El marketing digital tradicional, si se puede calificar como tradicional a lo que ha ocurrido en los últimos diez años, ha ido incorporando tácticas y herramientas para cumplir una única estrategia: atraer suficiente tráfico de calidad hacia los portales web y ser capaz de convertir este tráfico en algún tipo de beneficio para la empresa.
Podríamos clasificar estas herramientas en función del objetivo específico que cumplen dentro del ciclo de vida de una visita:
1. Atraer visitas:
— Posicionamiento natural en buscadores
— Campañas de pago por clic
— Banners
— E-mail marketing
— Publicidad offline
2. Convertir visitas en clientes
— Usabilidad
3. Fidelizar clientes
— Permission marketing o e-mail marketing permitido
— Personalización de contenidos/de la oferta
— Programas de fidelización
4. Convertir clientes en prescriptores
— Marketing viral
— Recomendación (enviar a un amigo)
En este sencillo esquema están incluidas la mayor parte de tácticas que las empresas han puesto en práctica en los últimos años para obtener un retorno sobre la inversión de su presencia en Internet. Hasta cierto punto, la planificación era sencilla porque los actores y las relaciones entre ellos eran también simples: por un lado, una empresa que quiere hacer llegar su oferta a los consumidores; por el otro, los clientes potenciales; y, entre ambos, Internet como medio y soporte de esa relación. Bastaba con analizar el comportamiento previsible de los clientes potenciales –qué idioma hablan, qué buscadores usan, con qué palabras se refieren a nuestros servicios o productos— para diseñar un buen plan de posicionamiento en buscadores que nos permitiera salir al encuentro de estos clientes.
Un sitio web con una buena usabilidad y un diseño cuidado facilitaban el tránsito de los visitantes por nuestra web y aumentaban las posibilidades de conversión, ya fuera ésta conseguir un contacto, una compra o una colaboración. Premiar a los clientes anteriores o comunicar directamente a sus correos nuevas ofertas permitía incentivar la compra cruzada y repetida de los clientes anteriores, cultivando su fidelización. Y estos buenos clientes actuaban, motu propio, como los mejores referentes para captar nuevos usuarios. Todo ello en un escenario más o menos controlado y previsible.Y llegó la Web 2.0 Aunque los buscadores generalistas siguen siendo el principal escaparate en Internet, no podemos obviar la creciente importancia de las redes sociales en la generación de tráfico de calidad. Es lo que se ha dado en llamar la Web 2.0 con nuevos esquemas de relaciones en los que los consumidores adquieren un nuevo protagonismo, bien porque comparten información –foros, chats— bien porque se convierten en líderes de opinión o expertos reconocidos –blogs— bien porque añaden sus votos para premiar o castigar sus contenidos preferidos o denostados –marcadores sociales—, bien porque producen o comparten su información –wikis—, etc. En cualquier caso, la Web 2.0 significa la apertura para los usuarios anónimos de Internet de nuevas oportunidad donde hacer valer su opinión, donde participar en un entorno colaborativo y en donde influir de forma importante en la generación de modas, tendencias, prestigio de producto, reconocimiento de marca, etc. Las empresas no pueden obviar esta evolución y deben aprender a desenvolverse en este nuevo ecosistema. Veamos cómo.De la web-escaparate a la web-unidad de negocio.
A la hora de planificar una nueva web, no sólo debemos tener en cuenta el perfil del cliente potencial al que, hasta ahora, dirigíamos la web, sino que este perfil se hace ahora mucho más difuso pues se añaden nuevos actores que pueden generar un impacto sobre el rendimiento futuro del sitio. Así, tenemos que considerar que a través de un sitio web podemos entrar en contacto no sólo con futuros compradores sino con importadores, exportadores, líderes de opinión, bloggers, clientes anteriores, prescriptores, analistas, referentes, excolaboradores,ex-empleados… Es decir, todo un conjunto de distintos actores con motivaciones absolutamente imprevisibles pero con una nueva y asombrosa capacidad para influir sobre el posicionamiento de una empresa en Internet. Nuevas fuentes de generación de tráfico, más imprevisibles .De igual forma, también las fuentes de tráfico se han vuelto más difusas. Aunque los buscadores siguen sido los grandes generadores de tráfico tanto por sus resultados naturales como por los enlaces de pago, los agregadores de noticias, las wikis, los buscadores verticales o sectoriales, los marcadores sociales, los comparadores de precios y los blogs pueden llegar a ser, según en qué casos, grandes generadores de visitantes.
Desde un punto de vista empresarial, no obstante, faltaría preguntarse por la calidad de ese tráfico de éstos últimos, y si una proporción suficiente del mismo se podría convertir en cliente. En este sentido, el tráfico procedente de las fuentes sociales puede tener su origen, muchas veces, en polémicas alentadas de forma interesada. Saber convivir con este sistema, gestionarlo e influir en él sin transgredir sus sutiles normas de conducta para el beneficio de nuestra empresa es una labor muy compleja y perfectamente asimilable, en el mundo online, a lo que hacen las agencias de Relaciones Públicas en el mundo offline. La gestión de contenidos, más descentralizada .En el mantenimiento de una web convencional, un único actor, la empresa, producía y mantenía de forma centralizada los contenidos que quería mostrar en su web. Para mejorar la difusión de sus contenidos, ocasionalmente podía publicar alguna nota de prensa o bien enviar un artículo a los portales sectoriales relacionados.
Se trataba de una producción y difusión de contenidos unidireccional y centralizada. Cada vez más, sin embargo, los portales de Internet se convierten en grandes puzzles en los que, junto al contenido corporativo producido ad hoc por la propia empresa, se entremezclan e incorporan contenidos y funcionalidades de terceros: Google Maps, información del entorno, comparadores de precios, reserva de billetes de avión, conversores de divisas…Y, al mismo tiempo que cada portal se torna más permeable hacia la integración de contenidos externos, también aumenta la difusión de sus propios contenidos recogidos de forma espontánea o provocada en blogs, agregadores de noticias, distribuidores de artículos, fuentes de sindicación de contenidos RSS…O, lo que es lo mismo, una integración que propicia la convivencia de un portal, no ya de forma aislada frente a su entorno cibernético, sino íntimamente relacionado con contenidos y funcionalidades mantenidas por terceros con los que, muchas veces, ni siquiera existe una relación comercial. Y, simultáneamente, una difusión y redistribución de sus contenidos que se produce fuera del ámbito de control de la propia empresa a través de blogs, chats, foros…
Este escenario tan impredecible y difícil de gestionar propicia que se afinen los pocos instrumentos que nos pueden dar pistas sobre lo que ocurre en nuestras webs: los sistemas de análisis de tráfico. Aunque con un matiz: donde antes se ponía el énfasis en datos puramente cuantitativos –sesiones mensuales, visitantes únicos, páginas vistas—ahora el foco se desplaza a un análisis más cualitativo, donde se miran con lupa aquellos datos que implican una conversión online, offline, o bien que se identifican con algún indicador clave de rendimiento: descarga de características, cumplimentar compra, hacer reserva…¿Cómo preparamos nuestra web para competir en este entorno más complejo, más impredecible, más difuso y más difícil de controlar?. Entramos en un nuevo paradigma en el que el posicionamiento natural en buscadores sigue siendo condición necesaria pero no suficiente para competir.
Al posicionamiento natural en buscadores deberíamos añadir:
— Una excelente gestión en las campañas de enlaces de pago, para aquellas palabras clave en donde no es posible competir de forma natural.
— Una excelente gestión de las relaciones públicas del portal, en forma de integración de contenidos de terceras partes, difusión de contenidos en otros portales, gestión de las opiniones generadas, votos en marcadores sociales e incorporación en los portales de las herramientas y funcionalidades propias de la Web 2.0
— Una excelente gestión de contenidos, en donde seamos capaces de generar de forma consistente y continua nuevos contenidos de calidad, originales y facilitar al máximo su canalización hacia las redes sociales mediante el uso de enlaces de votación, fuentes RSS, etc. Con todo ello, evolucionamos de un concepto específico como es el posicionamiento natural en buscadores, hacia otro mucho más global como es el posicionamiento en Internet, teniendo en cuenta los múltiples ámbitos, herramientas y capacidades que hoy en día permite la Red.
Web 2.0
Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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