— El ambiente interior de los centros de trabajo no industriales se caracteriza por contener mezclas complejas de contaminantes, entre los que pueden darse efectos sinérgicos, es decir, que unos contaminantes potencien la acción de otros.
— Los límites de las concentraciones permisibles de contaminantes químicos en los lugares de trabajo están establecidos para una duración de exposición de 8 horas diarias, esto es, para jornadas de trabajo de 8 horas durante 5 días a la semana. Sin embargo, en el caso de los contaminantes de los ambientes interiores la duración total de la exposición es mucho mayor, ya que, en las ciudades, las personas estamos expuestas a los contaminantes del ambiente interior (laboral y extralaboral) durante tiempos muy superiores.
— En la industria trabajan adultos con buena salud y una forma física aceptable. En cambio, en los ambientes interiores, hay en general un espectro más amplio de personas. El grupo de expertos europeos pertenecientes a la ACCIÓN CONCERTADA EUROPEA CALIDAD DEL AIRE Y SU IMPACTO EN EL HOMBRE de la COMISIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA desglosa los factores que determinan la calidad del ambiente interior en los siguientes:
Hay gran variedad de contaminantes químicos que pueden tener distinta procedencia. Además, es frecuente que un mismo contaminante sea emitido por varias fuentes a la vez. En unos casos las fuentes son interiores, mientras que en otros están en el exterior y los contaminantes generados por ellas penetran en el edificio por las puertas, ventanas, tomas de aire exterior y por las rendijas y grietas de los edificios. Entre ellos hay que destacar:
A) Humo del tabaco
El humo de tabaco está constituido por una mezcla muy compleja de más de 3000 compuestos químicos, en estado gaseoso, como el monóxido de carbono y diversos vapores orgánicos, o en forma de partículas, algunas de las cuales son altamente cancerígenas, como el hidrocarburo aromático policíclico Benzo[a]pireno. El tamaño de la mayoría de ellas se halla dentro de la fracción respirable, lo que las hace más peligrosas para la salud. Otros efectos nocivos del humo del tabaco son la irritación de las mucosas respiratorias y reacciones alérgicas en los alvéolos y bronquios. Entre los contaminantes químicos, los del humo del tabaco suelen ser de los más abundantes en los ambientes interiores. Hay que tener en cuenta, además, que sus efectos los sufren los fumadores y los que no lo son.
Es un gas altamente irritante de los ojos y de las vías respiratorias. Además, suele ocasionar sensibilización. Se sospecha también que puede inducir procesos cancerosos. Es una de las materias primas que se usan en la fabricación de plásticos y resinas. De ellas, las espumas de urea-formol se usan mucho para el aislamiento térmico de las edificaciones. También se utiliza en la fabricación de adhesivos, y de aglomerados y contrachapados de madera para muebles y otros elementos; en la elaboración de productos de limpieza, de desinfección y de pinturas. Está presente también en el humo del tabaco. Una formulación inadecuada de los plásticos y resinas, un mal curado, o la degradación producida por el paso del tiempo provocan la liberación de este compuesto al ambiente.
C) Compuestos orgánicos volatiles
(VOC’s) Los compuestos orgánicos volátiles, conocidos como VOC’s (siglas en inglés de Volatile Organic Compounds), son compuestos orgánicos que se evaporan con facilidad a temperatura ambiente. Forman un grupo heterogéneo de compuestos y aunque también se generan fuera de los edificios (gasolineras, tráfico, etc.), en general, suelen ser más abundantes en interiores. Suelen proceder de los elementos de decoración (pinturas, barnices, disolventes), del mobiliario y equipos de trabajo, del material de oficinas, de productos de higiene personal y cosméticos, de productos de limpieza (ceras, detergentes, insecticidas, ambientadores) y de los propios ocupantes. Entre sus efectos destacan los tóxicos sobre diferentes órganos y tejidos, los irritantes para las mucosas, los olfativos y, en algunos casos, los cancerígenos y genotóxicos.
Es el nombre con el que se denominan los plaguicidas de uso no agrario. Comprenden productos contra insectos (insecticidas), roedores (rodenticidas) y para impedir el crecimiento microbiano. Son muy irritantes cuando están en forma concentrada, pero también a bajas concentraciones pueden ocasionar irritaciones de las mucosas en personas susceptibles, razón que desaconseja su uso de forma continua.
E) Monóxido de carbono (CO) MONÓXIDO DE CARBONO (CO)
Se origina por una combustión incompleta de la materia orgánica. Se une a la hemoglobina de la sangre e impide el transporte de oxígeno por los hematíes a las células de los tejidos, por lo que las concentraciones elevadas de CO pueden causar la muerte por asfixia. En la mayoría de los casos, cuando se encuentra en la atmósfera interior de un edificio suele proceder del garaje del propio edificio o de los de los edificios circundantes, generalmente debido a que las tomas de aire exterior para la ventilación están situadas cerca de las salidas del aire de extracción de los mismos.
F) Dióxido de carbono (CO2)
Procede principalmente de la respiración humana y la combustión del tabaco. Es un gas que no tiene efectos tóxicos. Sin embargo, su abundancia se relaciona con la falta de oxígeno y con la sensación de aire viciado. Se emplea como indicador de la calidad del aire en los espacios donde hay bastantes personas. En estos casos, cuando su concentración es mayor de 1000 ppm (>0,1%), se considera que la ventilación no se realiza correctamente.
G) Ozono (O3)
Es un gas muy irritante, pero se descompone rápidamente. Se puede producir de forma natural en determinadas condiciones atmosféricas (tormentas). Su presencia en el aire exterior puede deberse a esa razón, a la contaminación industrial, al tráfico o a las calefacciones. En el ambiente interior puede penetrar con el aire exterior o puede generarse por el uso de fotocopiadoras e impresoras láseres mal mantenidas, o debido al funcionamiento de cualquier elemento que produzca descargas eléctricas de alta frecuencia en el aire. En este sentido, hay que mencionar que algunos ionizadores pueden generar cantidades elevadas de ozono. Hay, incluso, algunos aparatos, los ozonizadores, que generan ozono con fines desinfectantes y desodorizantes. El uso del ozono como desinfectante y desodorizante en los espacios interiores está en entredicho, ya que las concentraciones necesarias para ello son bastante superiores a los límites de exposición que se recomiendan para interiores.
H) Radón
Este elemento gaseoso radioactivo se genera en la desintegración del radio. El radón y sus productos de desintegración proceden exclusivamente de fuentes naturales. Se origina a partir de los suelos y rocas de zonas graníticas y de fosfatos. En los edificios aparece por infiltración desde el exterior. A veces puede proceder de los materiales de construcción. Las concentraciones más altas suelen encontrarse en las partes más bajas de los edificios, donde se acumula debido a que es más denso que el aire. Tanto el radón como sus descendientes pueden provocar cáncer de pulmón, ya que van asociados a partículas inhalables que se depositan en los pulmones.
I) Materia particulada sólida
La materia particulada sólida o polvo del interior de los locales está constituida por partículas orgánicas e inorgánicas. Cuando la longitud de las partículas es tres veces mayor que su diámetro se denominan fibras. Su fuente principal en oficinas es el humo del tabaco. Además, el papel, las moquetas y las alfombras, las paredes, etc. desprenden partículas y fibras, a las que cabe sumar las escamas de la piel, la suciedad transportada desde el exterior, etc. El polvo de las oficinas contiene niveles elevados de fibras minerales (irritantes), fibras de celulosa (medio de cultivo para microorganismos), partículas inorgánicas. También puede contener esporas y heces de ácaros, ambos alergénicos. Los problemas que pueden provocar las partículas se acrecientan con el uso de pantallas de visualización de datos, ya que la carga electrostática acumulada en éstas puede atraer polvo cerca de las vías de entrada del aparato respiratorio de los trabajadores. De entre las fibras, las de amianto son las peores para la salud cuando son inhaladas. Producen fibrosis y cáncer de pulmón, por lo que cada vez se utiliza con menos frecuencia el amianto como aislante en la construcción. El riesgo por inhalación de fibras de amianto puede ser elevado cuando se realizan obras de remodelación de edificios antiguos y no se llevan a cabo las medidas de prevención que prevé el Reglamento sobre el trabajo con riesgo de amianto. La fibra de vidrio suele utilizarse para aislar térmica y acústicamente los edificios, así como en los conductos y otros elementos de los sistemas de aire acondicionado. Estas fibras pueden desprenderse y pasar al aire si los aislamientos no se colocan bien o si se deterioran. Producen irritaciones.
2) Factores físicos
El mayor número de quejas sobre la calidad del ambiente interior suele referirse al ambiente térmico y a la ventilación de la zona ocupada y las causas suelen tener que ver con deficiencias en el sistema de acondicionamiento del aire. Además del calor, del frío o del aire viciado, el ruido, las vibraciones y la iluminación deficiente pueden causar problemas en la calidad del ambiente interior
A) Ambiente termohigrométrico
a) Temperatura
Los valores de la temperatura recomendados en las normas técnicas para mantener unas condiciones de confort suelen fluctuar entre 20 ºC, y 26 ºC. No obstante, se ha observado que a temperaturas superiores a 24 ºC la capacidad mental disminuye y también aumenta la liberación de sustancias. El Real Decreto 486/1997 sobre Lugares de Trabajo fija para los locales de trabajo cerrados unos límites de temperatura que, para los trabajos de tipo sedentario, como los de oficinas o similares son 17 ºC y 27 ºC y para los trabajos de tipo ligero 14 ºC y 25 ºC.
b) Humedad relativa
En general, para la humedad relativa se recomiendan valores comprendidos entre el 30 % y el 70 %. Por debajo del 30 % suelen producirse sequedad de mucosas y descargas eléctricas cuando hay electricidad estática; por encima del 70 % hay un mayor crecimiento de hongos, bacterias y ácaros, además de que aumentan las corrosiones y los daños a los materiales de los edificios. El R.D. 486/1997 también exige que la humedad relativa esté entre el 30 % y el 70 %, aunque cuando exista peligro de electricidad estática en un local, por ejemplo si se producen frotamientos entre materiales aislantes, como los que se producen al andar sobre ciertos tipos de moqueta, etc. prescribe un mínimo de 50 % de humedad relativa.
Cuando hace calor o la actividad física lo produce, una forma de reducir la carga térmica del cuerpo es aumentar la velocidad del aire para favorecer la pérdida de calor por convección y evaporación. Pero la velocidad del aire no debe ser tan elevada que dificulte el trabajo o haga que se produzcan corrientes de aire molestas o perjudiciales. El R.D. 486/1997 permite una velocidad del aire máxima de 0,25 m/s para los trabajos sedentarios en ambientes no calurosos; de 0,5 m/s para los trabajos sedentarios en ambientes calurosos; y de 0,75 m/s en el caso de trabajos no sedentarios en ambientes calurosos.
B) Iluminación
La iluminación debe ser adecuada a la tarea que se realiza. Cuando no es así, se pueden originar molestias visuales y oculares, aumentar la fatiga, se producen más errores y accidentes y también disminuye el rendimiento. Lo mejor es que la iluminación sea natural, y así lo recomienda el R.D. 486/1997 sobre Lugares de Trabajo. La iluminación artificial se debería emplear para incrementar la iluminación en los casos en que se precise. En la iluminación natural es importante la orientación y el índice de acristalamiento de las fachadas de los edificios. En la artificial es importante hacer un diseño que tenga en cuenta las características del local y sus dimensiones, el tipo y el color de las paredes, las ventanas, la ubicación de los puestos de trabajo y los requerimientos visuales de las tareas. Si se modifican posteriormente la compartimentación, los parámetros de diseño o los usos del edificio se pueden producir deficiencias en la iluminación.
Los niveles de ruido que suelen encontrarse en edificios del sector servicios suelen estar por debajo de los establecidos para prevenir el riesgo de pérdida de audición de los trabajadores que figuran en el Real Decreto 286/2006 de 10 de marzo sobre protección de los trabajadores frente a los riesgos derivados de la exposición al ruido durante el trabajo. No obstante, tales niveles de ruido pueden producir molestias y afectar a la ejecución del trabajo. El ruido produce interferencias en la comunicación verbal, actúa como elemento de distracción, dificulta la concentración y la atención, y disminuye el rendimiento.
D) Vibraciones
Las vibraciones que se producen en las cercanías del lugar de trabajo, por ejemplo si hay obras en las proximidades, pueden afectar a los ocupantes del edificio. También se pueden transmitir las vibraciones de las salas donde están los compresores o las que proceden de los ascensores. Entre los síntomas a que dan lugar se pueden encontrar mareos e irritabilidad.
La ventilación tiene por objeto suministrar aire limpio, por medios naturales o mecánicos, que aporte el oxígeno necesario para la respiración, diluya los contaminantes y contribuya a alcanzar unas condiciones de temperatura y humedad adecuadas en los locales cerrados. Por su importancia en la calidad del ambiente interior, se tratará con mayor profundidad y extensión que el resto de los factores. En el campo de la prevención de riesgos, suele denominarse ventilación general o ventilación por dilución al suministro de aire limpio y extracción del aire contaminado para diluir los contaminantes y realizar el control de los riesgos higiénicos, de incendio y de explosión. La ventilación natural es la que tiene lugar a través de las ventanas, puertas o incluso las rendijas y grietas del edificio, y ocurre gracias a las diferencias de presión o de temperatura entre el interior y el exterior de los edificios. La ventilación mecánica o forzada requiere un sistema de conductos que transporte el aire de ventilación hasta los recintos a ventilar y ventiladores que lo impulsen a través de los mismos. Para suministrar aire tratado, limpio y con una temperatura y humedad determinadas, normalmente se utiliza un mismo sistema, el sistema de ventilación-climatización. Otras veces el sistema de climatización o de acondicionamiento del aire es independiente del de ventilación. Cuando la ventilación es artificial el aire de ventilación está constituido por una mezcla de aire exterior y aire recirculado en distintas proporciones. En los sistemas de aire acondicionado centralizados, ya sea para todo el edificio o para cierto número de dependencias o plantas, su puesta en marcha y su parada, la selección de los caudales de aire exterior, recirculado y de ventilación, así como la fijación de la temperatura y humedad del aire de ventilación que sale por las rejillas de impulsión, normalmente las realiza un operario. Otros sistemas centralizados cuentan con unidades terminales situadas en los espacios a tratar, que permiten una regulación individualizada de la temperatura del aire de los mismos, ya que llevan su propio termostato. Entre ellas son bastante usadas los ventiloconvectores tipo fan-coil. Por ellos circula agua caliente o fría, procedente de una estación central, para calentar o enfriar el aire del recinto donde están situados exclusivamente, es decir, no sirven para ventilar. Lo mismo ocurre con las instalaciones individuales o instalaciones unitarias, como es el caso de los acondicionadores de ventana, de muro, o los llamados sistemas en split.
Están constituidos por seres vivos (hongos, protozoos, bacterias, virus, ácaros) y subproductos (polen, esporas, pelos, heces y orines de roedores, materias fecales y restos de insectos, etc.). Los microorganismos patógenos proceden principalmente de las personas. Muchos de ellos se transmiten por contacto directo. Otros, como los responsables de la tuberculosis, gripe, resfriado común, etc. lo hacen a través del aire. Aunque lo más frecuente cuando se producen casos de estas enfermedades entre los trabajadores es que el contagio sea debido a la proximidad entre las personas o al hacinamiento, hay veces en que las enfermedades se propagan a través de los sistemas de ventilación y climatización ya que los microorganismos implicados pueden sobrevivir largo tiempo en el aire y pasar al aire de ventilación a través de la recirculación del mismo. El aire interior puede contener esporas de hongos, parte de las cuales proceden del exterior del edificio. Estas esporas pueden colonizar paredes y techos donde haya exceso de humedad, fruto de la condensación del vapor de agua presente en el aire, o bien de infiltraciones de agua debido a fugas o a inundaciones. Una vez allí se desarrollan y multiplican enormemente. Los materiales húmedos, como los aglomerados, cemento, lana mineral y plastificantes con infiltraciones de agua constituyen hábitats idóneos para el desarrollo de ciertos hongos. Los sistemas de aire acondicionado proporcionan un medio adecuado para el crecimiento de los microorganismos, especialmente los humidificadores, las torres de refrigeración y los condensadores evaporativos (caso de la bacteria Legionella, por ejemplo) y las conducciones donde la humedad es elevada y se producen condensaciones. También los filtros de aire son lugares apropiados para el desarrollo de bacterias y hongos. Es de enorme importancia que el mantenimiento y limpieza de las instalaciones de ventilación y climatización sea apropiado. El RITE, en su ITE 08, establece los mínimos a cumplir en cuanto al tipo de operaciones de mantenimiento y limpieza y su periodicidad. Como ya se ha mencionado anteriormente, no se suele aconsejar la presencia continua de biocidas en los humidificadores y conductos, ya que ellos mismos pueden causar problemas a las personas si son inhalados. En caso de que sea imprescindible su utilización, debe hacerse en ausencia del personal y con las debidas precauciones. Los contaminantes biológicos producen principalmente enfermedades infecciosas, problemas alérgicos, efectos tóxicos e irritaciones. Entre las enfermedades infecciosas hay que destacar las causadas por bacterias, como las legionelosis, causadas por Legionella pneumophila, de las cuales la llamada enfermedad del legionario es una neumonía grave, mientras que la fiebre de Pontiac es menos maligna y produce síntomas parecidos a la gripe; la tuberculosis también está producida por una bacteria. Otras infecciones las causan ciertos virus, como la gripe, el resfriado común o el sarampión. También hay hongos responsables de algunas enfermedades infecciosas, como la aspergilosis. Los principales bioalergenos capaces de producir reacciones alérgicas o de hipersensibilidad proceden de hongos, de bacterias, de los ácaros del polvo, de descamaciones de gatos, de fragmentos y excrementos de cucarachas y otros insectos y del polen.
Los factores psicosociales, como el ritmo de trabajo, grado de autonomía, nivel de responsabilidad y la imposibilidad de regular la ventilación y la temperatura del puesto de trabajo, etc. pueden incrementar el estrés de los trabajadores y hacerlos más susceptible a los factores ambientales. La carga psicofísica, por ejemplo en el trabajo con PVD, puede ocasionar irritaciones oculares, cansancio y dolor de cabeza.
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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