("EL MASTER DEL GUAPO HACKER") BLOG PROPIEDAD DE XAVIER VALDERAS. Son mis particulares anotaciones sobre estudios de MBA (Master in Business Administration , o sea “Maestría en Administración de Negocios”). Aquí puedes encontrar de casi todo lo referente a los masters, querido visitante internauta, pero recuerda siempre que el mejor MBA y la más importante es “La Escuela de Negocios de la Vida”, la cual no te cobra ni matricula y es lógicamente en la que más aprenderás. Saludos y sed bienvenidos
lunes, 11 de junio de 2012
ERRORES EN LA CALIDAD DE SERVICIO
A continuación se presentan una serie de situaciones en las que son castigados los empleados a pesar de colaborar en la calidad del servicio. Estas situaciones son:
a) Se les llama la atención a los empleados por hacer una concesión al cliente
A veces para satisfacer a un cliente (objetivo máximo de la calidad) se requiere hacer alguna compensación o alguna acción fuera de procedimiento. Si ello se castiga se reforzará la idea de que el cliente no es importante, o de que dicho colaborador no puede tomar decisiones, y su actitud e interés se irán por el drenaje.
b) No hay consideraciones especiales
A veces satisfacer clientes requiere tiempo y esfuerzo adicionales por parte de un colaborador, y si este esfuerzo no merece las adecuadas concesiones de la empresa, entonces sentirá que está experimentando un castigo que ahuyenta su deseo de seguir actuando adecuadamente. Podemos decir que hay varias modalidades:
— Una reprimenda por llegar tarde (aunque salgan tarde), cuando en algunas ocasiones recuperar a un cliente implica invertirle un tiempo adicional al del horario normal. Si algún empleado tiene que salir más tarde de lo normal y llega tarde al día siguiente, recibe un castigo sin siquiera notar su esfuerzo del día anterior.
— Permisos negados. También escuchamos a una gran cantidad de empleados comprometidos quejarse de que la empresa no es recíproca con ellos: a pesar que cumplen con el reglamento, cuando requieren de un permiso especial para realizar una diligencia personal (acudir al banco, visitar a una familiar en un hospital, etc.) no es autorizado. Entonces el empleado siente injusticia: las empresas sí pueden tener necesidades especiales, urgencias y requerimientos, pero los empleados no.
— No se le retribuye tiempo al empleado. A veces los empleados sólo desean recuperar parte del tiempo que invierten por bien de la organización. Negarles esto (salir un día temprano, tomar sus vacaciones, etc.) también ahuyenta su entusiasmo.
c) No se les da compensación por gastos efectuados
Y no hablamos aquí del pago de horas extras, sino del hecho de que irse a las 23 horas en beneficio de la calidad implica tener que desembolsar el costo de un taxi, o quedarse sin cenar una noche por llegar tarde a casa, o tener que desembolsar para cenar cualquier cosa en la calle. Entonces, la opinión de su colaborador será que un cliente satisfecho es beneficio para la organización, pero no para él.
d) Hay políticas y procedimientos que perjudican al personal y al cliente
Una empresa de la industria farmacéutica, donde los colaboradores tenían una prestación de comedor dentro de la empresa, tenía una política para la distribución del personal en los tres horarios de comida establecidos, con la idea de que estuviera equilibrada la demanda. Sin embargo, al crear la política establecieron una regla que -buscando orden y beneficio- sólo provocaba malestar del personal y en muchas ocasiones problemas para los clientes: los empleados tenían asignados cierto horario de comida y no podían cambiarlo casi bajo ninguna circunstancia; incluso, después se reglamentó que tenían solo cinco minutos de tolerancia para llegar al comedor, y el que no llegara en ese lapso ya no podría entrar, y para su mala fortuna ni siquiera podría asistir en un horario posterior. Es decir, se quedarían sin comer. Si los empleados, intentando satisfacer clientes, se retrasaban un poco en la hora de la comida, se quedarían con hambre.
e) Más trabajo, misma paga
Ya sea porque un compañero no sabe realizar determinada tarea o porque falta, pero a final de cuentas un colaborador tiene que hacer más que los demás, y ello no le reporta ningún beneficio: ni en salario (es mucho pedir, seguramente) ni en permisos ni en consideraciones especiales; ni siquiera en pago de gastos adicionales. Nos referimos a cuando le damos más trabajo a alguien por una situación temporal específica. Por ejemplo, hay restaurantes en los que cuando falta el cajero, algún camarero tiene que realizar ese trabajo y el propio. Sobra decir que le será difícil cumplir con ambos, sobre todo si sabe que no habrá retribución especial. Y lo peor de todo es que le llamen la atención por descuidar sus propias actividades.
f) Más clientes que atender, mismo salario
En algunos casos una mayor carga de trabajo no es cosa temporal, sino permanentemente, con el argumento de que una persona es la más apta para atender a los clientes importantes. Si alguien tiene mayor carga de trabajo que sus compañeros de puesto igual o similar, y su pago es el mismo, entonces lo sentirán como un castigo no como un privilegio por su desempeño.
g) Un mal supervisor
En ocasiones (bastantes, por cierto) castigamos al personal con un nuevo jefe que en lugar de ayudarlos a dar mejores resultados, los obstaculiza y desmoraliza en su labor por satisfacer clientes. Muchos empleados talentosos se sienten castigados con malos jefes, y algunos no trabajan igual, otros buscan otro empleo.
1) Los siete pecados del servicio
1. Tratar a los clientes con apatía
Significa demostrarle al cliente lo poco que le importa al empleado de servicio. Los síntomas se presentan cuando el empleado de servicio deja de preocuparse por su trabajo, por sus clientes y, finalmente, por sí mismo(a).
2. Desairar a los clientes
Este pecado se presenta cuando el empleado trata de deshacerse de un cliente. El pensamiento es así: “Si no fuera por todos estos clientes, podría terminar por ahí otro trabajo”.
3. Ser frío con los clientes
El contexto del servicio se enfría: una recepción helada, mirada fija de hielo y el corazón frío son frases que vienen a la mente para describir esta escena. Parece haber una relación de causa y efecto entre sentirse agotado y tratar a los clientes con frialdad. La llama de la compasión humana –sobre todo en los servicios médicos- ya no existe y es el cliente el que debe sufrir las consecuencias.
4. Tratar a los clientes con aire de superioridad
Abrumar a los clientes, utilizar una jerga que ellos no pueden entender, gritar a las personas de edad y a quienes no hablan bien el idioma y apartar a los niños, son sólo una cuantas maneras de practicar ese aire de superioridad.
5. Trabajar como un Robot.
Cuando una persona llega a rutinizarse tanto que hace todo de la misma manera, día tras día, el pecado del servicio del robotismo puede ir avanzando lentamente en el comportamiento diario hacia los clientes.
6. Ceñirse al reglamento
Cuando las reglas y regulaciones de una organización se crean más para la conveniencia de ésta que para el cliente, se aumentan las oportunidades de que alguien vaya a cometer el pecado de ceñirse al reglamento.
7. Dar evasivas al cliente
Es una variante del pecado del desaire. Significa obligar al cliente a ir “de la Ceca a la Meca” en la organización. Es una forma de deshacerse del cliente, para que el empleado pueda hacer algo distinto.
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