La evaluación de los riesgos laborales propios del ambiente interior pretende, en primer lugar, hacer un análisis de los riesgos, es decir, detectar los peligros y cuantificar o estimar los riesgos y, en segundo lugar, valorarlos respecto a criterios de valoración pertinentes. Con la evaluación se estima la magnitud de los riesgos y se llega a saber si están controlados o por el contrario son intolerables y es necesario llevar a cabo medidas correctoras para eliminarlos o reducirlos al mínimo tolerable. Asegurar una prevención eficaz de los riesgos necesita que se realice, además, un seguimiento o comprobación de que las medidas correctoras aplicadas han surtido efecto y realizar una vigilancia periódica de las condiciones de trabajo, cuya frecuencia debe quedar establecida.
1) Evaluación inicial de los riesgos
Para la evaluación inicial se parte de la recogida de información sobre el edificio donde está situado el centro de trabajo, sus instalaciones, equipos de trabajo, procesos de trabajo, organización del trabajo y estado de salud de los trabajadores o características personales que les hagan especialmente sensibles a ciertos agentes típicos de esos ambientes. Los cambios en las condiciones de trabajo, ya sea en la disposición de los locales, las instalaciones, los equipos y aparatos, los procesos de trabajo, etc., hacen necesario volver a evaluar los riesgos.
A) Identificación de los peligros
Se puede realizar a través de:
— La búsqueda de las posibles fuentes de los peligros que pueden existir en esos ambientes.
— Las quejas de los trabajadores
— La información facilitada por los trabajadores y la empresa
— Datos sobre el absentismo
Búsqueda de las posibles fuentes de peligros:
Los peligros característicos del ambiente interior pueden aparecer debido a:
— Fuentes interiores de contaminantes
— Ocupantes y actividades realizadas en el interior
— Penetración de contaminantes generados en el exterior En general, se considera que los ambientes interiores, debido a su disposición, materiales con los que se construyen y decoran, mobiliario, así como a las actividades que se desarrollan en ellos, están más contaminados que el ambiente exterior. Es decir, las características citadas favorecen o incrementan la presencia y acumulación de contaminantes en ellos.
La estimación de determinados riesgos típicos de los espacios interiores no siempre lleva implícita la necesidad de realizar mediciones. En algunos casos, sin embargo, es necesario efectuarlas, bien sea porque la legislación así lo exija o porque sea la única manera de apreciar la magnitud de los riesgos. Las mediciones, según establece el Reglamento de los Servicios de Prevención, se realizarán de acuerdo a la normativa específica de aplicación; en su defecto, según los métodos o criterios recogidos en normas UNE, guías del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, guías del Instituto Nacional de Silicosis, protocolos y guías del Ministerio de Sanidad y Consumo, así como de Instituciones competentes de las Comunidades Autónomas, normas internacionales, y, en ausencia de las anteriores, por medio de guías de otras entidades de reconocido prestigio.
a) Estimación de los riesgos debidos a contaminantes químicos
Dado que las concentraciones de los contaminantes químicos en los ambientes interiores son mucho más pequeñas que las de los ambientes industriales, los instrumentos de medida para ambientes interiores deben ser mucho más sensibles que los que habitualmente se usan en Higiene Industrial. Los equipos que se utilizan para medir la contaminación atmosférica exterior sí se podrían utilizar, ya que algunos operan en los mismos rangos de medida. Sin embargo, algunos de ellos producen ruido, ozono y otras perturbaciones inadmisibles en el ambiente interior, aparte de que pueden producir interferencias con los procesos de trabajo. Los métodos de análisis que se empleen deben estar normalizados. Además deben ser fiables es decir deben ser, específicos, precisos y exactos.
b) Estimación de los riesgos debidos a contaminantes físicos
— AMBIENTE TÉRMICO
En el ambiente térmico del sector terciario las condiciones termohigrométricas no suelen ser extremadas sino moderadas y los efectos negativos de la exposición laboral a las mismas se deben a la falta de bienestar térmico, a las molestias e incomodidades, que dan lugar a numerosas quejas de los trabajadores, y a la disminución del rendimiento laboral. La medición de las variables termohigrométricas que influyen en los ambientes térmicos moderados requiere instrumentos de rango medida y características diferentes a los que se utilizan para la evaluación del estrés térmico debido al calor o al frío, según se recoge en la norma UNE-EN 27726:95 Ambientes térmicos. Instrumentos y métodos de medida de los parámetros físicos.
Las mediciones de los parámetros del ruido que interesa conocer en el ambiente interior se realizan mediante sonómetros y analizadores de frecuencias. Los sonómetros miden el nivel total de ruido en decibelios. Para conocer el nivel de ruido en cada banda de octava, es necesario emplear un analizador de frecuencias, además de un sonómetro.
—ILUMINACIÓN
Los niveles de iluminación se miden con el luxómetro. El luminancímetro se emplea para medir luminancias, y de esta forma llegar a saber si pueden producirse deslumbramientos, que se originan cuando la luminancia es excesiva.
c) Estimación de la ventilación
La determinación del caudal de aire exterior o aire limpio que debe suministrarse para la ventilación de los locales cerrados de trabajo puede hacerse de dos maneras:
— A partir del caudal del aire impulsado, Qs, en los casos en que haya ventilación mecánica.
— A partir de la velocidad de renovación del aire del local, procedimiento válido tanto si la ventilación es natural como mecánica. Una vez obtenido el caudal total de aire exterior, habrá que dividirlo por el número de trabajadores u ocupantes, ya que los valores establecidos por el RD 486/97 son para caudal de aire limpio suministrado por trabajador. En los aquellos locales donde la presencia de trabajadores sea importante y donde la desaparición del CO2 producido en la respiración se deba a la ventilación, puede usarse como indicador de la calidad de la ventilación la concentración CO2 encontrada. Como valor límite de referencia se toma la concentración de 1000 ppm de CO2. En los ambientes interiores donde haya varios trabajadores o haya afluencia de personas, una concentración de CO2 > 1000 ppm puede indicar que el aire exterior suministrado es insuficiente y que no es adecuada la ventilación.
d) Estimación de los riesgos debidos a contaminantes biológicos
Dentro de los contaminantes biológicos que pueden afectar a la calidad del ambiente interior, en los locales de trabajo del sector terciario tienen especial importancia los microorganismos: hongos, bacterias, virus; y los productos derivados de los mismos. Los ácaros y sus heces son mucho más numerosos en las viviendas (abundan cuando la humedad relativa es > 70%) que en los lugares de trabajo; lo mismo ocurre con las descamaciones de animales con pelos, etc., por lo que no se tratarán aquí. La exposición de los trabajadores a estos contaminantes se debe fundamentalmente a su presencia en el aire, es decir, a que constituyen bioaerosoles. Para que se formen bioaerosoles es preciso que:
— Exista un reservorio para el microorganismo
— Se produzca la amplificación del mismo
— Los contaminantes biológicos se diseminen en el aire
La mayoría de los especialistas en CAI no consideran necesario realizar muestreos sistemáticos de contaminantes biológicos como parte del proceso de evaluación de riesgos en relación con la calidad del ambiente en interiores. Entre ellos, el Comité sobre Bioaerosoles de la ACGIH recomienda: No incluir la toma de muestras de contaminantes biológicos en las evaluaciones de la calidad del ambiente en interiores, a menos que se quiera confirmar las sospechas sobre el origen de enfermedades relacionadas con el edificio o que se descubran fuentes de contaminación biológica en el edificio y se quiera saber si se están produciendo bioaerosoles a partir de los mismos. Sí se recomienda: inspeccionar el edificio y las instalaciones para descubrir la existencia de reservorios o lugares de amplificación de microorganismos.
— PROCEDIMIENTO GENERAL PARA EVALUAR LA PRESENCIA DE CONTAMINANTES BIOLÓGICOS
Para evaluar la presencia de microorganismos de todo tipo, es decir tanto patógenos como no patógenos, en la práctica, se aconseja:
— Recorrer el edificio para realizar una inspección visual y olfativa con el fin de descubrir las fuentes de contaminación. Las zonas húmedas, que se producen debido a infiltraciones, derrames, inundaciones, condensaciones, etc., así como los propios humidificadores, bandejas de condensados, etc. son reservorios y lugares de proliferación apropiados. También el polvo acumulado.
— En caso de que se encuentren fuentes, hay que comprobar si los microorganismos se han diseminado en el aire. Para ello se toman muestras de aire y se determina el tipo y número de microorganismos.
En general, los expertos no recomiendan el muestreo rutinario del aire o del agua de los ambientes interiores para buscar Legionella. “Es más importante - señala el Comité de Expertos Europeos sobre Calidad del Aire Interior y su Impacto en el Hombre - que la legionelosis sea diagnosticada rápida y correctamente, para poder tratar a los afectados con el antibiótico más idóneo”. Lo que debe hacerse siempre es prevenir la amplificación de la bacteria mediante la limpieza, desinfección y mantenimiento adecuado de los reservorios y lugares de amplificación de la misma en los edificios. En ese sentido, el Real Decreto 909/2001 de 27 de julio establece los criterios higiénico sanitarios que deben adoptarse para la prevención de la legionelosis en las instalaciones de riesgo (sistemas de agua caliente sanitaria y agua fría de consumo humano, torres de refrigeración, condensadores evaporativos, aparatos de enfriamiento de aire evaporativo, humidificadores, humectadores, sistemas de agua contra incendios, etc.).
— NORMATIVA LEGAL Hasta la fecha, no existe legislación española específica para CAI, ni de otro tipo, que cubra todos los aspectos de la calidad del ambiente interior. En su defecto, se recurre, en primer lugar, a la normativa legal disponible, que si bien no se refiere de forma específica al conjunto de los problemas de los espacios interiores, es útil para valorar algunos de ellos.
— ORGANISMOS DE RECONOCIDO PRESTIGIO QUE HAN ELABORADO CRITERIOS DE VALORACIÓN
Hay algunos organismos de reconocido prestigio internacional que han establecido e valores límites o de referencia para determinados contaminantes que se aplican directamente como criterios de valoración recomendados en espacios interiores. En unos casos, estos valores se han establecido expresamente para ambientes interiores (Canada Environmental Health Directorate), en otros sólo para el aire exterior (Environmental Protection Agency) y en otros para ambos (Organización Mundial de la Salud). Para los contaminantes no incluidos en las listas de los anteriores organismos, se suelen emplear como criterios de valoración recomendados fracciones de los valores límite de exposición industrial, por ejemplo 1/10 de los (TLVs) de la ACGIH, 1/10 de los VLA del INSHT.
— NORMAS TÉCNICAS
Existen también una serie de normas técnicas, elaboradas por diferentes organismos técnicos de normalización, de gran utilidad y aplicación en el estudio y evaluación de la calidad del ambiente interior. Algunas contienen criterios de valoración recomendados. Las normas UNE han sido elaboradas o adoptadas por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), las EN por el Comité Europeo de Normalización (CEN), las ISO por la Organización Internacional para la Normalización (ISO) y las ASHRAE por la Asociación Americana de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado (ASHRAE).
D) Criterios de referencia para contaminantes químicos que se aplican en CAI
Todavía son escasos los valores de referencia que han sido propuestos con el objetivo expreso de evaluar la calidad del aire interior. Sin embargo, como se ha mencionado anteriormente, para este fin se utilizan criterios de referencia que organismos de prestigio han elaborado para distintos tipos de ambientes. En el caso de los compuestos orgánicos volátiles, sin embargo, se ha propuesto un criterio de valoración global recomendado, para el conjunto de los que puedan encontrarse en el ambiente interior que se esté estudiando. De esta manera, se tiene en cuenta el posible efecto sinérgico que se da cuando están presentes mezclas de sustancias, que se cree es especialmente importante en este tipo de compuestos. No obstante, hay que señalar que dicho criterio no está basado en datos toxicológicos. Dadas las limitaciones de espacio del documento no se describirá cómo es dicho valor ni cómo se aplica. A veces, en lugar de ese criterio, lo que se hace es medir la concentración de VOC dentro y fuera del edificio. Si la concentración en el interior es mucho mayor significará que en el interior hay fuentes importantes de los mismos.
E) Criterios de valoración para los contaminantes físicos
— AMBIENTE TÉRMICO Criterios legales: RD 486/97 sobre Disposiciones Mínimas de Seguridad y Salud en los Lugares de Trabajo En el ANEXO III del mismo, vienen señalados las condiciones que deberán cumplir los locales de trabajo cerrados del sector servicios, entre otros. Criterios técnicos recomendados: UNE EN ISO 7730/96 Ambientes térmicos moderados. Determinación de los índices PMV y PPD y especificaciones de las condiciones para el bienestar térmico.
— ILUMINACIÓN
Criterios legales: RD 486/97 sobre Disposiciones Mínimas de Seguridad y Salud en los Lugares de Trabajo.
— RUIDO
No existen criterios legales para valorar otros riesgos del ruido distintos del de la pérdida de audición, riesgo que no existe normalmente en los ambientes de trabajo que se están considerando. Para valorar otros riesgos que afectan al bienestar o a la ejecución de las tareas, hay propuestos algunos criterios de valoración recomendados. Criterios técnicos recomendados: — UNE 74-022-81 Valoración del ruido en función de la reacción de las colectividades. Contiene criterios para saber si en un colectivo de trabajadores, el ruido es aceptable o no desde el punto de vista de las molestias que ocasiona. — ISO TR 3352 Acoustics - Assesment of noise with respect to its effect on the intelligibility of speech, con criterios para valorar la interferencia del ruido en la comunicación verbal.
Criterio legal: RD 486/97 sobre Disposiciones Mínimas de Seguridad y Salud en los Lugares de Trabajo. En el punto 3 del ANEXO III se establece el caudal mínimo de aire limpio (aire exterior) que debe suministrarse en los locales cerrados por cada trabajador, para asegurar que se produce una ventilación adecuada del lugar de trabajo. Dicho valor se ha establecido teniendo en cuenta la actividad física desarrollada, las condiciones termohigrométricas y la contaminación del recinto. Además de fijar los valores mínimos, el R.D. 486/97 indica que “…la distribución de las entradas de aire limpio y salidas de aire viciado deberán asegurar una renovación efectiva del aire del local de trabajo”. Este es un extremo que habrá de comprobarse a la hora de evaluar la ventilación, ya que el aire limpio ha de llegar a todos los rincones del local de trabajo donde haya trabajadores.
G) Criterios de valoración para los contaminantes biológicos
Hasta la fecha no hay criterios de valoración legales o recomendados para evaluar los riesgos para la salud de los trabajadores durante la exposición a hongos y bacterias en ambientes interiores, ya que es difícil establecerlos. Las dificultades se deben a varios factores. Por una parte, a la gran variedad de microorganismos y subproductos de los mismos que pueden tener efectos adversos para los ocupantes. Por otra, a que los resultados cualitativos y cuantitativos de su determinación en muestras de aire dependen de los métodos de muestreo y análisis usados, de la actividad y otras circunstancias durante el muestreo, de la estación del año y del área geográfica. Además, los métodos de análisis disponibles hasta el presente no permiten identificar ni siquiera al total de los organismos viables, ya que entre ellos hay gran número de no cultivables. Hay que tener en cuenta que no solamente los organismos y esporas viables, sino también las partículas alergénicas o antígenos de origen fúngico o bacteriano, que junto con ellos constituyen el bioaerosol, son responsables de los daños a la salud. Por tanto, sería necesario tener datos de todos ellos. En el caso de los hongos, la ACGIH recomienda ordenar, de mayor a menor abundancia en muestras de aire interior y de aire exterior, las especies de hongos encontradas y comparar los resultados. La presencia de especies de hongos sólo en el aire interior o, en caso de estar presentes tanto en el aire interior como en el exterior, una mayor concentración en el aire interior permite deducir que hay fuentes interiores o sitios de amplificación.
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