1) Tómeselo con calma
Para aquellos que no están preparados, disponer de una gran cantidad de tiempo libre puede ser la causa de muchas ansiedades. Cuando llegue el momento de retirarse deberá haber aprendido a amar el ocio. Estos son algunos de los problemas comunes que la gente tiene con su tiempo de ocio: aburrimiento con uno mismo y con los demás; falta de satisfacción real a partir de las actividades de ocio; todos arreglados y ningún sitio al que ir; todos arreglados, algún sitio adonde ir, pero nadie con quien ir; roce con la pareja a medida que aumenta el tiempo de convivencia; no hay suficientes cosas que hacer; dificultad para decidir lo que hacer; asumir el papel de un hombre modesto pero con gustos de millonario; asumir el papel de millonario pero con la conciencia de pobreza de un hombre modesto; sentimiento de culpa por pasárselo bien, etc. La diferencia entre el éxito y el fracaso en cualquier situación es muy poca. Sea cual sea su edad, sexo, profesión e ingresos, puede disfrutar de los muchos placeres de no trabajar.
Todos tenemos la capacidad necesaria para hacer de la vida un éxito; la clave está en reconocer nuestros propios La otra cara de la moneda es mucho más positiva. Cuando esté preparado para disfrutar al máximo de su tiempo de ocio, conseguirá algunos de estos beneficios: una calidad de vida superior; crecimiento personal; mejor salud; mayor autoestima; menos estrés y un estilo de vida más relajado; satisfacción a partir de actividades desafiantes; excitación y aventura; si está trabajando, un estilo de vida más saludable, etc. Para propiciar una evolución en nuestro pensamiento debemos empezar pensando en un cambio. Al desafiar nuestro pensamiento preparamos el camino para la llegada de nuevas perspectivas y nuevos valores. El hecho de desafiar nuestros pensamientos acerca del trabajo y de sus beneficios nos ayuda a desarrollar una actitud saludable sobre el ocio. El mundo se transforma hoy a un ritmo sin precedentes. Para afrontar el cambio con efectividad debe estar seguro de que sus opiniones, ideología y principios no están grabados en una losa. Aprenda a modificar las viejas ideas. Adopte nuevos valores y nuevas conductas para ver si funcionan o no. Su capacidad para disfrutar del maravilloso mundo del ocio vendrá determinada por la resistencia que haya mostrado a que las principales fuerzas sociales le laven el cerebro. Todas las sociedades intentan imponer una conducta moral y unos determinados valores a sus miembros. Esta conducta moral y estos valores suelen ir en detrimento de muchos individuos y de la sociedad en general. Los individuos inteligentes no se dejan influir por los deseos de la sociedad si ven que aquello en lo que la sociedad cree es sospechoso. Estas son las personas que abonan el terreno para que progresivamente la sociedad mejore. Las sociedades futuras pueden considerar las actuales ideologías relativas al trabajo y al ocio como primitivas, del mismo modo que nosotros consideramos primitiva la idea de que el mundo es plano.
2) La moral de los esclavos
Para los primeros griegos, el tiempo de ocio era el más productivo. Uno podía emplearlo para pensar, aprender y desarrollar su personalidad. A pesar de que los campesinos europeos de la Edad Media eran pobres y estaban oprimidos, no trabajaban muchas horas. Después apareció la ética laboral protestante, que arruinó este modo de pensar y convirtió el trabajo en actividad productiva. El ocio debía ser utilizado para permitir descansar a los individuos, a fin de que fueran más efectivos en su ámbito laboral. Ahora esta forma de pensar se apoya en la culpabilidad para ser más efectiva. La culpa -en sentido perverso- anula el placer. Para alguna gente, el sentimiento de culpa aflora incluso cuando están de vacaciones, y vuelven al trabajo habiendo desarrollado unas emociones negativas. Hay que considerar también que para satisfacer sus propios intereses, las corporaciones han fomentado y promovido la adicción al trabajo. Bajo el pretexto de calidad y excelencia, la ética laboral de la corporación sitúa a ésta por encima de todo lo demás. Este es el estilo de vida actual: la mayoría considera el trabajo con tanto respeto que se vanagloria del número de horas que trabaja. Incluso si la tarea es rutinaria y pesada, y además no se compensa económicamente las horas extraordinarias, estas personas no pueden resistir fanfarronear sobre lo muy duro que trabajan. Se han convertido en mártires, renunciando a la oportunidad de desarrollar su personalidad a cambio del privilegio de ser esclavos, favoreciendo antes a la empresa que a ellos mismos. El trabajo se ha convertido en el único principio organizativo y forma de expresión. Para muchos, el ocio representa pérdida de tiempo y holgazanería. Sin trabajo, muestran una alteración de sus personalidades y una pérdida de su autoestima. Continuar con un trabajo que no le gusta por cuestión de supervivencia es lógico y racional. Seguir con un trabajo que no le gusta cuando está en una buena situación financiera y no necesita trabajar, es irracional. Mucha gente cree que trabajar es un principio moral. No se han parado a pensar que creer que el trabajo es una virtud puede hacer mucho daño. A pesar de que el trabajo es necesario para nuestra supervivencia, no contribuye tanto al bienestar del individuo. Aunque cierta cantidad de trabajo nos va bien, no debemos pensar que trabajar el doble es el doble de bueno para nosotros. Llega un momento que las cosas van de mal en peor. Tras el punto de inflexión, alcanzamos lo que yo denomino la Ley de los resultados decrecientes. Toda hora extra después de este nivel irá en perjuicio del disfrute de la vida en general. La adicción al trabajo se justifica por nuestra adicción a tener más y más cosas, la mayoría de las cuáles no necesitamos. Un mundo interior de crecimiento personal que reemplace al mundo externo de crecimiento material, contribuirá a conseguir una mayor satisfacción y bienestar.
3) Hacia un nuevo estilo de vida
Introducir objetivos materiales más modestos haría mucho bien a nuestro medio ambiente y nos daría la oportunidad de disfrutar de un nuevo estilo de vida con más tiempo de ocio. El verdadero éxito no se debería medir por lo que tenemos o por lo que hacemos para vivir. Nuestra verdadera esencia es de un orden superior. A fin de cuentas, las únicas cosas importantes se refieren a lo que aprendemos, lo que nos reímos y divertimos, y el amor que manifestamos por lo que nos rodea. Esta es la verdadera esencia de la vida. Su empleo no debería ser lo que usted es. Lo que usted es debería ser su esencia: su carácter y su individualidad. Para ser un trabajador de gran efectividad, diviértase más. La mayoría de los adictos al trabajo son virtualmente incompetentes. Su obsesión les produce úlceras, problemas de espalda, insomnio, depresión, infartos y muchos casos de muerte prematura. El estrés destroza las familias y la vida social de los individuos. Para los trabajadores efectivos, el éxito en la vida no se consigue en la oficina, sino con un estilo de vida equilibrado. El día que usted se levante disponiendo de una gran cantidad de tiempo libre va a pasar el examen del verdadero conocimiento de su propio yo. Algunas personas han sido educadas tan rígidamente con valores puritanos que encuentran dificil, desagradable y deprimente estar sin trabajar. Carecen de individualidad. Están admitiendo que sus personalidades son extremadamente superficiales y los fundamentos de su existencia están orientados totalmente hacia el exterior. Tendrá que cambiar la percepción de usted mismo si se considera improductivo sin un trabajo. Se puede ver como un ganador porque tiene el privilegio de tener tanto tiempo libre para dedicarse a la finalidad productiva de su propio desarrollo. Algunos jubilados ven que su retiro es mejor de lo que pensaban. Hay varios factores que contribuyen a esa adaptación: luchar por objetivos factibles, aprender a apreciar lo que se tiene y confiar en que uno puede superar los problemas que surjan.
4) Me aburro a mí mismo
El aburrimiento es la raíz de muchos desórdenes psicológicos y problemas fisicos. Procurar que su vida o la vida de los demás sea diferente es una manera segura de eliminar el aburrimiento. Empiece por ser diferente. Haga algo fuera de lo común. Tendrá que tener mucho valor pues le criticarán y le mirarán mal por haber tenido el coraje de destacar entre la multitud. Si tiene una actitud sana, podrá ignorar las críticas o considerarlas como totalmente irrelevantes. Para conseguir su propósito necesita estar motivado. El deseo de comodidad y la tendencia a evitar el riesgo se suelen traducir en falta de motivación o en inactividad total. Elimine sus pensamientos negativos. Descubra razones positivas para actuar. Cuanto mayor sea su nivel de autoestima, más motivado estará para salir y para conseguir lo que desea. Definimos nuestros deseos y éxitos personales según las expectativas de los demás. Los estándares sociales han pasado a ser más importantes que nuestras propias necesidades. Reflexione y descubra sus verdaderas necesidades y deje de preocuparse por cómo se van a desarrollar los acontecimientos. Demasiados factores que se escapan a nuestro control destruirán los mejores planes. Sea espontáneo. La espontaneidad es, esencialmente, sinónimo de estilo de vida creativo. Intente hacer cada día algo que no haya planeado. En el momento, de repente, elija y haga algo nuevo y excitante. Vivir el momento significa que obtenemos más satisfacción y disfrutamos más de nuestros esfuerzos que de la propia consecución del objetivo. Cuando el principal objetivo se convierte en el proceso, la vida se transforma. Si quiere tener un feliz viaje, aprenda a cultivar el aprecio por lo que le rodea. No dé las cosas por supuestas, la vida se le escapará. En realidad, usted es el momento.
Con el paso del tiempo, nuestra condición física se deteriorará gradualmente, aunque nos esforcemos mucho por estar en forma. Sin embargo, nuestras mentes pueden seguir creciendo y estar cada vez en mejor forma a medida que avanza el tiempo. El crecimiento personal continuado nos ayuda a desarrollar una vida más plena debido a que con los años se gana en sabiduría y en riqueza. Cultivar su vida interior y atender a su subconsciente le permitirá tener una fuerza y una confianza que no se pueden obtener en el mundo exterior. La pérdida de contacto con uno mismo se puede traducir en un estado mental de desesperación y depresión en la edad madura. El desarrollo interno puede ser misterioso, pero le hará ser mucho más creativo y dinámico. El ocio proporciona oportunidades ilimitadas para el crecimiento y la satisfacción personales. No hay motivo para sentirse aburrido si se está comprometido con la propia felicidad. Deje que sus intereses sean lo más variados posible; la variedad en la vida hace que el esfuerzo para experimentarla bien valga la pena. La rutina y la necesidad de seguridad pueden atraparle en una vida de indiferencia y aburrimiento. Intente buscar deliberadamente nuevos intereses. Simplicidad. Recuerde que el placer intenso se obtiene de cosas muy sencillas. Recuerde también que la actitud es el elemento más importante. Nadie en su lugar puede producir la alegría, el entusiasmo o la motivación para vivir su vida plenamente. El ocio es un tesoro que se debe apreciar y cultivar en todas las etapas de la vida. Los momentos más preciosos que experimentará serán aquellos que procedan del placer de no trabajar. “Sólo se vive una vez. Pero si se vive bien, una vez es suficiente”.
6) Razones para odiar el trabajo
Leer esta lista de vez en cuando le debería permitir ver las cosas desde la perspectiva adecuada y llevar una sonrisa a sus labios si usted no está trabajando. Si está trabajando, cualquier sonrisa que se le escape probablemente desaparecerá rápidamente.
— Una carga de trabajo excesiva como consecuencia de la reestructuración de la organización.
— Estar confinado en la oficina cuando fuera luce el sol.
— No hay posibilidad de prosperar por lo menos en 15 años porque los baby boomers que ocupan los cargos más importantes no van a cambiar de trabajo.
— Tener que trabajar con gente mal preparada e incompetente que debería haber sido despedida hace diez años.
— Hay una lucha de poder dentro de la compañía que va acompañada de competición, zancadillas y sonrisas empastadas.
— Recibir un sueldo inferior al de alguien mucho menos productivo pero que tiene más antigüedad.
— Perder una o dos horas diarias en el caos del tráfico, desplazándose al lugar de trabajo.
— Estar limitado a una mesa todo el día , actividad anti natural.
— Interrupciones constantes y falta de tiempo para pensar debido a la presión diaria.
— Papeleo, memorandos que no significan nada e informes que nunca se leen.
— Falta de cooperación de otros departamentos.
— Repetición, incluso hasta tres veces, de las órdenes de los superiores.
— Reuniones periódicas de dos o más horas que no llevan a ningún sitio.
— Obligación de trabajar con adictos al trabajo repulsivos que renuncian a sus vacaciones en las mejores épocas del año.
— La organización pide a los empleados que no se tomen todos los días de vacaciones permitidos por la ley porque hay exceso de trabajo.
— Los supervisores se llevan los honores por el trabajo y por las ideas de los demás.
— Falta de un buen parking para los empleados.
— Burocracia, cinta roja, reglas estúpidas, procedimientos ilógicos, y personas desmotivadas especializadas en inactividad dinámica.
— Discriminación debida a lugar de nacimiento, raza, sexo, rasgos físicos o al estado civil.
— Las organizaciones que se precian de ser innovadoras pero que no apoyan a las personas innovadoras.
— Oficinas con aire acondicionado que sólo funciona en invierno.
— Falta de reconocimiento o apreciación de la excelencia en el desempeño del trabajo.
— La obligación de trabajar junto a hombres y mujeres que siempre dicen “sí, señor” y que se prostituyen por aumentos de sueldo y promociones.
— Ejecutivos pagados en exceso.
— La obligación de permanecer toda la jornada laboral en el despacho, aunque sea el doble de productivo que otra persona.
Cuando para la mayoría de la gente el trabajo significaba una labor manual, uno no tenía necesidad de preocuparse por la segunda mitad de su vida. Uno sencillamente seguía haciendo lo que siempre había hecho. Y si se tenía la suerte de sobrevivir a 40 años de duro trabajo en el molino o en el ferrocarril, lo mejor que podía suceder era no tener que hacer más nada en lo que quedara de vida. Hoy en día, sin embargo, la mayor parte del trabajo requiere conocimientos específicos, y quienes trabajan con dichos conocimientos no están “acabados” luego de 40 años de labor; están, simplemente, aburridos. Mucho se ha hablado acerca de la crisis de los ejecutivos en la mitad de su vida. En su mayoría se trata de aburrimiento. A los 45, la mayoría de los ejecutivos han alcanzado la cumbre de sus carreras empresarias, y lo saben. Tras hacer más o menos el mismo trabajo durante 20 años, son sumamente eficientes. Pero no están aprendiendo ni contribuyendo ni encontrando desafíos o satisfacción en el trabajo. Sin embargo, lo más probable es que enfrenten otros 20 o quizá 25 años de trabajo. Es por eso que el automanagement lleva cada vez más a que uno comience una segunda carrera. Existen tres formas de desarrollar una segunda carrera profesional. La primera es, de hecho, empezar una. A menudo esto sólo significa desplazarse de un tipo de organización a otra: por ejemplo, un contralor de división de una gran corporación que pasa a desempeñarse como contralor en un hospital mediano. Pero hay cada vez más gente que cambia totalmente de especialidad: por ejemplo, el ejecutivo empresario o funcionario gubernamental que ingresa en un ministerio a los 45; o el gerente de segunda línea que abandona la vida corporativa luego de 20 años para estudiar derecho y convertirse en abogado en un pueblo pequeño. Lo más usual es que sean las personas que han logrado un cierto éxito en su primer trabajo las que se dedican a una segunda carrera. Estas personas cuentan con buenas habilidades, y saben trabajar. Necesitan a la comunidad –su casa está vacía, los chicos se han ido– y también necesitan un ingreso. Pero, por sobre todas las cosas, necesitan un desafío.
La segunda forma de prepararse para la segunda mitad de su vida es estableciendo una carrera paralela. Muchas personas que tienen mucho éxito en lo que es su primera carrera profesional se quedan en el trabajo que han estado haciendo, ya sea con tiempo completo o parcial o como asesores. Pero se crean además un trabajo paralelo, por lo general en una organización sin fines de lucro, que les lleva otras diez horas semanales de trabajo. Por ejemplo, pueden hacerse cargo de la administración de su iglesia, o de la presidencia del Consejo Local de Niñas Exploradoras. Pueden dirigir el Centro de Mujeres Golpeadas, trabajar en la Biblioteca Pública Infantil, integrar el Consejo Escolar, etcétera. Por último están los emprendedores sociales. Son, generalmente, gente que ha tenido mucho éxito en lo que fuera su primera carrera. Aman su trabajo, pero éste ya no les plantea desafíos. En muchos casos siguen haciendo lo mismo que venían haciendo, pero le dedican cada vez menos tiempo. También empiezan otra actividad, por lo general sin fines de lucro. La gente que administra la segunda mitad de su vida puede ser siempre una minoría. La mayoría suele “jubilarse en el trabajo” y contar los años que faltan para su verdadero retiro. Pero es esa minoría, la de los hombres y mujeres que contemplan una larga expectativa de vida laboral como una oportunidad tanto para ellos como para la sociedad, la que habrá de producir líderes y modelos.
Existe un requisito previo para administrar la segunda mitad de su vida: debe usted empezar mucho antes de entrar en ella. Cuando hace 30 años empezó a ser evidente que se estaban alargando muy rápido las expectativas de vida laboral útil, muchos observadores (entre los cuales me incluyo) consideraron que cada vez más personas jubiladas se volverían voluntarias para instituciones sin fines de lucro. Esto no ocurrió. Si uno no empezó a ser voluntario antes o alrededor de los 40, no lo hará después de los 60. Del mismo modo, todos los emprendedores sociales que conozco empezaron a trabajar en su segundo emprendimiento mucho antes de haber alcanzado la cima en su actividad original. Considere el ejemplo de un exitoso abogado, asesor legal de una gran corporación, que inició el emprendimiento de establecer escuelas modelo en el estado en que vivía. Empezó a ofrecer asesoramiento legal voluntario en las escuelas cuando tenía alrededor de 35 años. A los 40 formó parte del consejo escolar. A los 50, cuando había amasado una fortuna, inició su propio emprendimiento para construir y dirigir escuelas modelo. No obstante esto, sigue trabajando casi tiempo completo como asesor principal en la empresa que ayudó a fundar cuando era un joven abogado. Existe otra razón para desarrollar un segundo interés importante, y desarrollarlo en forma temprana. Nadie puede pretender vivir demasiado tiempo sin sufrir algún revés serio en su vida o su trabajo. Está el ingeniero eficiente a quien no consideran para un ascenso a los 45. Está el competente profesor universitario que se da cuenta a los 42 años de que nunca obtendrá una cátedra en una universidad grande, aun si reúne las condiciones para ello. Existen las tragedias familiares: uno puede perder un hijo o ver su matrimonio destruido. En tales circunstancias, un segundo interés importante –no tan solo un hobby– puede ser fundamental. Es posible que el ingeniero considere, en este momento, que no ha tenido demasiado éxito en su trabajo. Pero en esta nueva actividad –por ejemplo, como tesorero de la iglesia– realmente triunfa. Uno puede ver que su familia se destruye, pero en la otra actividad sigue existiendo la comunidad. En una sociedad en la que el éxito ha adquirido tanta importancia, cada vez será más necesario contar con opciones. Históricamente, al éxito no se lo conocía. La gran mayoría de la gente no esperaba nada que no fuera permanecer en su “propio lote”, como rezaba una antigua plegaria inglesa. La única movilidad que existía era hacia abajo. Sin embargo, en una sociedad basada en los conocimientos, pretendemos que todo el mundo tenga éxito. Esto constituye, claramente, una imposibilidad. Para una gran cantidad de gente existe, a lo sumo, una ausencia de fracaso. Siempre que existe éxito tiene que haber algún fracaso. Y es entonces sumamente importante, tanto para un individuo como para su familia, que pueda contar con un área en la que pueda contribuir, establecer una diferencia, y ser alguien. Significa encontrar una segunda área –ya sea a través de una segunda carrera, una carrera paralela o un emprendimiento social– que ofrezca la oportunidad de ser líder, de ser respetado, de ser un éxito.
¿Vives para trabajar o trabajas para vivir?:
EL PLACER DE NO TRABAJAR. Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas
No hay comentarios:
Publicar un comentario