El componente humano es la característica relevante de la “calidad en el servicio”; es el hombre el que introduce los componentes intangibles, subjetivos y ocasionales naturales de toda actividad humana. Es el hombre el problema y la solución en la “calidad en el servicio” ya que él representa a la organización en cada momento de verdad frente al cliente. Cuando no se asume la real importancia del factor humano se está condicionando el éxito del programa de calidad ya que se está descuidando desde la estructura básica la posibilidad de la entrega de una prestación mejor. Cabe aclarar que capacitación no significa dotar al empleado de habilidades; hacer robots de sonrisa espontánea y voz cálida no implica mejora en la calidad en el servicio. Cuando se habla de capacitación se está hablando de un proceso cultural que produce en el hombre idéntica sonrisa y voz pero naciendo éstas desde el convencimiento interno de lo que esta bien. La actitud surge desde adentro y no se impone desde fuera. Esto permite trasmitir la calidad al cliente. Una cultura de servicio representa valores y principios que los empleados sostendrán cuando se enfrenten al momento de verdad. En el vínculo con el cliente es donde tales conceptos surgirán en forma natural. El proceso de concienciación del personal respecto de la “calidad en el servicio” requiere la participación de todos los integrantes de la organización para crear cultura en términos de calidad. Logrado esto se generará un proceso continuo de mejora que redundará en beneficios que se trasladan a la imagen de la empresa que percibe el mercado. De no estar comprometida la alta gerencia en esto resultará infructuoso el intento. El compromiso hacia la calidad se inicia en el Presidente de la compañía y finaliza en el cliente. Recuerde que el individuo es fácilmente influenciable por el grupo y a éste último se accede de forma directa por medio del líder. La “calidad en el servicio” no es un privilegio de las grandes empresas. Un buen servicio puede ser proporcionado por casi toda empresa u organización que así se lo proponga. Como en la gran mayoría de las cosas, el requisito fundamental es tener reales ganas y disponer su atención a ello.
Cuanto se detecta la oportunidad, cuando se descubre que hay una necesidad insatisfecha en el mercado. Tal carencia de satisfacción se puede detectar mediante la consulta a su cliente, estudio de mercado, o simplemente pensando que es lo que a Ud. le gustaría recibir si fuera el cliente.
c) ¿Es necesario comunicar la política asumida?
Todo aquello que haga si no lo comunica es igual a no hacerlo. La gente no le da valor a aquello que no conoce. Para que el plan tenga adeptos requiere que sea suficientemente conocido y aceptado. Aquí su gente de marketing tiene un papel preponderante.
Siempre se puede mejorar. La “calidad en el servicio” implica un proceso de mejora continua. Es una filosofía de vida. Piense a su organización como un factor generador de riqueza. Piense que la “calidad en el servicio” es un activo.
— Defina:
—¿Cuál es su negocio?
—Qué vende?
—Quién es su cliente?
— Sienta a la “calidad en el servicio” como un elemento estratégico.
— Estudie concienzudamente su servicio.
— Investigue que piensa su cliente respecto de la calidad de su servicio.
— Investigue que piensa su personal respecto del servicio que se brinda.
— Analice la distorsión entre las dos posturas y determine las causas de tales diferencias más allá de la natural diferencia en la óptica.
— Defina con absoluta prolijidad y detalle los momentos de verdad.
— Formule la misión, la estrategia y el programa.
— Capacite a su plantel ejecutivo.
— Dirija Ud. mismo el programa o nombre un responsable de alto nivel.
— Detecte a los líderes naturales.
— Integre a los líderes y al personal al programa.
— Establezca con su gente los estándares de calidad a alcanzar.
— Diseñe los planes de entrenamiento y capacitación.
— Fomente la comunicación plena en la comunidad de trabajo.
— Rediseñe los procesos operativos para facilitar la entrega de calidad.
— Establezca un proceso de retroalimentación.
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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