HISTORIA DEL TORO DE OSBORNE
No es una valla cualquiera. Es la mejor valla que existe, es la definición por naturaleza de la publicidad
en el medio exterior.
Nunca una valla publicitaria, en cualquier parte del mundo, ha conseguido tanto en treinta y nueve
años de presencia en las carreteras españolas, por su contribución a la creación de la imagen de marca
de una compañía con doscientas treinta y tres años de historia en el mercado.
Efectivamente, hablamos de una pequeña bodega que Tomás Osborne creó en el año 1772 en la
ciudad de El Puerto de Santa María, en el sur de España, y que actualmente representa una extensión
de más de 400.000 metros cuadrados de superficie y unas ventas consolidadas en el ejercicio fiscal
de 1994 de 40.000 millones de pesetas. Durante el transcurrir del tiempo, la empresa no ha perdido
su carácter familiar, lo que hace que en los tiempos actuales resulte un orgullo para todos sus empleados.
Un estudio de las compañías que compiten en el mismo sector nos indica que las más importantes
se encuentran dominadas actualmente por grupos multinacionales.
Su símbolo, el Toro, una valla clásica, con 12,5 m de altura, 70 chapas de 1,90 x 90, más de mil
tornillos y cuatro torretas metálicas, cuatro zapatas sobre 6 m3 de hormigón y un peso total de 50.000
kg, ha conseguido levantar pasiones y crear un fenómeno social en nuestro tiempo de enorme magnitud,
identificando plenamente al grupo de empresas Osborne.
HISTORIA DE UN SÍMBOLO
Es el toro más famoso de España, incluso más que los viejos bisontes de las famosas cuevas de
Altamira. La imagen del animal como base de la expresión gráfica fue soporte del primer anuncio
que puede encontrarse en los registros de la historia de la publicidad. En el año 1972 protagonizó la
portada de uno de los números del New York Times. En Italia lo colocan entre los símbolos ibéricos
y el ciudadano alemán lo considera como definición de lo "español".
De las diferentes especies animales utilizadas en publicidad a lo largo de la historia, como soporte
de comunicación publicitaria de un producto, marca, institución y empresa, el Toro negro de
Osborne constituye el más sobresaliente.
Fuego en la sangre se dice que tiene el toro de casta. Junto al rayo fue un símbolo concertado de
las divinidades atmosféricas, asimilándose su rugido al trueno. En todas las culturas paleorientales,
la idea del poder era expresada por el toro.
El toro era el principio activo y masculino, el poder fecundador que se refleja en el mito de Europa,
la mujer raptada y poseída por el dios Júpiter transformado en toro.
Imágenes, símbolos y mitos que son vividos en la actualidad por el hombre flotan en el inconsciente
de todo ser humano. De ellos, el publicitario acierta a transmitir lo que considera más adecuado
en función del producto y del mercado al que pretende dirigirse.
En el año 1956, cuando fue creado el Toro, nadie podía imaginar que esta silueta se convertiría
años más tarde en uno de los más importantes y poderosos elementos iconográficos de la cultura
popular española.
El gran hallazgo gráfico de este diseño es, a juicio de creativos publicitarios consultados, el modo
en que se encuentra resuelto la cabeza y los cuernos que configuran la imagen. De un análisis de los
primeros bocetos puede desprenderse que existía una serie de intentos de darle un mayor protagonismo
a las patas y al rabo, insistiéndose en que éste era el contrapunto del equilibrio y dinamismo
de su poderosa cornamenta. La decisión fue mantenerlo como se presenta en la actualidad, haciendo
opaca y pintada en azul la conexión con la pata.
El diseño propuesto representa la silueta recortada de un toro bravo. Osborne conserva actualmente
el dibujo original, que fue realizado sobre una hoja de papel cuadriculado. La adaptación se
ajusta por completo al original, siendo escasamente apreciables los cambios, que modificaban ligeramente
algunas de sus líneas para facilitar su construcción.
Los primeros toros fueron fabricados en madera y comenzaron a instalarse a finales del año 1957.
Entonces tenían una altura de cuatro metros, los cuernos eran blancos y podía leerse Veterano Osborne
y una copa de brandy. En principio se llegaron a hacer unas pruebas para transmitir el mensaje con
unas copas que intentaban sustituir los ojos del animal.
A finales del año 1957 ya existían 16 toros en las carreteras españolas.
El primer montaje, efectuado
en Cabanilla de la Sierra, en la carretera de Burgos en dirección a Madrid, fue utilizado para
efectuar un ensayo sobre las posibles configuraciones, así como su nivel de notoriedad.
Con las normativas del 8 y 22 de agosto de 1962, que obligaba a situar los carteles a más de 50 m
de la arista exterior de la explanación de las carreteras y de 125 m a contar desde el cerramiento de
la denominación de autopista o autovía, se proyectó la fabricación e instalaciones de siluetas gigantes
de más de 12 m de altura, realizadas en chapas metálicas de 3 mm de espesor y de un peso de
4.000 kg.
Entre el año 1962 y 1964 se encontraban instalados en las carreteras españolas más de 500 toros.
La fuerza del Toro de Osborne radica en los principios básicos por los que la publicidad debe
construir la imagen del producto en marca, la marca en signo y el signo en mensaje. Su potencia
publicitaria ha conseguido desbordar su presentación de un producto y una marca, convirtiéndose en
un elemento icónico de lo español y una referencia obligada del paisaje de nuestro país. Su imagen
representa mucho más que un significado inmediato y obvio, generando ideas, asociaciones y sentimientos
que están, a veces, más allá del alcance de la razón.
Sus funciones publicitarias más evidentes definen la identidad de la empresa en los aspectos que
se relacionan a continuación:
— Marca-emblema: De los productos y de la bodega Osborne, desplazando a la marca tradicional
formada por el logotipo Osborne, unido al escudo nobiliario de la familia.
— Marca-signo: Que transfiere, a productos y empresa, una identidad única, singular, prestigiosa,
diferenciada y reconocible en todos sus registros.
— Marca-símbolo: Cargada de energía gracias al concurso de sus múltiples sentidos: poder,
fuerza, belleza, potencia sexual, valentía, bravura y masculinidad.
— Imagen artística: El Toro de Osborne, en su versión original y genuina, es una magnífica
escultura situada en el mejor y más visitado museo del mundo como es la naturaleza.
— Imagen universal: Como símbolo polisémico reconocible y valorado en todos los ámbitos
sociales, culturales, locales, nacionales e internacionales.
— Elemento constructivo del paisaje: En su integración absoluta con la naturaleza que conforma
el paisaje donde se encuentre ubicado.
— Marca-símbolo de España: El Toro negro de OSBORNE es el arquetipo de España y de lo
español.
Existen pocas marcas en el mundo de mayor valor emblemático, y escasos símbolos que a través
de una rápida visualización se identifique con mayor acierto. La estética de su fascinante figura, integrada
por el paisaje de cualquier geografía, resulta ser una lección magistral de una publicidad inteligente
que resulta muy eficaz en su comunicación. En ella se concentra imagen, soporte, medio y
mensaje, donde no se pretende hacer creer nada ni tan siquiera persuadir, sólo seduce por su mensaje
perfectamente serio, rotundo y conmovedor.
ANTECEDENTES DEL PROBLEMA
El 29 de julio de 1988 se publica una ley mediante la cual se dispone que:
...fuera de los tramos urbanos de la carreteras estatales, queda prohibido realizar publicidad en
cualquier lugar visible desde la zona de dominio público de la carretera...
Estableciendo en su segunda disposición transitoria que:
...en el plazo de un año, deberá ser retirada cualquier tipo de publicidad visible desde la zona de
dominio público de la carretera...
Osborne retiró de todas las siluetas de el Toro instaladas en las carreteras estatales la rotulación
que llevaba Osborne-Sherry & Brandy, quedando exclusivamente el original tono zaino y totalmente
negro.
El 23 de septiembre de 1994 se aprueba el Reglamento General de Carreteras, donde se refleja:
...la prohibición afectará a todos los elementos de instalación publicitaria, comprendiendo la fijación
de carteles, colocación de soportes y cualquier otra manifestación de la citada actividad publicitaria...
Cinco mil anuncios desaparecen, ante el aplauso de los consumidores y la inquietud de firmas
comerciales y empresas de publicidad.
A partir del 24 de septiembre, absolutamente todos los medios de comunicación comienzan a
hacerse eco de la amenaza que pesa sobre la silueta del Toro colocado en las carreteras españolas después
de la nueva normativa legal.
Resulta sumamente interesante por su contribución al caso conocer la situación que se creó con
este nuevo hecho acaecido y que en sí mismo no parece que a la empresa Osborne le produjera sorpresa
alguna, ya que hacía tiempo que había hecho desaparecer todo lo que significaba mensajes
publicitarios, dejando exclusivamente la silueta del Toro.
Desde esta fecha algunos expedientes de la presencia del Toro fueron denunciados, de los que
solamente uno fue sancionado. La compañía procedió a presentar recurso contra esta sanción y entre
las alegaciones aportadas se encuentra la argumentación basada en que el Toro de Osborne no es
publicidad según el concepto que recoge el artículo de la ley, y que su exhibición no constituye por
tanto publicidad, sino comunicación de una expresión artística que plasma con gran sencillez un elemento
de la cultura tradicional española.
La base de la argumentación presentada por la empresa está fundamentada en los resultados de
una amplia investigación de tipo cuantitativo, que se desarrolló en dos ámbitos diferentes:
—Una encuesta sobre 2.000 personas de dieciséis a sesenta y cinco años, en España peninsular
y Baleares, y residentes en núcleos de población de más de 2.000 habitantes. Estas personas
debían caracterizarse por haber realizado en los doce meses previos a la realización
del trabajo de campo algún viaje, por carretera y en vehículo privado, de al menos 100 km,
entre origen y destino.
— Una encuesta sobre 432 personas no españolas, que hubieran viajado a España en los dos
últimos años, y que hubieran efectuado recorridos por carreteras entre ciudades españolas.
El estudio se efectuó en cuatro países
de Europa; en concreto, Alemania (108 entrevistas),
Francia (105), Holanda (119) e Italia (100).
El Tribunal Supremo dictaminó que efectivamente no era publicidad. Podría afirmarse que el Toro
ha sido indultado.
GRUPO OSBORNE. BAJO EL PARAGUAS DEL TORO
El grupo empresarial objeto de estudio rompe los esquemas que sobre las empresas familiares
españolas, una y otra vez, se escuchan en los distintos foros y medios económicos. A lo largo de sus
más de doscientos años de historia, el Grupo Osborne ha intentado mantener sus fortalezas, sus propias
señas de identidad, con la flexibilidad imprescindible para ir incorporando las capacidades e
innovaciones que actualmente le puedan permitir permanecer en la situación de liderazgo en el sector
que opera.
Estas señas de identidad, que forman parte de la cultura del grupo y que caracterizan también a
las empresas que sucesivamente se han ido integrando, se manifiestan en un compromiso público del
Grupo Osborne. Una cultura que se define como de máxima calidad, en el ejercicio más estricto de
la ética de los negocios, por lo que a la legalidad y respeto al medio ambiente se refiere. Mención
especial al profundo arraigo en el entorno donde desarrolla su negocio, la ciudad de El Puerto de
Santa María, en la provincia de Cádiz.
En dos siglos, una iniciativa empresarial que podía parecer exclusivamente localista, centrada en
la producción de vinos y brandies de Jerez, se ha transformado en un grupo líder en la elaboración
de productos tradicionales de la industria de alimentación.
En el actual tejido empresarial en el que es norma de uso común el planteamiento de la diversificación
frente a la especialización como vías diversas para enfrentar el reto de la continuidad de las
empresas, el Grupo Osborne ha sido pionero en su sector en desarrollar sistemas de investigación
adecuados que le han permitido conocer y aprovechar sus fortalezas potenciando sus líneas de negocios.
Productos alimenticios, tradición y un compromiso continuo de investigación en la mejora de los
niveles de calidad, son los grandes parámetros que definen la misión del Grupo Osborne. Esto explica
la coherencia en la que operan y evolucionan con la incorporación de nuevas empresas, en función
de una búsqueda continuada de dar respuesta a los requerimientos del mercado, manteniendo y continuando
la marca Osborne, bajo el soporte del Toro, como signo de tradición y calidad.
Así, tanto en sus productos clásicos, vinos y brandies de Jerez, como en los que actualmente han
incorporado a su cartera: anises, derivados del cerdo ibérico, quesos artesanales, bebidas no alcohólicas,
es reconocida su marca a través del símbolo que vigila las carreteras españolas.
En resumen, nos encontramos ante una empresa familiar que mantiene y gana cuota de mercado
frente a grupos multinacionales, gracias a un equipo muy profesionalizado e identificado con su
empresa.
EL IMPACTO PRODUCIDO
En el período comprendido entre los meses de septiembre a diciembre del año 1994, importantes
manifestaciones y testimonios de apoyo a la permanencia del Toro en las carreteras se hacen públicos.
Asociaciones culturales, diseñadores, políticos, personalidades de toda índole y categoría, profesores
universitarios, anunciantes (Seat realizó una campaña de publicidad para su modelo Ibiza bajo
el eslogan "El Toro, un mito en la carretera... Ibiza, otro..."), en definitiva todos están con él.
Especial mención para la Asociación Cultural Española Abierta, que realizó una recopilación de
firmas de un manifiesto de defensa, para su presentación al Ministerio de Cultura, y que ha editado
el libro Un toro negro y enorme. El Toro de Osborne: marca, símbolo, tótem, imagen universal, en el
que diseñadores y escritores de varias generaciones homenajean al toro de la ruta.
También en Europa tuvo repercusión. The European, el 29 de septiembre de 1994, publicaba:
Existe una asociación absoluta del Toro con respecto a España, y el hecho de que una empresa la
adoptara como símbolo es un tema de escasa importancia. Llega un momento en que el aspecto
comercial desaparece.
El Ayuntamiento de El Puerto de Santa María dispuso en sus dependencias de un libro destinado
a recoger firmas de apoyo para remitir a los organismos competentes, encabezados por Rafael Alberti.
Varios municipios, a través de sus juntas directivas, ofrecieron terreno municipal para la instalación
de un Toro de Osborne, fuera de los terrenos afectados por la Ley y el Reglamento.
La Universidad Politécnica de Valencia propuso instalar uno en los terrenos de su cámpus universitario.
El cineasta Bigas Luna, que ha utilizado el Toro en su película Jamón, jamón, se ofreció a
comprar varios e instalarlos en su finca.
Varias Comunidades Autónomas se han pronunciado en favor
de la petición del indulto, proponiendo que la silueta de la carretera sea catalogada como bien cultural.
Es la primera vez que se produce una reacción tan fuerte como la que ha provocado este tema, se
trata de un caso insólito en el que se mezclan la publicidad y el sentir de una masa de consumidores
que tiene al Toro como algo propio.
Todo ello ha provocado que el Toro pueda continuar manteniendo su figura en las carreteras
españolas. En efecto, la Cámara Baja aprobó una proposición que significa en la práctica mantener y
reconocerlo como patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España integrado en el paisaje,
por lo cual se considera y recomienda a las Administraciones públicas que garanticen su presencia en
las carreteras, en el marco de la legislación de Conservación del Patrimonio Cultural y Artístico de
los Pueblos de España.
EL RESULTADO: IMAGEN DE LA EMPRESA
La imagen de una empresa suele considerarse como un conjunto de representaciones racionales y
afectivas que constituyen su personalidad asociadas por un conjunto de personas. El Toro de Osborne
es un magnífico ejemplo.
Uno de los problemas a los que actualmente se enfrentan las marcas es el abuso de su utilización
motivado por éxitos causales, que a veces por la falta de precisión y de control puede en el tiempo
deteriorar o desgastar su imagen, ya que ésta no se manifiesta como algo estático, sino que tiene una
estructura dinámica y muy sensibilizada a los cambios que experimenta el entorno.
El desafío que tienen los ejecutivos de marketing y de comunicación en las empresas en la actualidad
debe de ser el tratar de comprender perfectamente cómo funcionan los mecanismos entre los
activos de las marcas y sus rendimientos futuros.
Ante situaciones en los distintos procesos a los que las empresas se ven inmersas, se plantea a
éstas la necesidad de evaluar algunas cuestiones importantes, tales como su posición frente a la competencia
y el potencial de las marcas.
El tema que nos ocupa es un fenómeno que rompe las barreras del aburrimiento. Nunca en la historia
reciente un caso similar ha provocado una manifestación tan generalizada en segmentos de
población tan variados.
Las posibles influencias que en la confirmación de la imagen corporativa del Grupo Osborne han
ejercido los medios informativos a través de todo tipo de comunicaciones espontáneas y no dirigidas
por la propia empresa, que han aparecido en los medios de comunicación bajo la apariencia de información,
y el análisis de contenido de la comunicación publicitaria de la compañía y de sus marcas
plantea algunas hipótesis de trabajo, que deberán ser analizadas y resueltas.
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COMENTARIOS DESDE MI CUENTA FACEBOOK:
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Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
La silueta recortada de un toro sobre una loma es una imagen presente en el imaginario colectivo español. Creación original del pintor Enrique Mélida plasmada en su cuadro "Se aguó la fiesta", esta imagen ha sido ampliamente reproducida en todo tipo de objetos de decoración y publicidad, desde los abanicos pericones de las damas de hace un siglo hasta las camisetas de los actuales hinchas de fútbol.
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