El piggyback consiste en apoyarse en la red de distribución de una empresa, la canalizadora,
situada en mercados exteriores. Las ventajas de esta forma son, en primer lugar, la posibilidad de
obtener una implantación inmediata al mínimo coste.
El canalizador aporta su experiencia exportadora y de conocimiento de los mercados, lo cual se
transforma en seguridad para la empresa suministradora, al colocar sus productos sobre una red de
distribución ya establecida.
Evidentemente, esto también se puede convertir en dificultades sobre todo de encontrar un socio
adecuado y que, además, en la mayoría de las ocasiones da lugar a que la toma de decisiones recaiga
en la canalizadora de la red.
En definitiva, esta forma es útil sobre todo para productos similares que no entren en conflicto con
las empresas colaboradoras.
Aquellas empresas que utilizan piggybacking buscan ampliar la línea de
productos que ofrecen en mercados exteriores, de tal modo que una oferta más variada mejorará la
oferta de los suyos propios.
La gran ventaja que aporta este método proviene, de que la empresa fabricante del producto, le
pierde a este el control de aquellas actividades de la cadena de valor a partir de la distribución.
Algunas empresas españolas han llevado a cabo y piggyback con el objeto de ampliar su
competitividad y gama de productos.
En otras ocasiones, la empresa comercializadora vende el producto bajo su propia marca. De tal
modo que el fabricante se beneficia del prestigio de la empresa que distribuirá su producto y ésta de
un importante margen de producto competitivo.
En cualquier caso, el piggyback se considera una fórmula aventajada y beneficiosa para quienes,
estando en las primeras fases del proceso de internacionalización, le interesa conocer y adquirir
experiencia de esos mercados internacionales.
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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