(CAMPBELL y PRITCNARD, 1976, 65).
Es obvio que las personas son diferentes en lo que concierne a la motivación. Las necesidades varían de un individuo a otro, produciéndose diferentes patrones de comportamiento; los valores sociales, las capacidades para alcanzar los objetivos..., son también diferentes. A pesar de todas estas diferencias, el proceso que dinamiza el comportamiento es más o menos semejante para todas las personas. Es decir, aunque los patrones de comportamiento varíen enormemente, el proceso del cual resultan es básicamente el mismo para todas las personas. Aunque el modelo básico de comportamiento sea el mismo para todas las personas, el resultado variará dependiendo de la percepción del estímulo, de las necesidades y de los deseos de cada persona. Una necesidad rompe el estado de equilibrio del organismo, causando un estado de tensión e insatisfacción. Dicho estado conduce al individuo a una acción capaz de descargar la tensión o librarlo de la falta de equilibrio. Si el comportamiento es eficaz, el individuo satisfará la necesidad, volviendo el organismo a su estado de equilibrio anterior.
En el ciclo motivacional, la tensión provocada por la necesidad puede encontrar un obstáculo para su liberación, buscando entonces un medio indirecto de salida, ya sea por vía psicológica (agresividad, apatía...) o por vía fisiológica (insomnio, alteraciones digestivas...). En otras ocasiones la necesidad no es satisfecha ni frustrada, sino compensada, lo que ocurre cuando la satisfacción de otra necesidad reduce la intensidad de una necesidad que no puede ser satisfecha. La motivación no debe ser considerada como una técnica a emplear para conseguir únicamente un rendimiento productivo, sin tener en cuenta la satisfacción personal de los trabajadores. Así pues, para conseguir una adecuada motivación laboral el mando necesita, en primer lugar, conocer las necesidades de su personal, ya que cuando una persona realiza una actividad laboral, espera con ello satisfacer una serie de necesidades. Por todo ello, los estudios realizados sobre motivación nos servirán como instrumentos que nos permitan comprender dichas necesidades, y predecir las condiciones bajo las que los individuos se sienten motivados a trabajar. Ahora bien, al plantearse la motivación en el entorno de la empresa hay, generalmente, una tendencia a realizar un tratamiento aislado del tema, sin ninguna conexión con el resto de las realidades del mundo de la empresa. Es necesario insistir en este aspecto, puesto que, de lo contrario, nunca se llegará a entender ni a reestructurar una verdadera política de motivación. En este sentido, y para introducir el tema, reflejaremos los momentos en que se recurre con mayor insistencia al factor motivación en la empresa.
— Crisis económica: cuando las circunstancias son adversas para los fines económicos empresariales, se intenta crear un estado de corresponsabilidad. Esta corresponsabilidad, base de la motivación, no puede generarse solamente en momentos puntuales, debe ser un estado constante y continuado de la vida de la empresa.
— Situación de conflicto: toda situación de conflicto se produce debido a la pérdida de control sobre la base social de la empresa, acarreando paralelamente pérdidas económicas que empujan a la Dirección a un estudio de los motivos que han conducido al conflicto.
— Racionalización productiva: existen impedimentos de tipo legal que coartan la libertad de ejecución de la empresa, intentando generarse un estado positivo en la base social. Por todo ello, con la presente reflexión, advertimos la improcedencia de plantear la motivación al margen de la realidad de la estructura de la empresa.
El planteamiento del tema se realiza bajo un punto de vista reflexivo y práctico, único modo en el que encontrarán una base sólida para su posterior aplicación aquellos que desarrollen su labor en el área de los Recursos Humanos.
LA MOTIVACIÓN EN EL TRABAJO Y LAS NECESIDADES. Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
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