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viernes, 15 de junio de 2012

EL ARTE DE DIRIGIR


La función de dirigir puede ser equiparada al mecanismo de arranque de un automóvil, puesto que pone en marcha al motor o «energía humana» de la organización. La acción de dirigir es la que hace que la organización se ponga en movimiento y la que la lleva por el sendero adecuado hacia sus objetivos. Sin esta labor de dirección se interrumpe el proceso de management y la organización se para. La función directora tiene tres componentes unidos entre sí que deben ser proporcionados por los directivos en las dosis adecuadas. 

Estos componentes son:

 a) La comunicación 

La comunicación puede ser oral o escrita e incluso puede ejercitarse por medio del lenguaje o expresión corporal. Los mensajes que se dirigen a los demás miembros de la organización contienen información, ideas, instrucciones u órdenes. El propósito de tales mensajes es el de proporcionar dirección; esto es, que la gente sepa qué es lo que tiene que hacer y además cuándo, dónde y de qué manera. La comunicación es el medio del que se valen los directivos para transmitir y recibir información. 

b) La motivación

 Por regla general, los empleados de una organización ejecutan las órdenes y las instrucciones por una razón muy egoísta: para satisfacer una apremiante necesidad personal. Esta necesidad puede ser de dinero o seguridad, de amistad o respeto, o simplemente la de demostrar lo bueno que es uno o una trabajando. Una de las tareas del directivo es la de detectar las necesidades personales de sus empleados y encontrar un modo de satisfacerlas por medio del propio puesto de trabajo. Veremos diferentes teorías y métodos de motivación en el área de RRHH de este master MBA. 

c) El liderazgo

 Es la etérea cualidad que hace que los directivos ejerzan un poder generalmente no coactivo sobre otras personas de la organización. Liderazgo no es sinónimo de management o dirección. El management abarca a las cinco funciones de gestión que son planificar, organizar, dotar de personal, dirigir y controlar. El liderazgo, por su parte, es sólo un componente de la función de dirigir aunque, eso sí, un componente de importancia vital. El liderazgo es aquel rasgo del management que hace que el directivo que lo posee pueda persuadir a los demás a buscar y perseguir con entusiasmo determinados objetivos. El influjo del prestigio profesional proviene de las aptitudes especiales y conocimiento general del directivo. Estas cualidades ganan el respeto y la cooperación de iguales y subordinados. Esta forma de poder del liderazgo puede ser adquirida y desarrollada. El influjo del don de gentes es ya menos fácil de identificar. Se asienta en un conjunto de cualidades personales latentes en apariencia, pero capaces de atraer a aquellos seguidores que las admiran y desean sentir su influencia. Esta clase de poder de liderazgo -llamado también «carisma»- es más bien de naturaleza innata, por lo que es difícil que pueda aprenderse y desarrollarse. 

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