
Ni los explotados saben que lo son (( EJEMPLO: El autónomo que paga forzado 300€ al mes está siendo explotado por los tipos como el Bárcenas -bueno, y el Rey, y todo quisque- que se reparten MILLONES sacados de ahí sin hacer nada de nada ))
POSDATA 2:
En la historia de las sociedades humanas desde la prehistoria, han existido pirámides de poder y privilegios. Pero se fundamentaban en la ley y la prohibición, mediante "poder directo"
Ahora existe "el poder indirecto" mucho más sutil, que emana, sencillamente, de la tarjeta de crédito y la cuenta bancaria, o del poder de "conocer a gente de arriba" (el poder político es una variante del poder "contactar con los de arriba"), con la que puedes aprovecharte del trabajo de otros sin verlo, sin ordenar nada, sin ejercer poder directo, sin saberlo, ni preocuparte lo más mínimo.
- Ni los explotadores se sienten incómodos (inclúyete: tú tienes gente por debajo)
- Ni los explotados saben que lo están (ni pueden conocer ni identificar a los que ostentan el poder real)
¿¿ PUEDE HABER UN SISTEMA MÁS PERFECTO DE DOMINACIÓN ??
(( lo único que hace falta conseguir es que la sociedad en general -los de enmedio y debajo- "tolere" su situación, sea cual sea: la "paz social" es lo único requerido para mantener la pirámide ))
POSDATA 3:
Para listos: lo contrario del neoliberalismo NO es el socialismo ...
Un saludo.
Leo Cano.





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