"La sabiduría no es otra cosa que la ciencia de la
felicidad"
( DIDEROT )
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En relación con el diseño del puesto, conviene recordar que la configuración del mismo y la disposición de sus elementos deben garantizar al trabajador una buena estabilidad postural y al mismo tiempo permitirle una movilidad suficiente para utilizar con comodidad los materiales y herramientas de trabajo. Esto incluye la manipulación de los dispositivos de control de las máquinas y la percepción de los elementos de la tarea. En general, el diseño de los puestos de trabajo debe cumplir los siguientes requisitos:
— La disposición del puesto debe permitir los cambios de postura, de manera que se evite el mantenimiento de posturas estáticas prolongadas por parte del trabajador. A este respecto, es recomendable que la concepción del puesto permita alternar las posturas de pie y sentado.
— Con el fin de permitir que el operador pueda adoptar en todo momento la postura más conveniente a su actividad es preciso que sean ajustables todos los elementos del puesto susceptibles de serlo. Esta característica permitirá también la adaptación del puesto a las dimensiones físicas de los distintos operadores que puedan ocuparlo.
— La altura del plano de trabajo debe ser adaptada a las dimensiones del trabajador y al tipo de tarea realizada. Esta altura, para los trabajos más habituales, corresponde aproximadamente a la de los codos.
— Para el trabajo en posición de sentado la silla debe poder ajustarse a las dimensiones físicas del usuario.
— El sistema silla/mesa de trabajo debe estar diseñado de tal forma que posibilite la adopción de buenas posturas.
— Los materiales, las herramientas de trabajo y, en su caso, los dispositivos de control deben estar situados a una distancia funcional del operador.
a) Las necesidades derivadas de la división del trabajo y del flujo de materiales que determina la disposición relativa entre los puestos y su contigüidad. El flujo de información constituye un factor cada vez menos determinante en la disposición de los puestos, por ejemplo en las oficinas, en la medida que se extiende el empleo de los modernos sistemas de transmisión de datos y de las redes informáticas.
b) El aprovechamiento de la luz natural y la localización de las luminarias en los lugares donde estos aspectos ya vienen dados. Es necesario tener en cuenta que los puestos no deben orientarse de manera que el trabajador quede situado frente a las ventanas u otras fuentes de luz que puedan producir deslumbramiento. La ubicación más adecuada es la que permite que la luz de las ventanas y luminarias llegue lateralmente al puesto.
c) La situación de las salidas de aire correspondientes al sistema de calefacción y aire acondicionado. Los puestos han de colocarse respecto a ellas de tal forma que el aire no incida directamente en la espalda de los trabajadores.
En los años 60 las tradicionales oficinas compartimentadas en pequeños locales empezaron a ser sustituidas por las oficinas de tipo panorámico; con esta nueva disposición se pretendía mejorar la comunicación, propiciar el trabajo en equipo, aumentar la flexibilidad en la disposición de los puestos y rentabilizar el espacio. Algunos años después la experiencia mostró que este tipo de oficina presentaba algunos inconvenientes importantes: multiplicación de las interferencias provocadas por el exceso de comunicación, falta de intimidad, mayores dificultades para conseguir un ambiente térmico satisfactorio para todos los empleados, flexibilidad limitada y problemas con la acústica del local. La solución de estos problemas se aborda actualmente de dos maneras: Por un lado, la tendencia predominante en E.E.U.U. consiste en la compartimentación de las oficinas panorámicas mediante el empleo de diversos elementos más o menos móviles, tales como mamparas, estanterías, armarios, etc., que permiten atenuar la transmisión del ruido y procuran un cierto grado de intimidad. Por otro lado, la tendencia predominante en Europa consiste en la sustitución de las oficinas panorámicas por conjuntos de locales de oficina de menor tamaño, en los cuales es mucho más fácil controlar los citados problemas. En todo caso, es preferible que estos aspectos sean previstos en la fase inicial de diseño de la oficina dado que, una vez ejecutado el proyecto, la corrección siempre resulta más cara y problemática. El diseño del mobiliario constituye otro de los aspectos importante del acondicionamiento ergonómico de los puestos de trabajo. En primer lugar, el mobiliario debe poder adaptarse a las dimensiones físicas de los usuarios; esto se puede lograr a través de dispositivos de regulación cuyos rangos de ajuste cubran, al menos, a los individuos comprendidos entre el 5 percentil y el 95 percentil del colectivo de potenciales usuarios. Por otro lado, las características del diseño y los materiales empleados no deben ser causa de molestia para los trabajadores. En general, el mobiliario de trabajo debe satisfacer los requisitos de estabilidad y resistencia demandados por el tipo de tarea que haya de realizarse, asimismo, las partes con las que pueda entrar en contacto el usuario deben estar diseñadas de manera que no produzcan lesiones ni originen deterioros en los materiales de trabajo. En particular, todos los bordes, esquinas y salientes deben estar adecuadamente redondeados; el radio de curvatura debe ser al menos de 2 mm para las aristas y de 3mm para las esquinas. Los dispositivos de regulación y los elementos móviles deben estar diseñados para que no se puedan accionar o mover de forma accidental. Asimismo, las partes lubricadas de estos dispositivos deben estar protegidas de tal forma que tanto el usuario como su vestimenta o los materiales de trabajo no puedan mancharse con los lubricantes.
Por otro lado, todas las superficies del mobiliario con las que deba permanecer en contacto el usuario deben estar constituidas por materiales de baja transmisión térmica; así, por ejemplo, debería evitarse el empleo de superficies metálicas que puedan permanecer en contacto con el usuario, dado que transmiten con facilidad el frío y el calor. Así mismo, para evitar reflejos o brillos molestos en la zona de trabajo, las superficies deben tener aspecto mate. Este requisito cobra mayor importancia en las superficies de las mesas de trabajo y otros elementos auxiliares, como los atriles o portadocumentos. Otro aspecto de interés es el que concierne al recubrimiento de los asientos y respaldos de las sillas de trabajo. Estos deben ser permeables al aire y al vapor de agua, así como permitir su limpieza periódica sin deteriorarse. En caso necesario, dichos elementos se deben poder desmontar con facilidad para su reparación o reemplazamiento. Finalmente, los suplementos inferiores sobre los que se apoye el mobiliario y, en su caso, las ruedas de las sillas, deben disponer de un sistema de fijación que permita su fácil reemplazamiento en caso de rotura o deterioro.
Dentro del mobiliario de trabajo el sistema silla/mesa es uno de los conjuntos más utilizados en la configuración de los puestos, especialmente en las actividades de oficina. Con el fin de prevenir los problemas posturales este sistema debe ser diseñado de forma ergonómica. Aparte de los requisitos generales que debe reunir el mobiliario, vistos anteriormente, la mesa de trabajo debe cumplir los siguientes:
— Debe disponer de un espacio suficiente para alojar las piernas con comodidad y cambiar de postura, de acuerdo con lo especificado anteriormente para los espacios libres del puesto.
— El espesor del tablero debe ser lo menor posible (se recomienda no superar los 6 cm) con el fin de que no dificulte la correcta colocación de las piernas cuando se ajusta la altura de la silla de manera que los codos queden a la altura de la superficie de trabajo.
— Se recomienda que la altura del tablero de la mesa sea regulable. Apesar de que este requisito no llega a ser tan importante como la regulación de altura de la silla facilita la adaptación del puesto al usuario sin necesidad de tener que recurrir a la introducción de un reposapiés para las personas de menor talla.
—En el caso de incorporar cajones estos deben ser fácilmente accionables desde la posición de trabajo y respetar el espacio libre para las piernas.
a) La altura del asiento debe ser ajustable dentro de un rango que cubra la variabilidad antropométrica del colectivo de potenciales usuarios.
b) La profundidad del asiento debe poder ajustarse de tal forma que el usuario pueda utilizar eficazmente el respaldo sin que el borde delantero de la silla le presione la parte posterior de las piernas. Dicho borde debe estar adecuadamente redondeado.
c) El respaldo debe proporcionar al usuario un apoyo adecuado para la espalda especialmente a la altura de la zona lumbar. Para ello, debe ser regulable en altura e inclinación y tener una suave prominencia a la altura de la citada zona lumbar.
d) Las superficies del asiento y del respaldo deben ser firmes y ligeramente mullidas, con el fin de permitir la distribución adecuada de presiones. Asimismo, los materiales empleados para dichas superficies deben ser permeables al aire y el vapor de agua.
f) Todos los mecanismos de ajuste deben ser fácilmente accionables desde la posición de sentado y estar diseñados a prueba de cambios accidentales.
g) Las sillas pueden ir equipadas con reposabrazos, salvo que estos interfieran los movimientos necesarios para realizar la tarea.
h) Con el fin de aumentar la estabilidad, se recomienda el empleo de sillas con cinco apoyos en el suelo.
Aparte de lo dicho anteriormente, existen actividades como las de oficina, donde es recomendable la utilización de sillas con posibilidad de giro y dotadas de ruedas, sobre todo en los puestos donde se trabaje sobre mesas muy amplias o sobre más de una mesa. Un elemento auxiliar del sistema silla/mesa es el reposapiés. En general, debería evitarse la utilización de este elemento, dado que restringe las posibilidades de movimiento de las piernas y los cambios de postura. No obstante, como ya se ha dicho antes, en el caso de que no exista la posibilidad de regular la altura de la mesa el reposapiés puede ser necesario para las personas de menor talla. El reposapiés debe ser independiente de la silla y de la mesa y sus dimensiones deben ser suficientes para permitir el apoyo de los pies y cierto cambio de postura. Los principales requisitos que ha de cumplir son los siguientes:
— Su altura debe ser ajustable
— Su inclinación debe ser regulable entre 0º y 25º
— La superfície superior y los apoyos del suelo deben ser antideslizantes
Desde hace algunos años se han desarrollado nuevos diseños de sillas entre los que cabe destacar el diseño “Kneeling”. Este tipo de silla se caracteriza por disponer de un asiento fuertemente inclinado hacia delante (habitualmente 30º sobre la horizontal) y la ausencia de respaldo. Con el fin de evitar que el usuario se deslice en el asiento sus rodillas se apoyan en un soporte acolchado. En esta silla la inclinación del asiento propicia una postura más natural de la espalda sin necesidad de respaldo, pero esta ventaja se ve contrarrestada por diversos inconvenientes. Entre ellos cabe destacar la tendencia de las nalgas a deslizarse hacia delante, lo que se traduce en una presión importante en el apoyo de las rodillas. Al mencionado inconveniente hay que añadir los problemas derivados del estatismo postural, especialmente para las piernas, cuando se utiliza esta silla durante largos periodos de tiempo, a diferencia de las sillas convencionales, que permiten el cambio de posición de los miembros inferiores sin dificultad. Por otra parte, se presentan dificultades para tomar asiento y para levantarse lo que lleva aparejado cierto riesgo de caída. Estos inconvenientes hacen que el empleo de estas sillas quede limitado a periodos de tiempo reducidos o bien para alternar con las sillas tradicionales cuando se permanezca sentado habitualmente la mayor parte de la jornada de trabajo.
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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