— Tamaño de la empresa. Aquellas empresas, cuyo volumen de ventas en mercados internacionales es considerablemente importante respecto al volumen total, desarrollan estructuras geográficas o por productos antes que divisionales.
— Localización de las filiales. Cuando estas filiales están localizadas en países con entornos muy diferentes entre sí, la estructura geográfica parece la más apropia
— Diversidad de las líneas de producto. Cuando la empresa se enfrenta a una amplia variedad de productos, el criterio más fuerte, en el diseño organizativo, será recurrir al producto.
— Formas de entrada en los mercados exteriores. Cuando la empresa está situada en las primeras fases del proceso de internacionalización su compromiso de recursos suele ser escaso y el nivel de control de las actividades también, por lo que se acude normalmente a la estructura divisional.
Como veíamos en el desarrollo del proceso de internacionalización y de los modos de operar de la empresa en los mercados internacionales, lo primero que suele crear una empresa en vías de internacionalización es el departamento de exportación. Las pequeñas y medianas empresas cuando comienzan su internacionalización dan a los mercados internacionales una importancia secundaria, pues sus ventas totales dependen en gran medida del mercado nacional y, por tanto, adoptan una estructura funcional. Dividen a la empresa por áreas funcionales, creando departamentos para producción, compras, ingeniería, finanzas, comercial, personal, etcétera. De tal modo, las exportaciones indirectas o directas mediante terceros o filiales de ventas propias suelen ser dirigidas por el departamento de exportación. Sin embargo, a medida que la empresa se hace más internacional, requerirá de un departamento internacional que le permita dirigir aquellas operaciones internacionales que han crecido en tamaño y complejidad. Estas operaciones exigen de una mayor coordinación y control; el departamento internacional es la consecuencia lógica y avanzada del departamento de exportación. Aquellas empresas cuyo grado de diversificación sea elevado se verán obligadas a estructurar la empresa en divisiones relativamente autónomas, dedicadas a negocios distintos o productos muy diferenciados. En este caso, el departamento internacional da lugar a tantas divisiones internacionales como negocios distintos existan. La división internacional se convierte en el enlace entre la central y las filiales, coordinando las operaciones entre todas las filiales y controlando su funcionamiento en ventas, producción, transferencia de tecnología, etcétera. Una de las ventajas de esta estructura es que la responsabilidad del negocio internacional aparece perfectamente localizada. Como ya hemos dicho esta organización divisional suele identificarse en las empresas situadas en las primeras fases del proceso de internacionalización.
A medida que las empresas desarrollan su habilidad de operar internacionalmente con una división internacional, encuentran que el tamaño y la complejidad de las operaciones exigen modificaciones organizacionales para poder aprovechar las oportunidades detectadas en diferentes mercados internacionales. Esta modificación conllevaría la creación de una estructura por áreas geográficas. Tal estructura geográfica supone la consideración de las áreas geográficas para alinear directores. Esta estructura es común en aquellas empresas con líneas de producto estrechamente relacionadas, que se venden en numerosos mercados en todo el mundo. El ejemplo más claro lo tenemos en las empresas de petróleo, las cuales utilizan la estructura geográfica para desarrollar su actividad. La estructura por áreas geográficas ocurre sobre todo, cuando los países son diferentes en cuanto a hábitos de consumo y están situados en diferentes continentes, también cuando estas operaciones internacionales suponen una cifra importante en el volumen de negocios total de la empresa. Evidentemente, dado que el elemento básico de diferenciación es el geográfico, la empresa se estructura territorialmente para atender mejor las particulares necesidades de los clientes. Un ejemplo muy claro es el de Coca-Cola, cuyos productos están bastante estandarizados aunque los mercados internacionales donde se venden, experimentan notables diferencias en cuanto a hábitos de consumo. Otro ejemplo es el referente a las empresas de alimentos envasados, productos de higiene personal y del hogar, que desarrollan este tipo de estructura par coordinar sus operaciones internacionales. En su día uno de los inconvenientes de esta estructura era el fuerte poder que adquirían los directores de áreas geográficas; sin embargo, este inconveniente se ha reducido considerablemente, como consecuencia del enorme desarrollo del que es objeto la tecnología de las comunicaciones: no importa donde esté situada una persona, puede ser localizada y contactada por medio de teléfono, viajes o internet. Evidentemente uno de los inconvenientes de este tipo de estructuras es la duplicación de esfuerzos, pues cada área geográfica suele contar con un departamento de producción, de finanzas, de I+D, etcétera. Ahora bien, como consecuencia de los enormes desarrollos en tecnología de comunicaciones, la interdependencia entre las áreas geográficas es cada vez mayor posibilitando la integración de esfuerzos.
La estructura por producto tiene su origen cuando la división internacional se encuentra incapaz de gestionar adecuadamente las importantes operaciones internacionales, que han desarrollado las diferentes divisiones locales de productos. Todo ello, como consecuencia de la expansión que ha experimentado el negocio internacional, de la amplia diversidad de productos, así como de la complejidad y especialización que exigen para su control internacional. Esto obligaría a que cada división local de productos asuma la responsabilidad de sus propias operaciones internacionales en vez de delegadas en una división internacional. De este modo, el director de la división local de producto asume la responsabilidad de desarrollar su línea de productos a nivel mundial. Un ejemplo muy típico es el de la industria química, que ha evolucionado desde una división internacional hasta una división mundial de producto; también se desarrolla en esta misma línea la industria electrónica y los fabricantes de bienes de equipo en general. En este caso el elemento básico de diferenciación en la estructura es la diversidad de productos, controlando cada división de producto sus propias operaciones internacionales.
4) Estructura matrical
Evidentemente, toda empresa tiene la posibilidad de elegir entre una estructura territorial o una por producto; sin embargo, en la mayoría de los casos, las empresas se encuentran con que ambas dimensiones tienen sentido. De este modo la estructura matricial nace con la intención de dar solución a dos o más dimensiones de diferenciación. Este es un hecho incuestionable que ocurre en muchas empresas, dado que las anteriores estructuras son unidimensionales y los problemas de coordinación que experimentan las empresas son bi o tridimensionales. Así hay estructuras matriciales en las que intervienen las dimensiones geográficas con funciones o geográficas con divisiones de producto, con mercados, etcétera. En la empresa internacional totalmente desarrollada que opera a gran escala, el producto, la función, el área y el saber hacer del cliente se enfocan simultáneamente en los objetivos del marketing de la organización. En la organización matricial la tarea de la dirección es alcanzar un equilibrio organizacional que produzca diferentes perspectivas para alcanzar los objetivos. Los directivos de la empresa deben ser capaces de resolver los conflictos y lograr la integración de programas y planes. De hecho la estructura matricial exige un cambio en la conducta de la dirección, un cambio en la cultura organizacional y en los sistemas técnicos. Para ello hay que contar con una adecuada competencia técnica y una sensibilidad interpersonal, dejando de lado la autoridad formal.
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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