Un aspecto importante a considerar cuando la empresa se internacionaliza es la vía de penetración a través de la cual decide servir los mercados exteriores. El abanico de posibilidades es muy amplio y variado, con diversas fórmulas de actuación dependiendo de los parámetros a los que se les concede más importancia. Desde un punto de vista, meramente, teórico, una empresa puede explotar oportunidades exteriores a través de tres opciones genéricas:
— En primer lugar, sirviendo los mercados exteriores desde el mercado de origen a través de la exportación, donde es posible establecer una senda creciente de implicación que va desde la exportación ocasional, pasando por la exploratoria hasta llegar a la sistemática o incluso establecimiento de filiales de venta.
— En tercer lugar, está la cesión de la ventaja a una empresa del mercado local, llegándose a la licencia o franquicia. Aunque las opciones estratégicas mencionadas conllevan planteamientos muy diferentes; sin embargo, pueden verse mezclados en una misma empresa y para diferentes mercados internacionales.
Estos diferentes niveles de compromiso dan lugar a diversos grados de control y, por tanto, de nivel de riesgos. La empresa tenderá a proyectarse inicialmente hacia aquellos mercados que le son más conocidos, los más próximos geográfica o culturalmente (lengua, niveles educativos, hábitos en los negocios, climas de mercado, grados de desarrollo industrial, etc.). La selección de la forma de entrar en los mercados internacionales va a venir condicionada por una serie de circunstancias tales como la orientación de la empresa o la etapa del proceso de internacionalización en la cual se encuentra; es decir, lo motivada y comprometida que está con los mercados internacionales. También habrá que considerar el tipo de producto, pues no es lo mismo vender en un mercado industrial que hacerlo en uno de consumo final; tampoco es igual un mercado como el de Canadá, cuyas características se corresponden con un país avanzado, que hacerla con un mercado como el de Albania, donde su bajo nivel de desarrollo condiciona la infraestructura de la que se dispone para poder acceder a dicho mercado.
El acceso indirecto provoca la pérdida de control de las tareas de comercialización, ya que ésta es responsabilidad de otra empresa y, por ello, no puede influir en la actividad de distribución en los mercados en concreto. Estas empresas en quienes se confía la comercialización del producto suelen ser intermediarios que están situados en el mercado de origen, lo cual hace que para la empresa sea simplemente una venta doméstica. Además son intermediarios que compran la mercancía y luego la revenden en los mercados exteriores. Por tanto, las actividades de marketing internacional son llevadas a cabo por dichos intermediarios, salvo aquellas modificaciones necesarias para los mercados locales. Las formas más usuales del acceso indirecto se centra en las comercializadoras o en las «trading companies». Utilizar este tipo de intermediación es justificable cuan do la exportación se encuentra en su fase inicial de internacionalización, con poco conocimiento ni familiaridad con los mercados. Son empresas de importación-exportación, quienes estudian primeramente si el producto es vendible en un determinado mercado llegando a conocer las necesidades de compra de los clientes.
Actualmente, las trading companies están entrando en la transferencia de tecnología, en los suministros de paquetería, en las plantas llave en mano, incluso especializándose por categorías de clientes.
— Las comercializadoras suelen mantener una relación constante con proveedores, consultores, mayoristas, gobierno, empresas de seguro, distribuidores internacionales, clientes, bancos, agentes, asociaciones de empresanos .
— Las empresas comerciales son una variante de las comercializadoras, quienes tienen una estructura multinacional y un poco más pequeñas que las anteriores, siendo por tanto más ágiles y agresivas .
— Dentro de los accesos indirectos también se encuentran los agentes de compra (buyer agent) o los agentes de corretaje (brokers).
Esta forma de acceder a los mercados está caracterizada por un mayor control del proceso de penetración en los mercados internacionales. Aquí los exportadores realizan la actividad de la exportación en lugar de delegarla como en el caso del acceso indirecto. La exportación directa conlleva un mayor nivel de compromiso de recursos pero también al mismo tiempo reporta un mayor control sobre las actividades de exportación que en el caso de la indirecta. Por esta misma lógica la posibilidad de riesgo es mayor pero también lo es la capacidad para obtener beneficios, en el caso en que el incremento de las ventas compense los gastos del proceso. Para llevar a cabo esta exportación directa la empresa tiene la oportunidad de emplear diversas opciones en los mercados exteriores como son: la venta directa a través de un vendedor de exportación, una filial o sucursal de las ventas, con la formación de un consorcio de exportación, a través de un agente situado en el mercado exterior o bien a través de un distribuidor-importador.
La venta directa suele realizarse en un mercado donde el número de clientes potenciales sea limitado y esté concentrado, con una competencia poco activa y contando con que no es muy necesario un servicio post-venta. Cuando esto no ocurre es que la empresa está tratando la operación de forma ocasional, como si, fueran secundarias a los mercados domésticos. Se trata de un funcionario de la empresa exportadora que residiendo en el país importador promueve la venta de productos para la empresa en cuestión. Esta venta directa se realiza a través de los representantes de los que dispone la empresa en los mercados exteriores. Esta alternativa estratégica es típica de los mercados organizacionales, ya que por su propia naturaleza, estos mercados necesitan de un asesoramiento directo, al tratar operaciones de una mayor complejidad. Es por ello, que se hace necesario contar con un personal lo suficientemente formado en todas aquellas materias necesarias para una gestión eficaz. El vendedor exportador suele ser el precursor de una filial de venta, tanto en conocimiento y experiencia como en contactos con clientes, distribuidores y demás público objetivo.
La formula del agente es similar a una venta directa, pero por delegación, ya que no adquiere la propiedad del producto, sino que se limita a vender por orden y cuenta del exportador. Suele emplearse en las primeras etapas del proceso de internacionalización. Suele conocerse dos tipos de agentes: en primer lugar, aquel que se limita a dar a conocer el producto y a transmitir las condiciones de compra, sin concluir la venta y, en segundo lugar, cuando el agente asume la prospección del mercado y la conclusión y negociación de la venta en nombre de su representación. Operar sobre la base de esta opción permite poder utilizar una estrategia diversificada, con una penetración rápida en el mercado, como un paso previo de transición hacia una implantación futura. El agente o distribuidor asegura el servicio post-venta en función de sus competencias establecidas.
— Poca inversión inicial
— Gastos limitados .
— Posicionamiento rápido en el mercado.
— Flexibilidad .
— Contacto del fabricante con el consumidor.
La fórmula del distribuidor-importador es interesante para las empresas cuyos productos están referenciados o catalogados. Su mayor inconveniente reside en la pérdida de control del usuario y comprador final. En todo caso, esta fórmula debe considerarse abierta, ya que esta vía puede desembocar en una toma de participación, por parte de la empresa exportadora, en una joint venture o incluso en una filial de ventas. Al comienzo de la relación, el exportador intentará preparar y encauzar a la fuerza de ventas de los representantes para que esté al tanto de aquellas características del producto que le pueden llevar al éxito en la venta.
Las subsidiarias comerciales o de ventas son la división comercial avanzada del exportador. Esta opción permite estar en permanente contacto con los clientes, mejorando así el conocimiento del mercado; al mismo tiempo, que permite controlar más de cerca a la competencia y, por tanto, a aprender a enfrentarse a ella. Evidentemente, esta opción involucra un incremento en el compromiso de recursos y en el nivel de riesgo, pero también permite un mayor control de las actividades de la empresa en los mercados exteriores. Existen dos planteamientos jurídicos ante la implantación de una subsidiaria comercial en los mercados exteriores, que son los siguientes:
— Por un lado, sucursales de ventas, que son una mera extensión de la empresa en el exterior, dependiendo totalmente de la misma
— Por otro lado, filial con independencia empresarial. La implantación de una sucursal o filial en muchos casos viene condicionada por la legislación local. En este sentido, cuando se plantea el establecimiento de una filial hay que considerar su ubicación más idónea en un medio geográfico, ya que las condiciones comerciales, logísticas y legales pueden determinar la elección.
Normalmente, el establecimiento de una subsidiaria comercial es el paso siguiente a una exportación positiva realizada a través de agente o distribuidor. Cuando la expectativa del mercado local es lo suficientemente alta, entonces se piensa en que podrá cubrir los costes de una subsidiaria propia. Estas subsidiarias canalizan las compras del mercado local vendiendo directamente a los clientes; por lo que será preferible que la misma esté gestionada por gerentes locales, los cuales tienen mejor conocimiento y experiencia del mercado en cuestión. La representación y la filial son diametralmente opuestos ya que las filiales son establecimientos permanentes dotados de una dirección y de un cierto grado de libertad en la gestión y en las relaciones con terceros. Los tipos de filial están en función del conocimiento orgánico de la empresa, abarcando desde la total adquisición a la joint-venture. Sin duda, la penetración directa en el país-mercado a través de la sucursal o filial va a reportar a las empresas con vocación exportadora, las siguientes ventajas relevantes: — Una real implantación desde el plano económico.
— Un posicionamiento eficaz para rivalizar con la competencia.
— Eludir las posibles limitaciones de entrada de productos.
— Un mejor conocimiento de la clientela.
— Asegurar buenas relaciones con las organizaciones profesionales y con la administración local.
— Si es coparticipada por una sociedad extranjera, asegurarse la red de distribución. Reducción del costo, evitando los envíos muy segmentados. Esta opción cuenta con una serie de inconvenientes tales como que sus costes de introducción en los mercados son elevados. Las filiales o sucursales permiten una mejor penetración y conocimiento del mercado.
Los consorcios de exportación son aconsejables cuando la exportación individual resulta difícil ya sea por la escasa capacidad de actuación que tiene o por cualquier otra circunstancia. Es decir, cuando la exportación resulta una operación de excesiva envergadura para una única empresa se pueden agrupar y atacar conjuntamente los mercados exteriores, sin perder por ello el control sobre la estrategia comercial. Unos ejemplos españoles conocidos son Navidul, Campofrío, Casademont, Oscar Mayer y otras, quienes crearon un consorcio de exportación para posicionarse en la venta del jamón serrano. Aunque la mayoría de las empresas se componen de empresas del mismo sector, sin embargo, existen algunos formados por empresas de actividades diferentes.
Los consorcios son grupo de empresas cuyos objetivos son:
— Llevar a cabo las operaciones comerciales con los mercados exteriores en nombre de sus asociados. — Establecer los precios para los mercados destino.
— Seleccionar los agentes distribuidores.
— Obtener información sobre los mercados.
— Llevar a cabo el transporte físico. Por otro lado, también se pueden dar agrupaciones de exportadores cuando las empresas buscan ampararse en otros para llevar a cabo operaciones comerciales con los mercados exteriores, que de solitario no se atreverían a realizadas. Modos de operación mixtos: Los modos de operación mixtos están caracterizados por una amplia variedad de formas que van desde el piggybacking, pasando por las joint ventures, licencias y franquicias, hasta llegar a la fabricación en los mercados exteriores, donde el nivel de compromiso de recursos y de riesgos es más elevado a cambio de poder tener un mayor control sobre las actividades de marketing internacional de la empresa.
El piggyback consiste en apoyarse en la red de distribución de una empresa, la canalizadora, situada en mercados exteriores. Las ventajas de esta forma son, en primer lugar, la posibilidad de obtener una implantación inmediata al mínimo coste. El canalizador aporta su experiencia exportadora y de conocimiento de los mercados, lo cual se transforma en seguridad para la empresa suministradora, al colocar sus productos sobre una red de distribución ya establecida. Evidentemente, esto también se puede convertir en dificultades sobre todo de encontrar un socio adecuado y que, además, en la mayoría de las ocasiones da lugar a que la toma de decisiones recaiga en la canalizadora de la red. En definitiva, esta forma es útil sobre todo para productos similares que no entren en conflicto con las empresas colaboradoras. Aquellas empresas que utilizan piggybacking buscan ampliar la línea de productos que ofrecen en mercados exteriores, de tal modo que una oferta más variada mejorará la oferta de los suyos propios. La gran ventaja que aporta este método proviene, de que la empresa fabricante del producto, le pierde a éste el control de aquellas actividades de la cadena de valor a partir de la distribución. Algunas empresas españolas han llevado a cabo y piggyback con el objeto de ampliar su competitividad y gama de productos. En otras ocasiones, la empresa comercializadora vende el producto bajo su propia marca. De tal modo que el fabricante se beneficia del prestigio de la empresa que distribuirá su producto y ésta de un importante margen de producto competitivo. En cualquier caso, el piggyback se considera una fórmula aventajada y beneficiosa para quienes, estando en las primeras fases del proceso de internacionalización, le interesa conocer y adquirir experiencia de esos mercados internacionales.
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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