La comunicación en la empresa consiste en la información que permite a sus miembros
conocer por diversos medios los temas que les afectan como parte activa de la
organización para adecuar su conducta laboral.
Dentro de la organización, hay que ver a la comunicación como el elemento
integrador del sistema que actúa a modo de columna vertebral, coordinando estas
actuaciones de los individuos a través de unas reglas de juego propias de cada organización
y que se debe a una misión u objetivo.
Son muchos y variados los medios utilizados para enviar mensajes, transmitir avisos,
cursar órdenes y advertir de cualquier cambio. Desde el satélite que surca los
espacios hasta el dictáfono y la agenda sobre la mesa del ejecutivo, no existe carencia
de medios mecánicos para transmitir. Las verdaderas dificultades residen en la
forma en que nos valemos de ellos; es decir, en el factor humano. Todas las firmas se
sirven de alguna combinación de estos medios, y añaden nuevos sistemas para conseguir
la transmisión de información a medida que se va desarrollando la tecnología de
la electrónica y de las comunicaciones. Las organizaciones no pueden operar de un
modo efectivo sin ellos, ya que son los vehículos o medios que permiten materializar
los propósitos de la Dirección.
Por consiguiente, conforme cabía esperar, los medios para la transmisión descendente
de información se hallan mejor desarrollados y son más numerosos que aquellos
cuyo fin es el de transmitir mensajes desde los empleados hacia la Dirección. No
obstante, la mayoría de ellos encierran posibilidades para la transmisión ascendente,
siempre y cuando la jefatura se muestre dispuesta a escuchar.
Incluso cuando el receptor percibe el mensaje y realiza un claro esfuerzo para
decodificarlo, hay varios factores que pueden interferir en la comprensión del mensaje.
Estas interferencias se denominan barreras u obstáculos a la comunicación.
Estas barreras pueden impedir totalmente la comunicación, filtrar parte de ella
o«sólo» distorsionar el significado.
El papel fundamental del departamento de Recursos Humanos es el de enseñar a
escuchar. A la inmensa mayoría de las personas les resulta cautivante escuchar su propia
voz; son demasiadas las personas que intentan hacer uso de la palabra todo el
tiempo y que, cuando se ven obligados a cederla, se concentran mentalmente en la
preparación de lo que van a decir, en vez de escuchar y ver lo que pasa a su alrededor.
En este sentido, el Departamento de Recursos Humanos puede favorecer la receptividad
de los jefes y de los empleados mediante charlas, folletos, circulares, etc.
COMUNICACIÓN EN EL GRUPO. Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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