EL CONSULTOR (OUTPLACEMENT)
A pesar de que la demanda del outplacement es creciente y, en cierto modo, ha propiciado
una nueva profesión -consultor en outplacement- no existe una formación
específica ni una trayectoria-tipo para ejercerla. Ello puede inducir a errores y banalizaciones
sobre la importancia y los conocimientos requeridos para el ejercicio de esta
profesión en la que los profesionales proceden de orígenes y trayectorias diversas.
El outplacement, lejos de reducirse a la aplicación de una serie de técnicas, es casi
una «forma de ser» por parte del consultor basada en la riqueza de la relación interpersonal
de éste y el candidato, que permitirá el control del trauma inicial, la modificación
de comportamientos que puedan incidir negativamente en el resultado del programa
y la transmisión y adaptación de herramientas, más que la simple formación
sobre una serie de técnicas.
Todo ello exige una forma de diálogo y de intercambio propiciada por el talento
del consultor y sus cualidades personales, que deberían responder a las expectativas
del candidato.
La única forma de identificar las cualidades humanas en el consultor es a través del
análisis de las expectativas de los candidatos que se sitúan a dos niveles:
— Psicológico: ser comprendido.
— Intelectual: ser «rescatado» de su confusión y que su situación sea aclarada.
En este sentido, la «escucha» del consultor es fundamental, ya que le permitirá evaluar
tanto la evolución de la relación como analizar la progresión de las diferentes
fases del programa y los resultados.
El nivel y la calidad de escucha del consultor determinarán la calidad de la
información, que debe recabar, inicialmente, sobre la situación, la calidad de su comprensión
sobre la problemática que ha de tratar y la calidad de la percepción de la disposición
mental del candidato en cada una de las fases del programa.
Existen «técnicas de escucha», pero en un buen consultor la escucha será un estado
mental para el cual se está dotado o no.
La escucha es una cualidad que se ejerce, se consolida y se agudiza con el paso del
tiempo y la práctica intensiva de numerosas entrevistas personales.
Los consultores de outplacement deben ser también profesionales expertos del empleo.
Capaces de interpretar el barómetro del empleo y de analizar su evolución.
El inicio de su trabajo consistirá en realizar un estudio profundo del caso que van
a tratar. Posteriormente, su agudeza y fina capacidad de juicio deben permitirle evaluar
al candidato, su potencial, así como las posibilidades que se le puedan presentar
a éste y también las que ha de buscar con mayor ahínco.
La capacidad de adaptación del consultor será también un elemento clave para
garantizar el éxito de sus intervenciones, ya que las situaciones y las personas que
habrá de «manejar» serán muy diversificadas y requerirán una gran flexibilidad de
pensamiento y de actitudes.
Otro importante elemento será su equilibrio emocional y personal ya que las
situaciones en las que se verá involucrado conllevarán una carga emocional intensa,
que deberá «gestionar» sin que afecte su trabajo.
La objetividad y la «distancia» con la que sea capaz de analizar cada caso, junto a
sus conocimientos, determinarán la eficacia de su intervención.
Los profesionales del outplacement son a menudo psicólogos, juristas, diplomados
de escuelas de negocios, ex head hunters o ex consultores de selección, etc.
En algunos casos podremos encontrar a antiguos responsables de personal de
empresas, responsables de márketing, comerciales... y, en muchos casos, a profesionales
que provienen de consultorías de gestión de Recursos Humanos.
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