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lunes, 6 de agosto de 2012

DISEÑO DE LA ESTRATEGIA DE COMPENSACIÓN



Llegado este punto, es obvia la conclusión: la compensación ha de estar al servicio de la estrategia de negocio. Sólo alineando la compensación con la estrategia de negocio nos aseguramos un retorno claro de la inversión a través de un impacto directo de la misma en la consecución del éxito para la compañía. Se entiende como compensación estratégica el sistema que permite recompensar a los profesionales, no sólo de forma individual, sino también como integrantes de un equipo de trabajo dentro de la organización, por la consecución o contribución significativa a los objetivos estratégicos de la empresa, reforzando la visión, misión y cultura de la misma. En este sentido, la característica diferenciadora es el énfasis que pone en motivar o fomentar únicamente aquellas acciones, actitudes, comportamientos y logros que ayudan a mover a una organización hacia objetivos claramente definidos. La intención es comunicar a los empleados lo que es importante para que sea posible conseguir o superar los resultados de negocio esperados. Y el modelo de compensación pasa a ser herramienta clave de comunicación.


Esto se logra creando las mejores oportunidades de recompensa para cada colectivo y, en última instancia, para cada persona integrante de la organización. Y ésta es la mejor tendencia: migrar de sistemas tradicionales de pago desvinculados de la suerte del negocio hacia sistemas para recompensar a individuos o grupos por la consecución o contribución significativa a los objetivos estratégicos. No tienen que ser nuevos y diferentes, sólo tienen que ser reflejo de su organización, sus valores y su estrategia de forma consciente. Para ilustrar mejor esto, a continuación proponemos una aproximación, en términos de eficacia, de posibles elementos de la compensación y su contribución a la consecución de determinados objetivos de negocio. Concretando, los objetivos clave de la compensación estratégica son:

— Atraer y retener a la mejor gente, profesionales de alto nivel que demuestran experiencia previa 

— Retener el capital intelectual 


— Alcanzar los mejores resultados


 — Gente orientada al resultado

— Trabajar en equipo


 Muchas veces las empresas tratan de justificar objetivamente cómo a través de los sistemas de compensación obtienen un impacto directo en el éxito de la organización. La reflexión, en muchos casos, se hace compleja y no clara. Una manera ordenada, de gran ayuda para llevar a cabo esta reflexión consiste en situar los diferentes programas en el contexto de un modelo de reforzamiento. En este modelo son los objetivos de negocio y la cultura deseada los que dirigen el diseño de los sistemas de refuerzo, descritos como planes de compensación, capacidad, reconocimiento, incentivos de grupo e incentivos de equipo de proyecto. Se ordenan de izquierda a derecha de acuerdo con su impacto potencial sobre los resultados de negocio. A la izquierda se sitúa la compensación, que se entiende como un coste derivado de hacer negocios. A la derecha están los planes orientados a grupos, centrados en el reforzamiento de los resultados del negocio. Situar los sistemas actuales de reforzamiento de la empresa sobre el modelo nos permite evaluar hasta qué punto están sirviendo para conseguir una ventaja competitiva o simplemente son un coste necesario que no produce diferencia alguna. Este modelo es sólo parte del proceso. El poder real de la compensación se consigue a través de: 

— La gestión del desempeño 

— La evaluación 


— La formación 


— La comunicación 


— El feedback 


— El compromiso del empleado 


— La revisión de la evaluación 


— Algo de diversión 




Evolución del modelo de compensación: Hace más de 20 años, en España, los empresarios consideraban a sus empleados como su mayor coste. Esto hacía que la retribución fuese la lucha continua entre empleados y patronos y, por tanto, las negociaciones colectivas eran la base de la gestión. En los años noventa el principio pasó a ser el que los empleados son el mayor activo de una organización y, por tanto, se empezaron a flexibilizar posiciones y diseñar herramientas que permitiesen una gestión más actual de la compensación, tratando no sólo de ajustar costes, sino de motivar a los empleados. 



En los inicios del siglo XXI, la palabra flexibilidad está presente en las premisas y objetivos de los sistemas de compensación novedosos. Hoy en día ya nadie duda de la importancia que tiene la compensación como vehículo para movilizar a las organizaciones. Tampoco nadie duda del impacto que tiene sobre la cuenta de resultados, en ambas partes de dicha cuenta. Si analizamos la evolución de los modelos de compensación, vemos que éstos corren paralelos al desarrollo de la organización y en la historia de las organizaciones podemos observar nítidamente dicha evolución. En un primer momento podríamos hablar de la etapa de compensación jurídica. En ella las compensaciones estaban incorporadas a las negociaciones colectivas sectoriales. Los componentes eran muy básicos, fijos, y podían concretarse en sueldos fijos relacionados con categorías profesionales y un conjunto de complementos que premiaban aspectos no vinculados con el desempeño, tales como la antigüedad, el número de hijos, etc. Esta etapa estaba caracterizada por el “café para todos”, la lucha interna entre la propiedad y los trabajadores y la escasa rotación y competencia. El trabajo para toda la vida era norma, y la fidelidad a la empresa, alta.



Sin embargo, el mundo fue cambiando, se empezaba a competir en determinados sectores y la organización, los métodos de trabajo y también la compensación entraron en una nueva etapa que podríamos denominar etapa de tecnificación. En esta nueva etapa la compensación adquirió cierto nivel de tecnificación, ya que era necesario responder a dos criterios que hoy podríamos denominar clásicos: la necesidad de buscar equilibrio y lógica interna (principio de equidad interna) y la necesidad de estar en línea con el mercado siendo capaces de controlar nuestros niveles de rotación (principio de competitividad externa). Implicó el desarrollo de métodos de medida para la comparación basados en la valoración de los puestos de trabajo y estudios de mercado que recogían la situación de la compensación para determinados colectivos de empresas. Normalmente se establecían diferencias entre los sueldos legales de la etapa anterior y las necesidades de ajuste de los nuevos principios, por lo que se definieron complementos voluntarios al margen de los convenios y el viejo juego de las categorías. También emergen con fuerza los programas de beneficios, fundamentalmente las pensiones privadas otorgadas por las empresas como complementos a las públicas, garantizando partes sustanciales del salario previo a la jubilación. Esta etapa de tecnificación vino de la mano de empresas multinacionales y del desarrollo de las firmas internacionales de consultoría de compensación. Una nueva etapa se inició como fruto de un conjunto de necesidades de negocio que podríamos resumir en las siguientes:

— Necesidad por competir

— Necesidad por optimizar los costes

 — Necesidad de producir y servir con calidad

— Necesidad de compromiso

 Esta nueva etapa podríamos denominarla etapa de la flexibilización. El tema clave ya no era estar en línea con el mercado o mantener un nivel de equilibrio entre distintas posiciones (que sin duda siguen siendo temas importantes), sino que era preciso controlar los costes y pedir el máximo retorno en forma de desempeño. En ella emerge la retribución variable en sus diversos formatos (incentivos, comisiones, bonos...) en un intento de controlar el coste fijo. Hay que destacar también que empieza a desarrollarse el sector servicios y, con él, el porcentaje que la compensación, en sus diversas formas, adquiere sobre el conjunto de la estructura de gastos, llegando en determinados sectores hasta el 80% de la estructura del gasto. La empresa no puede seguir manteniendo estructuras fijas independientes del resultado y necesita unir compensación y resultado. 

También se inicia una etapa de exigencia movida por la presión externa y se pretende romper el “café para todos” con mecanismos de “tanto contribuyes, tanto ganas”. Esto ha llevado a modelos a veces muy individualistas que hicieron fracasar algunos proyectos empresariales y tuvieron que ser retocados. En esta etapa también han sido frecuentes las dificultades en la implantación de modelos flexibles en organizaciones de corte tradicional. Igualmente, se suceden procesos de simplificación de los componentes de la retribución, es decir, de la nómina. Por ejemplo, la integración de las antigüedades en los sueldos y la eliminación de muchos complementos que se mostraron obsoletos. Tras esta etapa se han empezado a desencadenar una serie de cambios en los mercados, que han configurado una nueva fase que denominamos etapa de la compensación estratégica. En ella: La compensación ya no es el coste que se tiene que pagar para poder hacer negocios, sino que es aquella inversión que nos devolverá un retorno muy alto. En esta etapa: La compensación tiene que estar alineada con los objetivos del negocio y con la cultura deseada.







DISEÑO DE LA ESTRATEGIA DE COMPENSACIÓN. Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas

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